El alma de Yehonatán está desgarrada entre su gran amor por David, y el vínculo y el compromiso con su padre.
Existe una dificultad significativa en la comprensión de la sucesión de hechos descritos en el capítulo anterior y en el inicio de este capítulo. David acaba de escapar de las garras de los enviados de Shaúl, quienes llegaron para detenerlo y eliminarlo, conforme a lo ordenado por Shaúl. ¿Cómo es posible imaginar que él deberá estar sentado junto a Shaúl en la comida festiva de Rosh Jodesh, el inicio de un nuevo mes?
Yehonatán es presentado como aquel que está totalmente sorprendido por la idea de que su padre Shaúl desea eliminar a David, y he aquí que en el capítulo anterior se registró una conversación explícita entre Yehonatán y Shaúl al respecto.
Aparentemente, el texto bíblico deja la problemática de la continuidad entre los dos capítulos de un modo intencional; de manera que el episodio será presenta desde puntos de vista diferentes, sin que necesariamente se de una correlatividad temática. Sólo de esta forma, el lector podrá discernir que no se trata de un episodio relatado desde un punto de vista, sino de un relato abordado desde diferentes puntos de vista. Parece ser, que el objetivo central de la doble descripción es la de presentar la dualidad de la relación de Yonatán con David.
En este capítulo, como en los anteriores, se refleja el amor de Yonatán por David, pero el capítulo propone también el desgarro en el alma de Yonatán, entre su relación con David y su obligación para con su padre, y David está al tanto de dicha complejidad de Yonatán.
La pregunta de David acerca de cómo sabrá la respuesta, y la declaración recurrente de Yonatán, que se la dirá a David y que es impensable otra posibilidad, sólo enfatizan las grietas surgidas en la confianza entre ambos. La necesidad de Yonatán de retractarse, y finalmente incluso agregar un juramento a su promesa, deja en evidencia que percibe cierta falta de confianza por parte de David. Como veremos en la continuidad, en este capítulo Yonatán tiene dificultades para posicionarse de manera determinante y abierta del lado de David y contra su padre, y al final de cuentas, opta por una elección trágica, que lo deja del lado de Shaúl hasta el amargo final. En efecto, cuesta no percibir la dificultad de Yonatán al pronunciar una frase como por ejemplo, “Y que el Señor esté contigo, como ha estado con mi padre “ (13) y por cierto que no se puede juzgar a Yonatán por esta indefinición en las relaciones. El texto bíblico sólo nos pide que estemos atentos al drama que se registra ante nuestros ojos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”