Shaúl hace jurar al pueblo que no habrá de comer y el pueblo lo escucha. Resulta que Shaúl tiene capacidad de liderar al pueblo, pero no lo hace en el lugar indicado y tampoco del modo adecuado.
En las primeras fases de la contienda, Shaúl era pasivo, pero luego del giro que suscita la acción de Iehonatán, Shaúl se pasa al otro extremo y se convierte en hiperactivo: “porque Shaul había juramentado al pueblo diciendo: Maldito sea el hombre que coma pan hasta el anochecer; y me vengaré de mis enemigos. Y nadie del pueblo probó alimento” (Versículo 24).
El objetivo de este juramento era que el pueblo no esté ocupado con la comida sino que aprovechen el momento creado con el pánico de los Pelishtim y su fuga y los golpearan. No obstante, resulta que también en esto Shaúl fracasó.
Al inicio de ese mismo versículo está citado: “Mas los hombres de Israel estaban en gran aprieto aquel día, porque Shaul había juramentado al pueblo...”. Radak vio en esta expresión una apertura de cara al problema que surgirá en la continuidad del relato: “Que está en aprietos, o sea que tenían hambre…”. Conforme a su comentario, ya en esta etapa el texto bíblico presenta un juicio negativo de todo el caso.
También la expresión “Y me vengaré de mis enemigos” resuena un poco, ya que alude al aspecto personal y no al nacional.
El resultado del juramento de Shaúl fue negativo, tal como lo testimonia el texto bíblico en la continuidad: “Y el pueblo estaba muy cansado” (Versículo 31), e incluso Iehonatán, el protagonista de la historia, critica el paso dado por Shaúl: “Si el pueblo comer, hubiese comido hoy libremente del despojo que encontraron de sus enemigos; pues entonces la matanza entre los Pelishtím hubiera sido enorme” (Versículo 30).
Y, por supuesto, el final del relato da cuenta de su inicio. No cabe duda, de que existe un vínculo entre el juramento de Shaúl y el pecado del pueblo: “Entonces el pueblo se lanzó sobre el despojo, y tomó ovejas, bueyes y becerros y los mataron en el suelo; y el pueblo comía con la sangre” (Versículo 32).
Resulta pues, que el texto bíblico critica a Shaúl por su juramento.
Justamente este acto de Shaúl demuestra su capacidad de gobernar al pueblo, si tan solo estuviera interesado en ello realmente. Este juramento y su aplicación al pueblo, revelan retroactivamente, que la falta de capacidad de Shaúl para gobernar al pueblo en el comienzo de la guerra no surgió de un problema vital en su capacidad de gobierno, sino del hecho de que él mismo le temía a los Pelishtim, y por consiguiente se apuró en elevar los sacrificios antes de que llegara Shmuel. En las cosas en las que fue ordenado gobernar al pueblo-no lo hizo, por la falta de una suficiente fe en su capacidad de vencer a los Pelishtim; sólo cuando la victoria sobre los Pelishtim ya estaba asegurada, de repente Shaúl reveló su poder para detener al pueblo.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica Har Etzion