Un poco de sionismo, por favor

Un poco de sionismo, por favor

¿Cuál es el gran problema de calumniar a la Tierra, después de todo, no es ella un ser humano que podría ofenderse por eso? ¿Y qué pasa con los argumentos racionales sobre quedarse en el extranjero? 

Parece que la Torá nos enseña un principio básico en el comportamiento. Se puede discutir, se puede criticar; pero está prohibido difamar. La tierra no se habrá de ofender porque nosotros la critiquemos, pero todos nosotros nos veremos afectados por sacar ese mal hacia afuera. El aire que respiramos se contamina  con el aire de la difamación y la contaminación verbal.

Es posible que el texto bíblico nos enseña también una idea difícil de digerir: desde nuestros albores como pueblo hubo personas que despreciaron la tierra y buscaron por todas las vías la forma de desconectarse de ella. En algunas ocasiones, se trataba de fundamentos de seguridad y en otras se basaron en argumentos ideológicos de diversa índole. Están aquellos que argumentaron que debemos fusionarnos con los pueblos, otros solicitaron establecer que es imposible ingresar a la tierra debido a la dificultad de cumplir en ella los preceptos, y así sucesivamente. Los diversos argumentos difieren entre sí, pero el común denominador es el resultado final: nos quedamos en el exilio.

Rabí Iehudá HaLeví, de los grandes pensadores judíos de la edad media, denominó a este fenómeno como “vergüenza” al decir en su libro “Has hallado mi faceta vergonzosa, rey de Cuzar”. Es una vergüenza orar tres veces al día por el retorno a Ierushalaim y a la par de ello permanecer en España o Polonia o en Estados Unidos.

El capítulo 106 del libro Tehilim, Salmos, que repasa los sucesos de Israel en el desierto, lo sintetiza con estas palabras “También despreciaron la anhelada tierra” (Capítulo 106, versículo 24). Es posible que algunos de los argumentos en contra del ingreso a la tierra tienen cierta lógica; pero al final de cuentas, aquellos que adhieren a la tierra tendrán el mérito de verla y se unirán al pueblo judío a través de las generaciones. Aquellos que la desprecian se quedarán en el desierto.

El movimiento sionista es la continuidad directa de los grandes del pueblo (como el Gaón de Vilna y sus alumnos) cuyo único deseo era volver a conectarse con la tierra.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

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