Un báculo de caña cascada (Un apoyo en el que no se puede confiar)

Un báculo de caña cascada (Un apoyo en el que no se puede confiar)

 

A fin de persuadir a los israelitas y a los judíos de que las superpotencias en las que ellos tienden a confiar son un báculo de caña cascada, se necesita de un profeta que ande tres años desnudo y descalzo por las calles de Ierushalaim.

Cuando una profecía destacando un momento y contexto muy precisos: “En el año que vino el comandante en jefe a Ashdod...” aumenta la tendencia a interpretar la profecía en el contexto del tiempo y el lugar: en la época del rey Jizkiahu, el período posterior a la destrucción del reino de Israel, la conquista de Iehudá en manos de Ashur, y antes de la salvación milagrosa de Ierushalaim, del asedio de Sanjerib.

Pero, como en cualquier otra profecía, es necesario el esclarecimiento de las circunstancias históricas de la profecía, no sólo para comprenderla exactamente en su contexto, sino también, y principalmente, para entender cuáles son las ideas y los mensajes que se consumen durante generaciones y están ocultos en ella.

Una pregunta central que preocupó a los comentaristas en nuestro capítulo es ¿cuál es el sentido del acto simbólico que debe hacer Yeshaiahu?: andar por tres años desnudo y descalzo (versículos 2-3), a fin de reflejar el cautiverio egipcio y el exilio de Kush en manos de Ashur (versículo 4). La pregunta es doble, primero, ¿por qué el profeta debe exponerse a este sufrimiento? Y segundo, ¿cuál es la razón por la cual un profeta de Israel se ve forzado a un acto profético simbólico, destinado, aparentemente, a ser utilizado como profecía de castigo para Egipto y Kush?

Los últimos versículos de la profecía explican su finalidad: aquellos que confiaron en la ayuda de Kush y Egipto, que habrían de salvar a Iehudá del terror de la conquista asiria, “adonde nos habíamos huido por auxilio, para ser librados del rey de Ashur” (versículo 6), se avergonzarán y desmoralizarán, cuando comprendan que también esos dos reinos que se contemplaban como un apoyo estable, en tres años serán enviados al exilio y al cautiverio, desnudos, descalzos y con las nalgas descubiertas (versículo 4).

La misión del profeta es convencer al pueblo de Israel de que no debe confiar en alianzas con países extranjeros, incluso si los mismos están colmados de poder económico, militar y politico, ya que ellos pueden llegar a caer y será un fracaso y una caída. No tenemos en quién confiar, sino solamente en nuestro Padre Celestial y en un liderazgo correcto del propio pueblo de Israel.

Es así, que la profecía de Yeshaiahu se transforma en una profecía para generaciones. ¿Qué podemos esperar de Egipto y de Kush? ¿Qué podemos esperar de Rusia y de Estados Unidos? A fin de persuadir a los israelitas y a los judíos de que las superpotencias en las que ellos tienden a confiar son un báculo de caña cascada, se necesita de un profeta que ande tres años desnudo y descalzo por las calles de Ierushalaim, para ilustrar hasta qué punto las superpotencias pueden llegar a revelarse como un báculo de caña cascada, es decir, un apoyo en el que no se puede confiar. En la época en la que no hay profecía en Israel, debemos leer la profecía de Yeshaiahu, como si nos aconteciera ahora a nosotros, del modo más concreto, a fin de internalizar, que debemos desviar nuestra mirada (versículos 5-6) del apoyo exterior al mejoramiento interno.

 

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