Una guerra cultural

Una guerra cultural

Amós describe el duro castigo que recibirá Israel. Pero ¿quién le dice a quién,” Cállate”? ¿Y por qué no mencionar el nombre de Dios?

“Y sucederá que si quedaren (de una ciudad) diez hombres en una casa, ellos (también) morirán. Y al muerto le alzará su tío (el cual le habrá de quemar), para sacar de la casa de los huesos; y dirá al postrero, que estará en lo más interior de la casa: "¿Hay acaso contigo otro (cadáver todavía)?" A lo que dirá éste: "No hay más". Luego aquel responderá: ¡Cállate!, porque no hemos de mentar el nombre del Señor” (Versículos 9-10).

Amós describe el duro castigo que habrá de recibir Israel. El sentido general de los versículos es comprensible- la situación será mala, pero los detalles provocan un “dolor de cabeza” a los comentaristas. Pero ¿quién le dice a quién,” Cállate”? ¿Y por qué no mencionar el nombre de Dios? Y eso, después de superar el obstáculo inherente de la palabra “Mesarfo”, “al cual habrá de quemar”.

Las dificultades que surgen en los versículos generan Midrashim creativos. En el Sifrá figura el siguiente relato que integra el versículo al relato. El contexto del relato es el versículo que aparece en el libro Vaikrá, en el marco de las descripciones de los castigos que recibirán los israelitas en el caso de que pecaran.

“Y haré caer vuestros cadáveres junto a los cadáveres de vuestros fetiches” (Vaikrá, capítulo 26, versículo 30)

¿Pero qué hacen los cadáveres junto a los fetiches?

Es que Eliahu, de Bendita Memoria, recorre todos   

Le dijo: “Hijo mío, ¿a qué familia perteneces?

Le dijo: De tal familia

Y le preguntó Eliahu: ¿y cuántos eran?

Y respondió: tres mil

Eliahu volvió a preguntar: ¿Y cuántos han quedado de ustedes?

Y su interlocutor respondió: Yo

Le dijo Eliahu: ¿Quieres expresar algo y vivir?

Respondió: Sí

Le dijo Eliahu: Pronuncia “Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem Ejad”, “Dios es nuestro Dios, Dios es Uno”

De inmediato, gritó y dijo: “¡Cállate!, porque no hemos de mentar el nombre del Señor” (Amós capítulo 6, versículo 10). ¡Mi padre no me enseñó de ese modo!

¿Qué hacía? Tomaba su temor y lo ponía sobre su corazón y lo abrazaba y besaba hasta que su vientre se rasgaba y caía, él y su temor, a tierra.

Por eso se dice "y haré caer vuestros cadáveres junto a los cadáveres de vuestros fetiches” (Vaikrá capítulo 26, versículo 30) (Sifrá Bejukotai 6:4)

"¡Silencio! Pues no hay que mencionar el nombre del Señor" - El Midrash interpreta el versículo como una descripción de una sociedad alienada de Dios hasta el punto de querer erradicar el uso del nombre de Dios. Así, el padre en el relato le enseña a su hijo que de ninguna manera se debe mencionar el “terrible Nombre”, ¡silencio!

He aquí una guerra cultural en toda su intensidad. ¡Ay de aquel que lleve el nombre de Dios en sus labios”.

Cortesía sitio 929.

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