Simplemente envidia y malestar por el éxito del otro

Simplemente envidia y malestar por el éxito del otro

Balak ve al pueblo de Israel y se siente sumamente presionado, a tal punto que solicita contratar los servicios de Bilam para que maldiga al pueblo de Israel. ¿Por qué Balak actuó de esa forma si el pueblo de Israel ni siquiera representaba una amenaza para él?

Nuestro capítulo comienza con el versículo “Se trasladaron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, allende el Iardén a la altura de Ierijó” (Versículo 1). La situación es que los hijos de Israel se hallan en el umbral de la tierra al norte de la tierra de Moab. Esto, tras haber circunvalado toda la tierra de Edom, la tierra de Moab y hasta alcanzaron a combatir contra los reinos de Sijón y de Og y conquistar sus tierras.

En estos momentos, ellos no tienen intención alguna de conquistar Moab ya que han sido persuadidos al respecto, como lo testimonia Moshé en el libro Devarim, capítulo 2, versículo 9: “Me dijo El Señor a mí: no hostigues a Moab y no te envuelvas en lucha con ellos”. Ellos aguardan por una señal, de acuerdo a la cual, habrán de ingresar a la tan anhelada tierra de Kenaan.

Pues entonces, ¿por qué es que teme el rey de Moab? ¿Si ya ha visto que han pasado por el borde de su tierra en el desierto de Moab y no le han causado daño alguno? ¿Por qué los está acosando? ¿Por qué los ve como un enemigo a punto de destruir toda la tierra y cubrir toda la vista de la misma? (Versículo 5)

Parece que el único motivo para ello es la “envidia de Balak por el éxito del otro”. Balak, el rey de Moab perdió partes importantes de su tierra en la guerra librada contra Sijón (Bamidbar capítulo 21, versículos 26-29) y los mismos pasaron al dominio de Israel cuando lucharon contra Sijón. Ahora, él ve el éxito de ellos y siente envidia. La Torá nos indica también que éste era un rasgo psíquico del rey y de su pueblo, y por consiguiente fue prohibida la conversión al judaísmo de miembros de ese pueblo: “No podrá formar parte el Amoní y el Moabí, de la congregación del Señor …por causa que no se adelantaron hacia ustedes con el agua y con el pan…y porque asalarió contra ti a Bilam hijo de Beor, de Petor Aram Naharaim para maldecirte” (Devarim, capítulo 23, versículos 4-5)

A través de este episodio, la Torá nos enseña cuán importante es cuidarnos de la envidia y de sentir malestar por el éxito de otros, ya que dichos sentimientos sacan a la persona del mundo.

 

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