Los celos de Rajel (Versículos 1-2)
Rajel ve que su hermana Leá da a luz hijos, mientras ella es estéril, y tiene celos de su hermana y le dice a Iaacov “Dame hijos pues si no, soy como una mujer muerta” (Versículo 1) Iaacov se enoja al escuchar lo expresado por Rajel y le dice “¿Acaso estoy yo en lugar de Elohim? Él te ha negado el fruto de vientre” (Versículo 2).
Bilá (Versículos 3-8)
Rajel toma la iniciativa y le entrega a Iaacov a su sirvienta Bilá “cohabita con ella y alumbrará sobre mis rodillas y tendré - yo también - un hijo de ella” (Versículo 3). Bilá dio a luz dos niños para Rajel” Dan y Naftalí. Al igual que su hermana, también Rajel denomina a sus hijos con nombres relacionados con su angustia “Me ha hecho justicia Elohim y también ha escuchado mi voz “(Versículo 6); “muchas molestias he causado a Elohim para ser igual a mi hermana!” (Versículo 8).
Zilpá (Versículos 9-13)
Leá percibe que dejó de dar a luz y toma a su sirvienta, Zilpá, y se la entrega a Iaacov. Zilpá da a luz para Leá dos hijos: Gad y Asher. A diferencia de los nombres anteriores, Gad y Asher no tienen relación alguna con la angustia de Leá.
El relato de las mandrágoras y un nuevo alumbramiento de Leá (Versículos 14-21)
Reuvén anduvo “en la época de la siega del trigo” (Versículo 14) y halló mandrágoras y se las trae a su madre. Rajel pide utilizar las mandrágoras y Leá reacciona enojándose “¿Acaso es poco que hayas tú tomado a mi esposo, para tomar también las mandrágoras de mi hijo? (Versículo 15). Leá le entregó las mandrágoras a Rajel a cambio de una noche con Iaacov.
Dios oyó a Leá y vemos en nuestro capítulo que ella dio a luz dos hijos y una hija: Isajar (“Me ha dado Dios mi recompensa”), Zevulún (“Me ha conferido Elohim a mí un presente precioso”) y Diná.
Rajel da a luz (Versículos 22-24)
Dios recordó a Rajel y la oyó y abrió su matriz. El primer niño de Rajel se llamó Iosef, un nombre con doble significado, que contempla el pasado: “Ha recogido Dios mi oprobio” (Versículo 24) y también el futuro “Que Dios me dé a mí otro hijo” (Versículo 24).
El pedido de Iaacov a Labán para abandonar su hogar y el relato del rebaño (Versículos 25-43)
Luego del nacimiento de Iosef, Iaacov le solicitó a Labán dejar su hogar “Déjame ir y partiré hacia mi lugar, a mi país” (Versículo 25). Labán le pide a Iaacov que se quede porque “He sabido (en hebreo “nijashti”, aparentemente este es un vocablo proveniente del acadio nuḫḫušu, cuyo significado es “me he enriquecido”. El significado tradicional que se le otorga: adivinación y brujería) por adivinación que Adonai me ha bendecido por tu causa. Iaacov sólo pide cuidar el rebaño de Labán y le solicita a Labán que “separe de allí todo cordero moteado y con manchas y todo cordero de color oscuro entre los carneros y con manchas y moteado entre las cabras, ésa será mi paga” (Versículo 32). Iaacov, que aparentemente era un pastor calificado logró multiplicar el ganado que le correspondía y al final “se expandió el hombre mucho, mucho” (Versículo 43).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj