¿Cuál es, entonces, la problemática y la duda de Amnón? Si efectivamente él ama a Tamar, como lo manifestara, no debe dudarlo tanto. Puede casarse con ella.
La pregunta clave es acerca del estatus personal de Tamar: Si, como lo dijera, ella puede formar un vínculo con Amnón, “Ahora pues, te ruego que hables al rey, que él no me negará a ti” (versículo 13). Es decir, Tamar no es su hermana, ya que es hija de una mujer bella (Sanhedrín 21a; o tal vez es hija de Maajá, de un matrimonio anterior y solo creció en la casa de David), y no está relacionada con David. Es así como se puede precisar, destacando su linaje procedente de Abshalom y no de David: “Abshalom, hijo de David, tenía una hermana muy hermosa que se llamaba Tamar” (versículo 1), y nuevamente “Estoy enamorado de Tamar, hermana de Abshalom, mi hermano” (versículo 4). Quiere decir, que no es hermana de Amnón, sino hermana de Abshalom, solamente por parte de su madre.
¿Cuál es, entonces, la problemática y la duda de Amnón? Si efectivamente él ama a Tamar, como lo manifestara, no debe dudarlo tanto. Puede casarse con ella.
Significa que desde un inicio, el amor de Amnón no es amor. No la desea como esposa, de un modo honesto, sino tan solo para satisfacer su deseo. En el sentido de “Las aguas hurtadas son dulces” (Mishlei, Proverbios, capítulo 9, versículo 17). Aquí no hay amor, es sólo instinto y estimulación. En su rol de hijo primogénito de David, Amnón es considerado el heredero de la corona, y actúa con los demás de un modo despectivo. Por ende, está dispuesto a avasallar a Tamar a partir de su deseo. No es de sorprender que un amor de esta clase, tras ser consumado, se transforme en un gran odio.
Este vuelco ha intrigado tanto a nuestros Sabios de Bendita Memoria, al punto que relacionaron a Tamar con una dura venganza contra Amnón (Sanhedrín 21a). Pero ello no es necesario. Hay aquí una descripción conmovedora de las trampas del alma humana. Amnón la odia, porque a través de ella refleja su imagen más horrible, todos sus lados oscuros. La odia porque se odia a sí mismo, tal como se refleja a través de ella y proyecta su odio sobre ella…ella es como si fuera la culpable de su debilidad…
Editado por el equipo del Tanaj, extraído del libro “Oz Melej-Iyunim beSefer Shmuel”, ediciones Midreshet Hagolán.