Síntesis del capítulo, Yeshaiahu 59

Síntesis del capítulo, Yeshaiahu 59

 

El capítulo está compuesto de tres pasajes que exhiben un proceso: conceptos de reproche que derivan en una lamentación y confesión del pueblo y finalmente una profecía de salvación

Reprimenda (versículos 1-8)

El profeta comienza la profecía con una declaración de que “no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni es sordo Su oído para oír” (versículo 1) y la razón por la cual la salvación se demora son los pecados del pueblo “sino que vuestras iniquidades separan entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han ocultado de vosotros (Su) rostro, de modo que Él no (os) oiga” (versículo2). En esta fase el profeta detalla los pecados del pueblo, especialmente los pecados del hombre para con su prójimos. El profeta sintetiza la lista de los pecados con una expresión generalizada: “No conocen el camino de la paz, ni hay derecho en sus pasos; han hecho para sí senderos torcidos; cualquiera que anduviere en ellos no conocerá la paz” (versículo 8).

Lamentación y confesión (versículos 9-15)

En este fragmento son citados los conceptos del pueblo. En sus palabras manifiestan lamentación (tal vez se quejan) por su situación ahora “Palpamos la pared como ciegos, y andamos tanteando como los que no tienen ojos; tropezamos al mediodía como en el crepúsculo, estamos en obscuridades como los (ya) muertos” (versículo 10). Como consecuencia de las palabras del profeta, ellos se confiesan por sus pecados “Porque se han multiplicado nuestras transgresiones delante de Ti, y nuestros pecados testifican contra nosotros; porque nuestras transgresiones están con nosotros, y en cuanto a nuestras iniquidades, las conocemos” (versículo 12).

Salvación (versículos 16-21)

Después de la confesión del pueblo-Dios se involucre y sale a salvar al pueblo “Vio (también) que no había hombre, y se asombró que no hubiera quien se pusiese de por medio... Y se vistió de justicia, como de una coraza, y se puso yelmo de salvación sobre Su cabeza; se vistió también de ropas de venganza como de vestidura, y se cubrió de celo como de un manto” (versículos 16-17). Una vez que Dios venga a salvar a Israel, el pacto no será anulado, y será Eterno: “Y el Redentor vendrá a Tzión, y a los que se vuelven de la transgresión en Iaacov, dice el Señor. "Y en cuanto a Mí, éste será Mi pacto con ellos," dice el Señor: "Mi espíritu que está sobre ti, y Mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente, ni de la boca de la simiente de tu simiente, dice el Señor, desde ahora en adelante y para siempre”. (versículos 20-21).

 

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