Versículo 1: Malvim explica que, al ser que David había considerado que todo quedó cubierto y nada había pasado, entonces Dios envía al profeta Natán a David para hacerle saber que, por más que lo haya ocultado a los ojos de los hombres, de todas maneras, no podría ocultar de los ojos de Dios su mal accionar. Dios al enviar al profeta Natán para que amoneste a David, le dice exactamente qué y cómo decirle a David. Los comentaristas ven en esto, una gran lección de educación, la manera de actuar de Dios (y que es para nosotros un deber imitar) es evitar la acusación directa, sino, más bien, dar al individuo la posibilidad que reflexione en lo que hizo, que lo reconozca y se arrepienta y, que, en última instancia es lo que Dios pretende. Vemos que así obró con Adam, no fue a acusarlo directamente, sino que Dios le preguntó si acaso había comido del árbol del bien y del mal, a pesar que Él sabía perfectamente que Adam lo había hecho, no obstante, actuó así para darle la posibilidad de que reconozca su error y se arrepienta. Lo mismo sucedió con Shaul, cuando Dios envió al profeta Shmuel a que lo amoneste por haber dejado con vida al ganado y al rey de Amalek, allí, en Shmuel I 15:14 el profeta dice: ¿Y qué es ese ruido de ovejas en mis oídos y el mugido de bueyes que yo oigo? Así también en esta ocasión, Dios no acusa directamente a David, sino que comienza con esta historia para permitir que David no esté a la defensiva y pueda juzgar aquel acto desde una perspectiva objetiva y llegar a la verdad. En otras palabras, lograr que no haga falta que le digan que se equivocó, sino que se dé cuenta él solo. El profeta relata este suceso como si se tratase de algo que ocurrió en la vida real, y así lo entiende David, esperando que el rey se expida al respecto, pues él era conocido como un juez justo que impartía justicia y equidad en su reino. Daat Mikrá dice que, el versículo utiliza el verbo: envió  que es el mismo que usó David anteriormente cuando dijo en 11:4 David envió mensajeros y la tomó, y en 11:6 Entonces David envió a decir a Yoab: Envíame a Uriá el Jití y también en 11:14 Y aconteció a la mañana siguiente que David escribió una carta a Yoab, y la envió por mano de Uriá luego en 11:18 Yoab envió a informar a David y por último en 11:27 Cuando pasó el luto, David envió a traerla a su casa Todas estas veces que se utilizó el verbo enviar en el capítulo 11 determinan un evento clave en todo aquel suceso.  

Versículo 2: Radak dice que, la simetría entre este relato y los sucesos de David salta a la vista, David es aquel hombre rico que posee muchas mujeres mientras que Uriá, solo disponía de una.  

Versículo 3: Como ella era toda su posesión, la cuidaba con especial cuidado como a uno de los miembros de la casa. De su boca comía, y de su copa bebía, y en su regazo se acostaba. No solo era su propiedad, sino que también se había encariñado con ella.   Metzudat David señala que, si bien la analogía del relato con la realidad es obvia, no obstante, hay varios detalles que no se relacionan con los sucesos de David, por ejemplo, lo que dice en este versículo, pero fueron narrados, para que David no sospeche y darle un tinte más emotivo para que el rey se estremezca y pueda ver la gravedad del hecho que había realizado. Daat Mikrá recalca los verbos que utiliza: Comía, bebía de su copa y dormía son similares a los que utilizó Uriá en 11:11 ¿He de ir yo a mi casa para comer, beber y acostarme con mi mujer?  

Versículo 4: Rashí y Radak citan lo que los sabios dicen acerca de este pasaje en el Talmud tratado Suca pagina 52 b: cuando el mal impulso (o cualquier vicio) le sobreviene a una persona, al principio es como un completo extraño, como un caminante que nada tiene que ver con él, que pasa y se va. Luego cuando aquella persona persiste en ese mal accionar, ese caminante se torna un huésped, que se hospeda con él; y luego pasa a ser su señor que dominar su vida, es por eso que, al final del versículo lo llama: el señor que había venido a él. Don Isaac Abarbanel dice que, esto es realmente lo que le sucedió a David con Bat Sheba, al principio solo fue un impulso momentáneo, luego se transformó en todo un problema que termina enviando a matar a su marido. Continúa Abarbanel diciendo que, el motivo por el cual el profeta Natán no menciona nada acerca de la muerte de Uriá, por dos motivos:

1. Para que David no sospeche que todo ese relato era una analogía de aquel suceso y,
2. Porque la pena para aquel que mata a otro hombre ya fue dicha explícitamente en la Tora en Shemot 21:24.

Natán pretendía que David dé su veredicto sobre el primer caso, y luego, al condenarlo a muerte por robar la cordera de aquel hombre pobre, mucho más grave debería ser la pena para aquel que mandó a matar a otro individuo que no le había hecho nada, al contrario que lo protegía y luchaba por él. Daat Mikrá dice que cuando el profeta dice: caminante, huésped y luego: señor, se refiere a los mismos pasos que transitó David:

1. Primero la vio a Bat Sheba desde lejos, desde la terraza de su palacio.
2. Luego la trajo y la hospedó en su casa por esa noche.
3. Por último, la tomó como su mujer y él fue su señor esposo.

Si bien el profeta, cuando cuenta este relato, no le pide explícitamente a David que dé su opinión, no obstante, Natán cuenta la historia como si tal injusticia ocurrió en una ciudad, y espera que el rey se expida al respecto y juzgue.  

Versículo 5: Maari Kra sostiene que, si bien, acorde a las leyes de la Tora, aquel que roba no es pasible de la pena de muerte, no obstante, en este caso, David, haciendo uso de su autoridad de rey y con la potestad que ese cargo le confiere, decide dar un castigo ejemplar a aquel ruin hombre que, sintió piedad de su ganado y no quiso tomar de él para agasajar a su huésped, no obstante, no fue capaz de apiadarse de la única cordera que tenía el pobre. Malvim dice que, David entendió que el profeta trajo este caso ante el rey y no ante el tribunal rabínico, porque no esperaba una pena común, (que eso podrían hacer los jueces comunes) sino que este individuo merecía un castigo ejemplar por aquel vil acto de injusticia, algo más allá de la justicia común y corriente, y eso solo el rey puede otorgarlo. La manera de reaccionar de David nos demuestra que era un ser sensible y piadoso, no actuó con indiferencia y apatía ante semejante maldad, no pudo soportar tal acto de brutalidad y perversidad, es por eso que no dice simplemente que se enfureció, sino que además recalca que no fue un enojo común, sino que se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre.  

Versículo 6: Metzudat David dice que, tal como la Tora expresa en Shemot 21:37 Si alguno roba un buey o una oveja, y lo mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey y cuatro ovejas por la oveja y al ser que no tuvo compasión, por eso será pasible de la pena de muerte, tal como dijo en el versículo anterior. Malvim sostiene que, a pesar de haberlo condenado a muerte, como dijo en el versículo anterior, no por eso se exime de pagar cuatro veces el animal que robó, tal como lo Tora lo estipula.

Versículo 7: Natán le revela a David que la historia no es una leyenda, sino que, lo describe a él y a sus acciones. En el texto hebreo hay un espacio en blanco en el medio del versículo. Natán le dice: Tú eres aquel hombre luego hay un espacio y continúa: Así dice el Señor Dios de Israel, este espacio en blanco viene a señalar un silencio. Luego de que el profeta le revela a David semejante cosa, que aquel hombre que él mismo consideró un villano y malvado, merecedor de la pena capital, no es ni más ni menos que el mismo David, esto habrá ocasionado una consternación y conmoción emocional muy profunda en el rey, lo que habrá causado un   aturdimiento y confusión en él hasta el punto de dejarlo paralizado. Ante esto, el profeta deja que ese shock emocional que sufrió David vaya decantando lentamente y pueda concientizarse de su verdadera situación ante Dios. Es por eso que guarda silencio, y luego continúa con el mensaje de Dios. Ralbag cita lo que dicen los sabios del Talmud en el tratado de Yoma 22 b: tal como David sentencio, así le ocurrieron a David cuatro desgracias con sus hijos: murió el hijo que había nacido de Bat Sheba, luego morirá Amnon, también Abshalom y Adoniá, que será muerto luego en días de Salomón, además de esto, su hija Tamar, será violada en su propio palacio. De esta forma, tal como dice Daat Mikrá, David emitió su propia condena sin darse cuenta, por lo que hizo con Bat Sheba. 

Versículo 8: Don Isaac Abarbanel dice que, las esposas de un rey solo pueden casarse con otro rey, pues, una vez que fueron elevadas al rango de consorte real, ya no pueden ser desposadas por un hombre común y corriente. Es por eso que, al ser David coronado rey, entonces, tiene a su disposición la posibilidad de desposar a las mujeres del rey anterior. Rashí dice que hace referencia a Mijal, la hija de Shaul, que le fue dada a David como esposa. Como si todo eso fuera poco, al entregarle a todo el pueblo de Israel y Yehudá, también eso le daba la posibilidad de tomar de entre ellos a todas las mujeres que quisiera, tal como había estipulado Shmuel cuando mencionó los derechos del rey en Shmuel I 8:13 Tomará también a vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. Y si aun eso le hubiera sido poco, entonces le hubiera aumentado más, tal vez de otros pueblos. De aquí aprenden los sabios en el tratado de Sanedrín 21a que, al rey de Israel le está permitido desposar hasta un máximo de 18 consortes, pues en Shmuel II capítulo 3 está escrito: A David le nacieron hijos en Hebrón; su primogénito fue Amnón, hijo de Ajinoam de Izreel; el segundo, Quileab, de Abigail, esposa de Nabal de Carmel; el tercero, Abshalón, hijo de Maaja, hija de Talmai, rey de Geshur; el cuarto, Adoniá, hijo de Jaguit; el quinto, Shefatiá, hijo de Abital,  y el sexto, Itream, de Egla, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón Vemos que en total tuvo allí 6 esposas, y aquí el versículo dice: te hubiera añadido tales y tales cosas como éstas está escrito dos veces la palabra tales, es decir, le agregaría dos veces como ya tenía, es decir, tenía 6 esposas y le agregaría otras dos veces ese número, en total: 18.

Versículo 9: Los sabios explican que, cuando dice: has despreciado la palabra del Señor, se refiere a lo que está escrito en los 10 mandamientos: No matarás y No cometerás adulterio. Don Isaac Abarbanel dice que tres delitos Dios le atribuye a David:

1. El haber condenado a muerte a Uriá.
2. El haber tomado a Bat Sheba
3. El haber entregado a Uriá en manos de los hijos de Amón, pues junto con él murieron otros de Israel, además de haber sido eso considerado como una derrota y difamación para el ejército de Israel, el hecho que sus valientes caigan muertos a manos del enemigo.

   

Versículo 10: Nuestros sabios explican que, el adulterio y la prostitución, en la mayoría de los casos, pueden llevar al asesinato. Metzudat David dice que, al ser que David había mandado a matar a Uriá, entonces, en el futuro, varios de sus descendientes, ya sean sus propios hijos o futuras generaciones, perecerán por la espada. No se trata de que sus hijos serán castigados por el error de David, sino que, en situaciones de peligro o traiciones (que acechan a menudo a los reyes o a sus hijos), no dispondrán del mérito suficiente como para salvarse. Así como hoy en día, nosotros imploramos a Dios que, si nuestros méritos no son suficientes, entonces que obre el bien con nosotros por el mérito de nuestros patriarcas. Con su accionar, David había causado que el Nombre de Dios sea profanado a los ojos de los demás, pues el ungido de Dios debería comportarse de una manera ejemplar. Maari Kra, menciona que, entre los hijos de David, tanto Amnon, como Abshalom y Adonia murieron por la espada. Tal como David había condenado a muerte al rico, es por eso que no dejará de haber heridos de espada en su propia casa para siempre, la muerte rondará su casa por todas las generaciones, pues al obrar impulsivamente tomando a Bat Sheba que se consideraba aun esposa de Uriá, sin autocontrolarse ni tener a Dios presente que todo lo ve, de esta manera ha despreciado a Dios. Este será el castigo por haber mandado a matar a Uriá, en el próximo versículo hablará del castigo por haberse acostado con Bat Sheba mientras se consideraba aun esposa de Uriá. Vuelve a repetir aquí que despreció a Dios, porque con cada una de estas dos cosas (ya sea al acostarse con Bat Sheba, como también por haber mandado a matar a Uriá) ha cometido una falta contra Dios, no solo contra los hombres.  

Versículo 11: Daat Mikrá explica que, el motivo por el cual el versículo comienza diciendo: Así dice el Señor, se debe a que esta es la segunda parte de la amonestación del profeta al rey, en donde habla del castigo en forma concreta: la espada no se apartará de su casa (levantaré el mal contra ti), y sus mujeres serán tomadas por otro (aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero), todo esto ocurrirá dentro de su propia casa y familiares (de tu misma casa). Radak y Metzudat David sostienen que, cuando el versículo dice de tu misma casa levantaré el mal contra ti; se refiere a que será un miembro de su propia familia. Cuando dice: tomaré tus mujeres delante de tus ojos hace alusión a que eso ocurrirá con su conocimiento, no será algo oculto, sino que el mismo David lo sabrá, pero no podrá hacer nada por impedirlo. Luego, al decir: las daré a tu compañero se refiere a alguien que ocupará su misma jerarquía, es decir, se autoproclamará rey. Don Isaac Abarbanel dice que esto sucedió en época de Abshalom, hijo de David, y que será relatado más adelante en el capítulo 16 versículo 22 Entonces pusieron una tienda a Abshalom sobre la terraza, y se allegó Abshalom a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel  Con respecto a la pregunta de cómo es posible que Dios haya condenado a que Abshalom se acueste con las mujeres de su padre, a esto responden los comentaristas, citando lo que Rambam dice en Hiljot Teshuva 6:3 y en la introducción al Pirké Avot (Shemoná Perakim) capítulo 5. Allí Rambam explica que cuando Dios dice que en el futuro tal cosa sucederá, por ejemplo, cuando Dios le dice a Abraham que su descendencia serán oprimidos durante 400 años, esto no implica condenar al faraón a que lo haga, sino que Dios dijo que serían esclavizados, pero no dijo que el faraón debía hacerlo, fue ese mismo tirano el que decidió con su libre albedrio esclavizar al pueblo de Israel. Otra alternativa que plantea Rambam allí, es que, en determinadas circunstancias, cuando un individuo, por propia voluntad y en pleno uso de libre albedrio, decide obrar malvadamente en extremo, entonces Dios, como castigo puede quitarle la capacidad de libre albedrio a ese sujeto, para que no pueda arrepentirse y que sea juzgado acorde a su maldad. Cualquiera de estas dos explicaciones puede aplicarse al caso de Abshalom. Con respecto a las mujeres de David que serán tomadas por otro, tampoco esto contradice el libre albedrío ni las condena, pues, al quedarse David sin la providencia Divina que lo proteja, es normal que en las historias palaciegas haya casos de hombres que abusan de las mujeres del rey, ya sea con, o sin el consentimiento de ellas. Es por eso que los reyes solían encerrar y custodiar con eunucos a sus mujeres y concubinas.  

Versículo 12: Metzudat David dice que, si bien David había tratado por todos los medios de ocultar lo que había hecho con Bat Sheba y ocultar toda prueba, hasta el punto de ocasionar la muerte de Uriá, para que no se sepa lo que había hecho, no obstante, el castigo de Dios será en público, no podrá ocultarlo, de esa forma quedará al descubierto su error. Daat Mikrá dice que, de aquí aprendieron los sabios lo que dice en Pirke Avot 4:4 Rabí Yojanán ben Beruká dice: Todo aquel que profana el Nombre Celestial a escondidas, será castigado [por Dios] en público, ya sea que lo hizo a propósito o sin querer. Malvim explica que el motivo por el cual Dios lo reprende en público, y de esa manera quedará al descubierto el accionar equivocado de David, es para que todo el mundo aprenda cómo actuar cuando se comete un error y cómo arrepentirse sinceramente, pues como dijimos antes: (Iejezkel 33:1) Vivo Yo, dijo el Señor, Dios, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos, además, de esa manera, pueden lograr revertir la gravedad del castigo. Don Isaac Abarbanel dice que en realidad Dios quiso hacer público el accionar erróneo de David para que, tal como dijo Malvim, los demás puedan aprender, no obstante, esto no lo hizo inmediatamente sino que esta revelación ocurrió mucho tiempo después, cuando Dios ordenó que fuera escrito en los libros proféticos, de esa manera evitaría que David y el futuro rey Salomón fueran despreciados por el pueblo, así veremos que Abshalom nunca recriminó a David por este hecho, lo que demuestra que no lo sabía, tampoco Adonia cuando quiso reinar en lugar de Salomón, nunca lo acusó de ser hijo de una mujer cuestionada…  

Versículo 13: También en este versículo en el texto hebreo hay un espacio en blanco en el medio del versículo. David reconoce su pecado y luego hay un espacio en blanco antes de que el profeta le responda. Tal como dijimos antes, esto hace alusión a un silencio que se produce luego que David reconoce su error. No es inmediatamente que Natán le dice que Dios lo ha perdonado, sino que hay un silencio y un tiempo. Pudieron ser unos minutos, tal vez, horas o días… Malvim hace notar la gran diferencia en la forma de reaccionar David y Shaul cuando son reprendidos por un profeta, mientras que Shaul siempre trataba de justificarse y negar la acusación, tal como lo hizo cuando Shmuel le reclamó el haber desobedecido el mandamiento de Dios de destruir a Amalek en Shmuel I 15:20, mientras que Shaul insiste que había cumplido fielmente la palabra de Dios, a pesar de que no fue así. David en cambio, inmediatamente reconoce su error y lo asume, sin tratar de buscar excusas o pretextos. Ante esta actitud de David, Dios lo perdona, pues tal como dijo Dios por intermedio del profeta Iejezkel 33:11 Diles: Vivo Yo, dijo el Señor, Dios, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. O lo que dice en Iejezkel 18:27 y 32 Y apartándose el impío de su iniquidad que hizo, y obrando justicia y bondad, hará vivir su alma… Pues Yo no ansío la muerte del que muere, dijo el Señor, Dios, volveos pues, y viviréis. Por ser que David había decretado que debería morir aquel hombre malvado de la analogía que le había planteado Natán, tal vez David pensó que él mismo debería morir, es por eso que el profeta le dice, que, si bien ese había sido su veredicto, no obstante, por ser que, no había negado ni justificado su accionar, sino que, lo reconoció y se había arrepentido profundamente, es por eso que Dios lo perdonará y no morirá. Aquello que Dios había dicho en el versículo 10:  la espada nunca se apartará de tu casa, esa maldición de la espada no se aplicará a él mismo, sino a sus descendientes. Don Isaac Abarbanel dice que, si bien no le fue anulado a David el castigo, no obstante, no será aniquilado ni apartado del trono, sino que logrará escapar y salvarse de la rebelión de su hijo Abshalom, y David retomará el reino por el mérito de su sincero y profundo arrepentimiento. No obstante, el resto de los castigos mencionados en el versículo 11 no serán quitados.

Versículo 14: Don Isaac Abarbanel dice que, a pesar de que en el versículo anterior Dios había aceptado el arrepentimiento de David, y que no sería condenado acorde a la sentencia que él mismo había dicho contra el hombre rico del ejemplo de Natán, no obstante, igualmente varias cosas malas le sucederán por lo que hizo. Metzudat David explica que, con aquel acto que hizo con Bat Sheba, David ocasionó que, muchos individuos perversos e inmorales, utilicen este acto de David para justificar sus libertinajes y desenfrenos escudándose en que, aun David, ungido de Dios, también se permitió acostarse con una mujer que no era la suya. Maari Kra, sostiene algo similar, pero se refiere a que, los enemigos de Dios, dirán en forma sarcástica e irónica: mirad ese pueblo, aquel que ha elegido su Dios como Su ungido, cómo se comporta: por acostarse con una mujer, manda a matar a su marido para quedarse con ella… Es por eso que Dios lo castiga de una manera tan visible, y el niño morirá, pues todo tiempo que él esté con vida, será la prueba y demostración de este acto equívoco de David. Y por otro lado, varios de sus hijos morirán, como ya explicamos anteriormente en la explicación del versículo 7 (los sabios del Talmud en el tratado de Yoma 22 b. Otros comentaristas, como Rashí, sostienen que, en realidad, cuando dice: los enemigos del Señor, no se refiere a individuos, sino que utiliza un lenguaje limpio, para referirse a Dios, para evitar decir: blasfemar a Dios dice: blasfemar a los enemigos del Señor.

Versículo 15: Radak dice que, el motivo por el cual el versículo nos relata que el profeta regresó a su casa, es para recalcar que no se quedó junto a David, sino que inmediatamente luego que terminó de decir la profecía que Dios le había dicho, se retiró sin rendirle ninguna pleitesía a David, para demostrarle al rey que estaba enfadado con él. (Vale la pena comparar el antagonismo de esta actitud de Natán, con la que será relatada en el libro de Reyes I 1:23 Y le hicieron saber al rey, diciendo: He aquí está Natán, el profeta; el cual cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.) Don Isaac Abarbanel sostiene que, en realidad el motivo por el cual nos detalla esto, es para referirnos que, apenas se retiró el profeta, Dios hizo efectivo su castigo y el niño enfermó gravemente. Daat Mikrá recalca que, aquí no la llama Bat Sheba, sino que dice: la viuda de Uriá, esto es así para acentuar que ese hijo lo engendró cuando todavía Uriá estaba vivo y era considerado su esposo. Solamente después de que no quedó ningún rastro de aquella relación que había tenido David con Bat Sheba cuando aún Uriá estaba con vida, ahí la considera su esposa, tal como dice más adelante en el versículo 24 Y David consoló a Bat Sheba su mujer.  

Versículo 16: Rashí explica que cuando dice y fue se refiere a que David rezaba frente al arca de Dios, que había mandado a traer para que more junto a su palacio, y luego regresaba a su casa y dormía en el suelo. Radak dice que, a pesar de que el profeta Natán le había dicho categóricamente que el niño moriría, de todas formas, David continuó rogando a Dios para que el pequeño sobreviva, no es que había dudado de la palabra del profeta, sino que, tal como dirá él mismo más adelante en el versículo 22: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: "¿Quién sabe si el Señor tendrá compasión de mí y el niño viva?"   

Versículo 17: Malvim dice que el motivo por el cual David ayunaba y dormía en el suelo, era para poder expiar con aquellos sufrimientos, la pena de tener que perder a su hijo, y demostrar con aquellas actitudes, su profundo arrepentimiento y penitencia, que no se entregaba a ningún tipo de placer, ni siquiera el descansar cómodamente en su lecho o disfrutar de los alimentos.  

Versículo 18: Los comentaristas señalan que se trataba del séptimo día del niño, es decir a los siete días de que había nacido; y no al séptimo día de que enfermó. Los siervos temían que, al enterarse David de la muerte de su hijo, tal vez se lastimara a sí mismo a causa de la pena y el sufrimiento por tal desgracia.  

Versículo 19: David sabía que el niño moriría, pues el profeta ya se lo había vaticinado; es por eso que, al ver la actitud susurrante de sus siervos, dedujo inmediatamente que aquel castigo ya había ocurrido.  

Versículo 20: Radak se pregunta: ¿Cómo es posible que David se haya ungido y vestido las ropas de rey y no haya guardado duelo por la muerte de su hijo? Y contesta que, por un lado, acorde a la ley judía, no se guarda luto por un niño que no haya vivido por lo menos 30 días (ver Rambam Hiljot Avelut 1:2) pues en la antigüedad, al ser que no se contaba con todos los adelantos y conocimientos médicos de nuestra época, muchos de los bebes fallecían dentro del primer mes de vida, por lo tanto, durante este período de vida, aun se guardaba la duda de que tal vez no sobreviva.   Daat Mikrá sostiene que, el motivo por el cual David se bañó y se vistió ropa real, fue porque iba a presentarse ante Dios para prosternarse ante él, pues tal como enseñan los sabios, se debe alabar a Dios, no solamente por las cosas buenas, sino también cuando nos ocurren cosas malas. De esta manera también está aceptando el veredicto Divino y no cuestiona a Dios. Es por eso que David se viste adecuadamente, pues no es digno presentarse y alabar al soberano del universo, mientras está vistiendo harapos, tal como lo vemos en el libro de Ester 4:1 Cuando supo Mordejai acerca de los edictos contra los judíos, rasgó sus ropas, y se vistió de harapos y ceniza, y se fue en medio de la ciudad gimiendo con grande y amargo clamor. Y vino hasta delante de la puerta del rey; porque no era lícito pasar adentro de la puerta del rey vestido de harapos y ceniza

Versículo 21: Malvim sostiene que, los siervos del rey creían que el motivo por el cual David ayunaba y rezaba era a causa del sufrimiento y enfermedad que estaba padeciendo el bebé, no sabían que en realidad eran parte de la súplica y ruegos de David para que Dios revierta Su veredicto y deje con vida al niño; es por eso que se asombran y no entienden, pues suponían que si David tenía esa actitud de tristeza mientras el niño estaba enfermo, mucho peor sería una vez que el pequeño murió.  

Versículo 22:  Don Isaac Abarbanel aprende de este versículo que, todo tiempo que las cosas son factibles, es ahí que el individuo debe hacer todo su esfuerzo y ruegos para intentar cambiar y mejorar la situación, no cuando se trata de algo imposible o antinatural.  Es por eso que mientras aún estaba el niño con vida, rezaba, ayunaba y rogaba a Dios por que se apiade y revierta su sentencia; pero una vez que el pequeño murió, ya no tenía sentido seguir, pues le quedó claro a David que Dios había determinado que así fueran las cosas y lo acepta, tal como dijimos antes, en la explicación del versículo 20.  

Versículo 23: Daat Mikrá explica que cuando dice: Yo iré a él se refiere a la tumba, es decir, cuando David muera también él será enterrado en el cementerio donde ahora estaba enterrado el niño. O quizás se refiere a que, en su momento, también él pasara al otro mundo. Malvim continúa con lo que había explicado en el versículo 21 y dice que, David les explica a sus siervos: No ayuné ni lloré solo porque me dolía que el niño estuviera enfermo, sino porque traté de hacer todo lo que pude para pedirle a Dios que lo sanara de sus enfermedades. El motivo de su ayuno y demás conductas, no eran producto de una depresión y angustia, sino que eran parte de los ruegos y súplicas a Dios para que el niño se cure, y sobre ese tipo de cosas es digno rezar y actuar así, pero no ante situaciones que, por naturaleza son irreversibles.

Versículo 24: Don Isaac Abarbanel aborda la pregunta: ¿Por qué el profeta Natán no le ordenó a David que debía apartarse de Bat Sheba tal como lo establece la ley judía? (pues una vez que se comete adulterio, aquella mujer está prohibida para su marido como así también para aquel hombre con el cual cometió adulterio) y explica que, esto sería extremadamente perjudicial e inhumano contra Bat Sheba, que había sido sometida a toda esta situación. No sería justo ahora abandonarla luego que perdió todo en su vida… no olvidemos que acorde a la mayoría de los comentaristas, David en realidad no cometió adulterio, pues, cuando los hombres salían a la guerra en época de David, dejaban un acta de divorcio condicional, para el caso de que desaparecieran en la guerra, sus esposas serían divorciadas retroactivamente (ver explicación en el versículo 11:3) Tal como mencionamos anteriormente, todo el objetivo de David era construir el Templo para Dios. Pero el profeta le había dicho que él no lo construiría, sino su hijo que nacería de él (es decir, aun no había nacido) es por eso que David se dedica a que nazca ese nuevo hijo y que no sería hijo de ninguna de sus esposas anteriores (ver explicación en el versículo 11:2) cuando vio por primera vez a Bat Sheba desde lo alto de su palacio, lo más probable es que David estuviera absorto, pensativo y preocupado por saber quién sería el que lo sucedería y quién sería la mujer con la cual lo engendraría. Tal vez, en ese momento de abstracción y recogimiento, hasta haya pedido alguna señal a Dios para saber quién sería aquella mujer, y fue allí en que vio a Bat Sheba y supo que sería ella, y si bien en aquel momento se precipitó y la tomó antes de tiempo, cuando aun era esposa de Uriá, ahora todo eso ya había quedado atrás y se consideraba su esposa legítimamente, es por eso que en nuestro versículo la llama por primera vez: Bat Sheba su mujer, antes siembre fue llamada: esposa de Uriá o: viuda de Uriá. Entonces David vuelve a ella para poder cumplir su cometido de que nazca el niño que construirá el Templo de Dios. El motivo por el cual el versículo es redundante y dice: vino a ella y se acostó con ella, , pues hubiera alcanzado con una sola de estas expresiones y se hubiera entendido sin necesidad de ser redundante, para explicar esto, Radak cita a los sabios del Talmud que dicen que, en un primer momento Bat Sheba se negaba a estar con David, pues ya había visto lo que le sucedió al niño que les nació… y no quería que vuelva a pasar, es por eso que prefería evitarlo, para ello David, primero vino a ella y explicarle que aquello fue parte del castigo que Dios le había vaticinado por medio del profeta Natán, pero que luego no sucedería nada malo. No obstante, Bat Sheba seguía negándose, argumentando que si les naciera un niño, el resto de sus hermanos (los hijos de las demás esposas de David) lo despreciarían y lo tratarían como un bastardo, al saber la historia de ella… por eso es que David le habló también de la primera profecía de Natán en que le había dicho que el hijo que le nacería sería el que ocuparía el trono, es por eso que le promete que ese niño que les nazca será el que reinará después de él, tal como dice en Reyes I 1:17 Y el rey le dijo a Bat Sheba: ¿Qué deseas? Y ella le respondió: Mi señor, tú juraste a tu sierva por el Señor tu Dios, diciendo: “Ciertamente tu hijo Salomón será rey después de mí y se sentará en mi trono” y más adelante en el versículo 29 David dice: Y el rey juró, diciendo: Vive el Señor, que ha redimido mi vida de toda angustia, que ciertamente como te juré por el Señor, Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón será rey después de mí, y él se sentará sobre mi trono en mi lugar”, así lo haré hoy mismo. Luego de escuchar todo esto, Bat Sheba accede a cohabitar con él. Daat Mikrá recalca que, anteriormente en el versículo 11:4 cuando todavía Uriá su esposo estaba vivo, había dicho: y vino a él, él se acostó con ella, ahora cita nuevamente estas palabras (vino a ella y se acostó con ella), pero en esta ocasión ya era considerada su esposa, por lo tanto, no estaban cometiendo nada malo. Los comentaristas sostienen que el que lo llamó al niño Salomón (Shelomó) fue Dios tal como dice en Dibré Haiamim I 22:9 He aquí, te nacerá un hijo, el cual será un hombre pacífico, porque Yo le daré quietud de todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón; y Yo daré paz y reposo a Israel en sus días. Él edificará una Casa a Mi Nombre, y él me será a Mí por hijo, y Yo le seré por padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre. A diferencia del niño anterior que le había nacido de Bat Sheba y que había muerto, esta vez fue acepto y amado por Dios ese niño.  

Versículo 25: y envió por medio del profeta Natán, y le puso el Nombre de Iedidiá, por causa del Señor.  Y envió Dios al profeta Natán, y esta vez no vino a hablarle duramente a David sino todo lo contrario. Radak sostiene que el que le puso ese nombre fue David. Pues el profeta vino para decirle a David que, el niño no morirá y que fue aceptado por Dios, ese será el futuro rey, tal como dijo en Dibré Haiamim I 22:9, y al saber David que, el niño, fue aceptado/amado por Dios, decide llamarlo Iedidiá, que en hebreo quiere decir: amado de Dios.  

Versículo 26:  Daat Mikrá explica que, hasta aquí fue la historia de David y Bat Sheba, que había sucedido en medio de la guerra contra los hijos de Amón y ahora retoma el tema que había dejado en 11:1 Yoab no conquistó toda la ciudad, pero logró conquistar su fortaleza que era el asiento del rey. Don Isaac Abarbanel explica que antiguamente, los reyes no solían habitar en medio de la ciudad, sino que lo hacían en la zona más alejada de la ciudad, para que de esa forma no se convierta en un estorbo y molestia para el resto del pueblo, pues como es de suponer, la residencia del rey debe estar rodeada de soldados, y de mucha gente que está allí para servirlo, y esto ocasionaría mucho trafico de personas y animales, lo que seguramente estorbaría y pondría de mal humor a los que vivían allí, es por eso que el rey prefería estar alejado. Yoab había tomado esa parte de la ciudad, en donde estaba la zona del rey, pero el resto de la ciudad, en donde vivía la gente, aún no había sido tomada.  

Versículo 27: Don Isaac Abarbanel dice que Yoab supo que luego de capturar la fuente del suministro de agua, la ciudad ya no tiene oportunidad de resistir, por lo tanto, caería inminentemente, es por eso que envía mensajeros al rey. En el versículo anterior, la había llamado: la ciudad real, y ahora la llama: la ciudad de las aguas, Daat Mikrá dice que la ciudad de Rabá estaba asentada unos pocos kilómetros al noreste del mar muerto, sobre las montañas de Amón, frente a Yerijó. La ciudad estaba al lado de un manantial natural, que es la fuente donde nace el río Iabok, que fue el que cruzó Yaacob cuando regresó con su familia, de la casa de Laban, antes de encontrarse con su hermano Esav (ver Bereshit 32:22 Y se levantó Yaacob aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Iabok)  

Versículo 28:.  Daat Mikrá dice que, Yoab le pide a David que tome al resto de los hombres de guerra que habían quedado junto al rey o que habían regresado a sus hogares por un relevo, y que venga para terminar el sitio a la ciudad y finalizar la guerra. El motivo por el cual Yoab quiere que sea David el que conquiste la ciudad es para que no suceda lo que había pasado antes con Shaul y David, que el pueblo le atribuía a David las victorias, tal como dice en Shmuel I 18:7 Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: Shaul ha matado a sus miles, y David a sus diez miles; Y se enfureció mucho Shaul, pues este dicho le desagradó, y dijo: Han atribuido a David diez miles, pero a mí me han atribuido miles. ¿Y qué más le falta sino el reino?  Además, Yoab supo lo que le aconteció a David y la muerte de su hijo, y no quería que se quede en su palacio deprimido, sino que vuelva a sus funciones como un rey, es por eso que hace esto por el honor de David, para que la victoria sea llamada en el nombre del rey, aunque David sólo viene al final de la guerra. Daat Mikrá dice que esta actitud de Yoab, nos demuestra la capacidad política de Yoab que en situaciones importantes del reino, impone su voluntad al rey y hace que David esté a la altura de las circunstancias y asuma su rol de rey, no obstante, lo hace de forma tal que el rey no se sienta despreciado y cuidando que no sea desdeñado el honor del rey, hasta el punto de ceder su propio honor, con tal de brindarle el bien a David  

Versículo 29: Si bien Yoab le había dicho en el versículo anterior que reúna sólo a los hombres de guerra, no obstante David toma a todo el pueblo, tal vez el motivo fue para que todos puedan tomar del botín de guerra y se hagan merecedores de él.  

Versículo 30:  Daat Mikrá dice que el peso era entre 35 y 38 kilogramos. Esto es mucho peso para poder ser sostenido en la cabeza por mucho tiempo, es por eso que Radak sostiene que en realidad la corona fue puesta sobre el trono de David, de forma tal que cuando el rey se sentaba en su trono, esa corona quedaba por encima de su cabeza.  Otros opinan que en realidad David se la colocó en su cabeza por un tiempo muy limitado, como un acto simbólico de ostentación de poder y dominio sobre el pueblo conquistado.  

Versículo 31:  Radak sostiene que David les impuso una pena muy grande a los hijos de Amón, y los aniquiló con todas esas herramientas de hierro y a otros los quemó en el horno donde se cocían los ladrillos, pues era la costumbre de esos pueblos quemar a sus hijos en el fuego como ofrenda a su dios pagano Molej. Ralbag sostiene que David escogió un castigo ejemplar para que los demás pueblos aprendieran la lección y no se atrevan a salir a luchar contra Israel. No debemos olvidarnos que esta fue una guerra muy dura para David, en donde varios pueblos se unieron con los de Amón para luchar y destruir a Israel, como mencionó antes en el capítulo 10; con la humillación de los mensajeros del Rey de Israel. Es por eso que, David respondió con un castigo severo para aterrorizar a los hijos de Amón y las naciones vecinas, y restaurar su honor de Israel. Daat Mikrá dice que, a la gran mayoría de los cautivos los puso a trabajar en distintas áreas y pasaron a ser tributarios que trabajaban para el rey. No obstante, este trato duro que David impuso a los hijos de Amón, fue durante un tiempo, luego, tal como veremos más adelante en 17:27 los hijos de Amón ayudaron a David cuando huía de Abshalom su hijo, o en Reyes I 14:21 en donde relata que Salomón tomó a una de las hijas de Amón como esposa.