Las secciones de las ciudades de refugio y las ciudades de los Leviim vinieron a enseñar sobre la regla y quitan a la sección de las heredades de la reducción tribal particular. El público es demandado a consagrar de su parte en beneficio de los servidores del servicio sagrado, y a diferencia, en pro de asesinos que fueron marginados de la sociedad. De ese modo se agudiza la idea de que el lugar del hombre en el mundo se estabiliza a la luz de su actitud hacia Dios.
Al final de la distribución de la tierra y las heredades a las tribus figuran las secciones de las ciudades de refugio y las ciudades de los Leviim cuya temática es inversa-dichas ciudades no fueron divididas entre las tribus sino que fueron destinadas para las necesidades de todo Israel. La consagración de esas ciudades para las necesidades generales extrae a toda la sección de las heredades de la contracción tribal particular hacia un ámbito público y le otorga un sentido valorativo y espiritual.
Este contenido espiritual fue manifestado por el pueblo con su compromiso hacia los dos sectores polarizados que se hallan fuera de la corriente central de la sociedad. El público tiene la demanda de consagrar de su parte ciudades para los Cohanim (Sacerdotes) y los Leviim, que fueron apartados de la vida regular y de las aspiraciones materiales a fin de abocarse al servicio sagrado y dedicarse íntegramente a la Torá y al asentamiento de Israel “Habrán de enseñar Tus leyes a Iaacov, y Tu Torá a Israel. Ellos pondrán incienso ante Ti y holocausto sobre Tu altar” (Devarim capítulo 33, versículo 10). Por otra parte, el público se comprometió a encontrar un refugio y consagrar ciudades para los homicidas que fueron marginados de la sociedad.
Todo ello tiene un sentido profundo: las tribus no lograron sus heredades en forma natural, su sitio fue fijado por un sorteo divino, que indica que el lugar del hombre en el mundo es establecido por Dios. Dios es el lugar, Él es el sitio del mundo, y el lugar del hombre en el mundo se estabilizará acorde a su actitud hacia Dios.
Los Leviim no tienen lugar, su sitio se halla en el servicio de la divinidad “Dios de Israel es su heredad” (Yehoshua capítulo 13, versículo 33). Asimismo, las ciudades de refugio fueron establecidas para el homicida que perdió su lugar en el mundo a partir de su pecado y transita por el mundo como errante. El homicida involuntario goza de una inmunidad Divina y desde el cielo se le concedió un sitio en la ciudad de refugio.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, del libro “Oz Vaanavá-Iunim beYehoshua veShoftim”, ediciones Midreshet Hagolán”.