Ya en la segunda plaga Paró se siente presionado y le pide a Moshé que quite a las ranas de su hogar. La ansiedad de Paró, que emana de la inseguridad, muchas veces lo lleva a actuar de un modo no criterioso, e incluso violento. Un líder con confianza no requiere del uso de la fuerza.
¿Qué tipo de personalidad y qué forma de gobierno representan los faraones? Una cualidad, que es explicada en la Torá y sumamente destacada en el Midrash, es la “ansiedad” : “Ocurrió que por la mañana su espíritu estaba conturbado” (Bereshit capítulo 41, versículo 8). La ansiedad a raíz de los sueños provoca que Paró convoque a los magos, y crea una alta tensión entre sus servidores, hasta que el Jefe de Coperos se acuerda de Iosef, al que había olvidado desde hacía dos años. El temor a los hijos de Israel: “no sea que se acreciente. Y sería que cuando sucediere guerra se sumaría, también él, a nuestros adversarios” (Shemot capítulo 1, versículo 10), ese es el móvil de todas las tramas de Paró contra los hijos de Israel.
La ansiedad frente al peligro y el fracaso genera una conducta agresiva y decisiva, no necesariamente razonable: los ministros y servidores de Paró caminan de puntillas, ya que en cualquier momento él puede encolerizarse con ellos y decapitarlos. El horrendo final del Jefe de panaderos a diferencia de la sorpresiva designación de Iosef como segundo del rey, el agravamiento del yugo sobre los hijos de Israel, la deportación de Moshé de Paró contra la repentina expulsión en medio de la noche, todo ello es indicativo de un rey cuyo comportamiento no es planificado ni equilibrado, sino que es producto de decisiones repentinas ante problemas urgentes, problemas para los cuales el rey no tiene un plan ordenado para resolverlos.
La preocupación de Paró por sí mismo, es la raíz de la ansiedad y la raíz del comportamiento caprichoso. El Paró de la época de Iosef no está realmente interesado en salvar a Egipto de la hambruna, sino en salvar su trono. Esto está explícito cuando Iosef propuso una solución para el problema de la hambruna. Paró estaba dispuesto a entregar toda la tierra de Egipto en manos de Iosef: “Tú habrás de estar a cargo de mi casa y a tu mandato se adherirá todo mi pueblo” (Bereshit capítulo 41, versículo 40), pero a su trono no renuncia: “sólo en el trono seré superior a ti” (Bereshit, capítulo 41, versículo 40).
Nos encontramos frente a una contradicción ridícula: un rey poderoso que exhibe en su accionar un poder ilimitado, que intimida a todo su entorno y compromete a los individuos y a la nación en iniciativas sumamente impactantes, no es más que un hombre egocéntrico, ansioso por su trono y dignidad, que se preocupa permanentemente por perpetuarse a sí mismo. Precisamente porque es realmente inconsciente de sí mismo, no puede exhibir una iniciativa original en beneficio del pueblo al que lidera.
Después de todo, esta es la paradoja del poder: el uso excesivo de la fuerza refleja debilidad, la autoconfianza y la certeza interna permiten justamente no ocultar debilidades y actuar con delicadeza.
Rab Profesor Yehuda Brandes: graduado de Yeshivat “HaKotel” y recibió la ordenación rabínica del Gran Rabinato de Israel. Tiene un Doctorado en Talmud, recibido de la Universidad Hebrea de Jerusalén en 2003. Ha dirigido “Beit Morasha”, el Centro de Estudios Judaicos Avanzados y Liderazgo en Jerusalén, entre 1998 y 2014. Preside Herzog College desde el 2014, fue uno de los fundadores de la “Escuela Maalé de Televisión, Cine y las Artes”.