La salvación de Shomrón le llegó al que no era digno de ella y no creía en ella. No se trata de una salvación común y habitual sino que se basa en otro formato, no convencional. Una redención que llega a aquellos que la rechazan no será recta ni agradable y sus caminos serán necesariamente retorcidos y sinuosos.
El texto se esforzó para ampliar la narración de la historia del milagro en el anuncio de los leprosos. De ese modo, se introdujo en el relato un nuevo eslabón, aparentemente innecesario. ¿Qué importancia tiene la naturaleza del que anuncia? ¿Y es que acaso el modo de transmitir el anuncio puede modificar su sentido?aparentemente, no se trata más que de un asunto marginal y técnico. Pero parece que el texto vino a destacar un punto muy importante. La salvación ya ha llegado y existe, mientras que la gente de Shomrón no lo sabe (o no lo quiere saber). Siguieron adelante con sus vidas y planes como antes y la verdad se les reveló lenta y paulatinamente. Son precisamente los leprosos impuros y marginados los que abrieron los ojos del pueblo y dieron la noticia de la salvación.
Los cuatro leprosos marginados del campamento estaban golpeados y amargados, indiferentes y desalentados. Incluso, cuando llegue la redención del pueblo, no tendrán parte en la misma, quedarán apartados y despreciados. Los leprosos se hallaban fuera del campamento no solo en un sentido geográfico, sino también a nivel espiritual, estaban en medio de los campamentos y la guerra no les afectaba. Estaban dispuestos a caer también en el campamento de Aram, siempre y cuando recibieran algunas migajas de vida. Justamente fueron ellos los primeros en contemplar el milagro y reconocerlo. Precisamente en ellos se agita la responsabilidad moral y son ellos los que le anunciaron al pueblo la redención (9).
La salvación de Shomrón le llegó al que no era digno de ella y no creía en ella. No se trata de una salvación común y habitual basada en un sistema de premios y castigos sino que se basa en otro formato, no convencional: “Cuando haya de vindicar Dios a Su pueblo, y por Sus servidores, El se arrepienta; pues habrá de ver que se agota el poder, y que no hay ni cuidado ni fortalecido” (Devarim, capítulo 32, versículo 36). Una redención que llega a aquellos que la rechazan no será recta ni agradable y sus caminos serán necesariamente retorcidos y sinuosos. No es una redención para los vulnerables y sensibles, sino que conlleva multiples dolores y también dificultades espirituales. Los refinados descartarían una existencia tan despreciable (estas afirmaciones bellas y justas que escuchamos de los temerosos e íntegros como de aquellos que están distantes. Una fuerte expresión de esto encontramos en el poema de Rajel, “Día de anuncio”). Pero la redención tiene sentido aún si no se trata de una redención del espíritu sino que es solamente una salvación existencial y del pueblo. La existencia misma del pueblo judío asegura la posibilidad de un perfeccionamiento futuro completo, y es importante en sí misma, incluso si en estos momentos implica defectos y sombras morales.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.