Una profecía para los alumnos de la Casa de Estudio

Una profecía para los alumnos de la Casa de Estudio

La profecía de Yeshaiahu alusiva a Bavel, en la época en la cual aún no era un imperio, plantea interrogantes- ¿cuál es el pecado de Bavel? ¿y cuál es el objetivo de la profecía a corto plazo? La respuesta a los mismos es, que la profecía no estaba dirigida al pueblo de Israel, sino que fue escrita a fin de que sea estudiada en la Casa de Estudios de Yeshaiahu, y son sus alumnos los que habrán de difundirla al público masivo en el momento apropiado.

La profecía alusiva a Bavel es un prototipo de las profecías de los pueblos que llegarán a posteriori. El inicio es duro: “He aquí que viene el día del Señor, con crueldad, con indignación y con ira ardiente, para convertir la tierra en desolación, y para destruir de en medio de ella sus pecadores” (versículo 9). ¿Pero cuáles son sus pecados? ¿Por qué este duro castigo? No olvidemos, que dicha profecía es pronunciada/escrita unos 120 años antes de que Bavel se convirtiera en la dama de los reinos, y por consiguiente, aquel que oyó esta profecía, por cierto, podia levantar una ceja, podría sorprenderse. Otra pregunta que se infiere a partir de esto: las profecías tenían un propósito cercano-mejorar el comportamiento del pueblo, guiarlo por la buena senda y advertirles acerca de los peligros y castigos a los que podrían exponerse, y un propósito lejano-para las próximas generaciones, hasta la actualidad. El propósito lejano fue alcanzado, sin embargo, ¿qué valor tiene el propósito cercano, si la profecía hace referencia a una realidad y a un reino que sólo entrará en vigencia dentro de más de 100 años?

Esta es la solución: al profeta Yeshaiahu se le ordenó constituir una Casa de Estudios en la que se estudiaran sus profecías. Una parte de esas profecías, como la carga a los pueblos o a parte de ellos,no estaban destinadas al público en general, sino para aquellos que comprendían que la envergadura de la profecía  en general y la de la profecía de Yeshaiahu, en particular, no están limitadas en tiempo y espacio. Así como El que entrega la profecía, Dios, el Creador del mundo, no tiene principio ni final, del mismo modo la visión de sus emisarios, los profetas, no se limita al tiempo y espacio. Todos los acontecimientos que se registran en el presente, y aquellos que se producirán en algún momento del futuro, tienen una sola fuente, están planeados con propósitos bien conocidos por su pensador, y se nos esclarecerán a medida que transcurran los años en el incesante curso de la historia. Es por ello que esas profecías fueron escritas en pergaminos/libros y para su lectura y estudio por sus alumnos (los maestros y alumnos o las Casa de Estudio constituidas por el profeta Yeshaiahu) al público en general, en el momento adecuado.

Al momento de publicar esas profecías, las preguntas que formulé anteriormente ya no eran válidas, habían desaparecido. Por consiguiente, esta serie de profecías comienza con un versículo que explica que también esas son las profecías de Yeshaiahu. Tienen la misma validez, y debemos considerarlas como aquellas profecías que Yeshaiahu manifestó públicamente. No es su Casa de Estudios la que las “inventó”, sino que, tanto unas como otras, son palabras vigentes de Dios.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía sitio 929

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