Versículo 1: ¿Cuándo ocurrió esto?  ¿Por qué dice que Dios se enojó otra vez? ¿Cuándo fue la primera vez? ¿Acaso David no sabía que no se debía contar a todo el pueblo?  ¿Cuál fue el motivo por el cual David quiso contar al pueblo?   ¿Por qué en Crónicas está relatado distinto?   Si Dios lo incitó a David entonces ¿Por qué lo castiga?   ¿Por qué separa a la tribu de Yehudá del resto del pueblo? Ve, haz un censo de Israel y de Yehudá. Daat Mikrá señala que en este último capítulo del libro hay cuatro temas:

1. David ordena realizar un censo.
2. David se arrepiente de la orden de contar al pueblo.
3. David pide clemencia a Dios para que cese la plaga.
4. David construye por orden de Dios el altar donde se instalará el futuro Templo.

El motivo por el cual dice: nuevamente es porque la primera vez fue cuando sucedió que Dios envió sequía durante tres años, a causa de lo que le habían hecho a los de Guibón, tal como relató en el capítulo 21. Radak dice que el motivo de la ira de Dios es por alguna transgresión oculta que el pueblo de Israel estaba cometiendo pero que no fue mencionada literalmente, ni le era manifiesta a David, de lo contrario él no hubiera permitido al pueblo descarrilarse de esa manera, es por eso que es Dios el que debe intervenir para castigarlos y que abandonen esa transgresión que estaban cometiendo, y para lograrlo, es que utiliza a David para lograr Su cometido. Según Ramban (Najmánides), en el comentario a la Parasha de Koraj, el motivo de esta ira que se encendió contra Israel, es porque el pueblo se había demorado en la construcción del Templo, pues cuando salieron de Egipto, debían designar un rey, conquistar la tierra de Israel, y construir el Templo, pero ellos no lo hicieron, es por eso que Dios los castiga. Don Isaac Abarbanel, no está de acuerdo con esta explicación de Ramban, pues el precepto de construir el Templo recae sobre el rey y no sobre todo el pueblo. Es por eso que él sostiene que el motivo de este enojo de Dios con el pueblo de Israel, es por el hecho que, luego de haber derrotado a Abshalom, el pueblo nuevamente se había sublevado contra David, el ungido de Dios, se habían plegado a la rebelión de Sheba, hijo de Bijrí, tal como dijo antes en el capítulo 20: Y se encontraba allí un hombre indigno que se llamaba Sheba, hijo de Bijrí, de Biniamín; y éste tocó el Shofar y dijo: No tenemos parte en David, ni tenemos heredad en el hijo de Ishai; ¡Israel, cada uno a sus tiendas!  Y todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David, y siguieron a Sheba, hijo de Bijrí. Si bien cuando se sublevaron con la rebelión de Abshalom el pueblo ya había sido castigado al morir en la guerra en que murió Abshalom, con respecto a la insurrección de Sheba, hijo de Bijrí no habían recibido castigo, pues allí, Yoab solo mató a Sheba, pero al resto del pueblo no le hizo nada, tal como dijo en 20:22 Entonces la mujer, con su sabiduría, fue a hablar a todo el pueblo; y ellos le cortaron la cabeza a Sheba, hijo de Bijrí, y se la arrojaron a Yoab. El, pues, tocó el shofar y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Yoab también regresó a Jerusalem, al rey. Es por eso que ahora Dios se vuelve a enojar con el pueblo, pues al rebelarse contra David, en última instancia, se están sublevando contra Dios que es el que lo instauró como rey por intermedio de Su profeta Shmuel, la primera vez por haber seguido a Abshalom y la segunda por ir tras Sheba. Don Isaac Abarbanel para reforzar esta teoría dice que ese es el motivo por el cual la plaga que Dios envía como castigo, no alcanzará a la ciudad de Jerusalem, pues ellos no se sumaron a esa sublevación. Radak recalca que, no se trata de que Dios le habló en profecía a David y le dijo que haga un censo del pueblo, sino que, Él hizo, o fue el motivo de que David deseara contar al pueblo. Con respecto al motivo por el cual David decide contar al pueblo, Malvim explica que, al principio, cada vez que el pueblo de Israel enfrentaba un peligro y David los convocaba, entonces casi espontáneamente todo el pueblo se enlistaba para la guerra contra el enemigo y acudía tras David, pero luego de la sublevación de Abshalom y la revuelta de Sheba, hijo de Bijrí, David desconfiaba que el pueblo acudiría en su ayuda si fueran convocados, es por eso que pretende hacer un censo muy detallado, anotando los nombres de cada hombre de guerra, para que, en caso de que sean convocados, poder corroborar quién no se presentó y por qué. Este es el motivo por el cual también manda a contar a los hombres de Yehudá por separado, pues ellos lo seguirían incondicionalmente a David y por lo menos con ellos contaría siempre, pues ellos le habían sido fiel a David cuando ocurrió lo de Sheba, hijo de Bijrí, tal como dijo en 20:2 Y todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David, y siguieron a Sheba, hijo de Bijrí; pero los hombres de Yehudá permanecieron fieles a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalem. Probablemente este pensamiento se lo inculcaron algunos de los ministros o consejeros del rey hasta el punto de que David estuvo completamente convencido de la conveniencia de realizar ese censo, y a eso se refiere el versículo cuando dice que Dios incitó a David contra ellos, diciendo: Ve, haz un censo de Israel y de Yehudá.  

Versículo 2: ¿Por qué dese el versículo 2 al 8 lo llama el rey y luego recién en el versículo 10 lo vuelve a llamar David?   ¿Por qué en el versículo 2 dice: hagan un censo del pueblo y luego en el versículo 9 dice que Yoab contó a los hombres que salen a la guerra?   ¿Por qué primero habla en singular y luego en plural? Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beersheba, y hagan un censo del pueblo   ¿Por qué Yoab no quiere contar al pueblo? Daat Mikrá hace notar que desde aquí y hasta el versículo 10 se refiere a David como rey pues quiere recalcar que estaba imponiendo su estatus de rey cuyas órdenes deben ser acatadas sin cuestionar. Comienza hablándole a Yoab en singular: recorre y termina en plural: hagan un censo, pues David era consciente de que Yoab no podría realizar solo esa abrumadora tarea de contar a todo el pueblo por todo el territorio de Israel, sino que precisaría de varios oficiales del ejército para que lo ayuden. Dan era la tribu que habitaba más al norte en el territorio de Israel, mientras que Beersheba era la ciudad más al sur. Es por eso que cuando se quería aludir a todos los poblados y ciudades se solía decir: desde Dan hasta Beersheba, pues de esta manera estaría cubriendo todo el territorio de Israel y sus poblados. Con respecto a si existe una prohibición de la Tora de contar al pueblo de Israel, los comentaristas están divididos con respecto a este tema, hay quienes opinan que está prohibido contar a los miembros del pueblo de Israel y solo en circunstancias especiales se puede censar (Najmánides) y de una manera muy indirecta. Están los que sostienen que se los puede contar en cualquier circunstancia solo que debe hacerlo de una manera indirecta (Rambam), como ser contar los zapatos, o monedas que cada uno entregue, etc. Por último, están los que opinan (como Abarbanel) que no existe ninguna prohibición, pero que no es conveniente hacerlo si no es necesario. La mayoría concuerda de que, en caso de necesidad, como ser: prepararse para la guerra y saber de cuantos soldados dispone, o para repartir la tierra de Israel por tribus y familias y saber cuanto territorio darle a cada familia acorde a la cantidad de sus integrantes y otros motivos por el estilo, en ese caso no está prohibido contar al pueblo, y en ese caso, como antes dijimos, hay quienes sostienen que los pueden contar en forma normal, mientras que otros opinan que, aun en los casos en que estaría permitido contar al pueblo, debe hacerlo por medio del medio Shekel que cada uno debe entregar, tal como dijo en la Tora, de esa manera, se cuentan la cantidad de Shekalim que recibió y así sabrá cuantos hombres hay. Daat Mikrá dice que, cuando David da la orden de contar al pueblo, se refiere a los hombres que pueden salir a la guerra, es por eso que cuando Yoab le trae el número de los censados a David en el versículo 9 habla de hombres valientes que sacaban espada. Y esto demuestra cuál fue la intención de David al querer contar al pueblo.  

Versículo 3: ¿Por qué no le dice directamente a David que eso estaba prohibido?   ¿Qué le responde David a los argumentos de Yoab? Malvim resume los argumentos de Yoab por los cuales no sería apropiado censar al pueblo por dos motivos:

1. Eso perjudicaría la bendición de Dios para que el pueblo se reproduzca y sean muy numerosos, pues, tal como los sabios del Talmud en el tratado Baba Metzia 44a, afirman, la bendición de Dios no recae sobre aquellas cosas que están a la vista, sino que recae se logra en forma disimulada y encubierta y no sobre cosas expuestas, Por lo tanto, si los cuenta, con eso lo haría manifiesto el crecimiento inusual del pueblo.
2. Si se trata del temor que no acudan a su llamado en momentos de aprieto, le responde que no debe temer eso, pues son tantos que a pesar de que no todos se presenten, serán suficientes para la guerra.

Daat Mikrá señala que, aquí Yoab apela a David en forma emotiva mientras que en Crónicas I 21:3 recurre al razonamiento: Pero Yoab dijo: Añada el Señor a su pueblo cien veces más de lo que son. Mas, oh rey, señor mío, ¿no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Por qué procura esto mi señor? ¿Por qué ha de ser esto motivo de culpa para Israel? es decir, esto conllevará a que Dios se enoje con el pueblo y como consecuencia les advenga un merecido castigo. Aquí Yoab utiliza un tono respetuoso y sumiso ante David, rogándole que cambie de opinión, esto contrasta mucho con la manera en que se dirigió a él antes, por ejemplo, luego de que muriera Abshalom en 19:8 cuando Yoab amonesta a David diciendo: Ahora pues, levántate, sal y habla al corazón de tus siervos, porque juro por el Señor que, si no sales, ciertamente ni un solo hombre pasará la noche contigo, y esto te será peor que todo el mal que ha acontecido desde tu juventud hasta ahora. Don Isaac Abarbanel agrega que de estas palabras de Yoab podemos aprender cómo debe dirigirse un subalterno a su superior, si bien no debe estar de acuerdo en todo, no obstante, al señalar sus diferencias de opiniones, debe hacerlo en una forma respetuosa y educada.  

Versículo 4: ¿Por qué dice: contar al pueblo, a Israel? Es redundante, si ya dijo: contar al pueblo, se sobreentiende que se refiere a Israel. Podemos notar que, si bien el texto no abunda en detalles, hubo una discusión sobre este tema, no fue algo que se acató sin oponer resistencia, no solo de Yoab, sino también de los jefes del ejército que también veían con malos ojos esta decisión de David. No obstante, la autoridad del rey se sobrepuso y debieron obedecer. En palabras de los sabios: David le dijo a Yoab: o yo soy el rey y tú el jefe del ejército y obedeces mis órdenes, o tú eres el rey y yo el jefe del ejército En otras palabras, David hizo valer todo el peso de la autoridad del rey. Daat Mikrá señala que, normalmente David era de escuchar a Yoab y aceptar sus argumentos, tal como vemos en 14:21 o cuando lo convenció para que deje volver a Abshalom Entonces el rey dijo a Yoab: He aquí, ciertamente ahora lo haré; ve y trae al joven, a Abshalom.  Yoab cayó rostro en tierra, y postrándose, bendijo al rey; y dijo Yoab: Hoy tu siervo sabe que he hallado gracia ante tus ojos, oh mi señor rey, puesto que el rey ha hecho la petición de su siervo.  No obstante, con respecto al tema del censo, David no quiere entrar en razones, a pesar de que el mismo Yoab se lo pide… a esto se refiere al principio de este capítulo cuando dice: Dios incitó a David…  

Versículo 5:  Yoab y sus hombres comienzan el recorrido de la tierra de Israel desde el este y yendo contrario a las agujas del reloj. Comienzan por el este, van hacia el norte, luego al oeste y finalizan en el sur. Daat Mikrá indica que al afirmar que acamparon podemos notar que era un grupo grande los que estaban abocados a la tarea y que cada vez que llegaban a un lugar montaban un campamento por varios días o semanas, que sería la base y desde allí se dispersaban y recorrían los alrededores. Daat Mikrá dice que se refiere al arroyo de Arnón que estaba dentro del territorio de Rubén y que marcaba el límite con la tierra de Moab. Este campamento contó los hombres de guerra de la tribu de Biniamín, Efraim, Gad y Rubén,  

Versículo 6: trasladaron el campamento a la zona más al norte, pero del lado este, en el río Jordán, y de allí se esparcieron para contar a todos los hombres de guerra que habitaban la zona de Menashé que habitaba en bastos territorios a ambos lados del Jordán y también a la tribu de Isajar. Luego llegaron al extremo norte de Israel, e instalaron el campamento en la zona de Dan y contaron a todos los hombres de guerra que habitaban la zona de Dan y Naftali.  

Versículo 7: Cuando instalaron el campamento en Tzor, allí contaron a todos los hombres de guerra que habitaban la zona de Asher y Zebulún Y por último llegaron a Beersheba, donde contaron a los hombres de guerra de las tribus de Yehudá y Shimón.  

Versículo 8: Yoab realizó una tarea seria y complicada que le llevó mucho tiempo, casi un embarazo. Esto nos demuestra que, aunque quiso saber el número exacto de individuos, para cuando terminó, ya habían nacido muchos más…   Daat Mikrá señala que, también la epidemia que Dios enviará como castigo, se extenderá por todo el territorio de Israel, y terminará deteniéndose en Jerusalem.  

Versículo 9:  ¿Por qué aquí dice que el número total del censo eran 800.000 de Israel y 500.000 de Yehudá, mientras que en Crónicas, cuando relata este mismo suceso, dice que fueron 1.100.000 de Israel y 470.000 de Yehudá? Todos los comentaristas hacen notar la diferencia entre el número total de los censados que figura aquí de Israel 800.000 y de Yehudá 500.000, mientras que en este mismo suceso en Crónicas I 21:5 dice que de Israel eran 1.100.000 y de Yehudá 470.000. Rashí dice que esta diferencia se debe a que en nuestro censo no fue incluida la tribu de Levi ni Biniamín, tal como dice en Crónicas I 21:6. Metzudat David dice que la diferencia es que aquí dice se trataba de los hombres valientes que sacaban espada mientras que en Crónicas incluye a todos los hombres. Abarbanel opina que la diferencia en los hombres de Yehudá, es porque aquí contó dentro de los hombres de Yehudá también a los de Biniamín, pues muchos de ellos vivían en Jerusalem, mientras que, en Crónicas, los contó dentro de los hombres de Israel. Radak sostiene que en Crónicas están contados el total de los censados, antes de la epidemia, y aquí nombra a los que quedaron vivos después de la epidemia, es decir que murieron en el castigo que Dios envió unos 300.000 hombres de Israel y 30.000 hombres de Yehudá. Daat Mikrá recalca la gran diferencia que existe en el número de los hombres de la tribu de Yehudá, en comparación con el censo del desierto con Moshé (Bamidbar 1:27 los hombres de Yehudá eran aprox. 74.000), que representaban aproximadamente el 12% del pueblo, mientras que ahora suman (junto con Shimón) unos 500.000, más del 30% del pueblo.  

Versículo 10:  ¿Por qué cuando Yoab le trae el número final del censo, recién ahí David se percata de que había pecado? En Crónicas I 21:7 hace un pequeño cambio… en lugar de decir que le pesó a David en su corazón, nos relata Y el censo desagradó a Dios, e hirió a Israel.  Y dijo David al Señor: He pecado en gran manera por lo que he hecho. Pero ahora, oh Señor, te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he obrado muy neciamente. De allí podemos ver que la epidemia había comenzado y eso es lo que produjo una gran pena en el corazón de David y entonces implora a Dios para que lo perdone y que, de esa forma, al quitar la iniquidad de Su siervo, entonces cese la epidemia. Don Isaac Abarbanel dice que el error de David fue que se vanaglorió y presumió su corazón al saber que contaba con tantos soldados lo que fue considerado como falta de humildad. Daat Mikrá señala que, cuando fue el pecado con Bat Sheba David en 12:13 dijo: He pecado contra el Señor, pero aquí dice: He pecado en gran manera. Tal vez esta diferencia se deba a que, cuando fue el suceso con Bat Sheba, eso no acarreó un castigo para todo el pueblo, mientras que ahora, todo el pueblo estaba sufriendo y muriendo. También David parafrasea aquí lo que Shmuel le dijo a Shaul cuando lo amonestó en Shmuel I 13:13 Y dijo Shmuel a Shaul: Has obrado neciamente.  

Versículo 11:  ¿Por qué el versículo nos recalca que se levantó David por la mañana? ¿Acaso no es eso lo normal, despertarse por la mañana?   ¿Por qué dice: al profeta Gad, vidente de David? es redundante, si dijo que es profeta se entiende que es vidente.   ¿Por qué dice que era el vidente de David?  ¿El castigo que Dios le envía es por algo que hizo David o algo que hizo el pueblo? Daat Mikrá sostiene que, al decir que se levantó David por la mañana, nos demuestra que estuvo toda la noche postrado implorando y suplicando a Dios y recién por la mañana se levantó. Radak dice que, toda la noche estuvo el alma de David afligida, y por la mañana viene Gad con la palabra de Dios que le había revelado por la noche. Metzudat David dice que, si bien ya aclara que Gad era profeta, pues Dios se comunica con él, agrega que lo denomina vidente de David pues todas las profecías que tuvo fueron con respecto a David, tal como había dicho anteriormente en Shmuel I 22:5 Y el profeta Gad dijo a David: No te quedes en la fortaleza; anda y ven para ti a la tierra de Yehudá. Y David se fue y vino al bosque de Jaret.  

Versículo 12: Radak recalca mucho el cambio que existe en la manera en que Dios se dirige a David, antes cuando la mente de David estaba en construir el Templo, allí Dios se dirige a él en 7:5 Ve y di a Mi siervo, a David: “Así dice el Señor: ¿Acaso tú me construirás una casa para morar en ella? mientras que aquí, ya no lo llama: Mi siervo sino solamente: David. Malvim sostiene que, Dios le comunica que en realidad es pasible de tres castigos que mencionará en el próximo versículo, pero si él es capaz de asumir que se equivocó y acepta el veredicto, eligiendo él mismo su propio castigo, entonces no serán tres sino solo uno. Don Isaac Abarbanel, siguiendo fiel a su postura de que esto que Dios le envía, no es un castigo para David, sino que es una sanción para el pueblo por haberse revelado contra David el ungido de Dios y haberse plegado a la sublevación de Sheba, entonces, lo que Dios le dice a David, es que el pueblo merece su escarmiento, pero merced a la súplica que David había hecho por el pueblo, y para que todos sepan que David era un digno rey para ellos y que velaba por el bien de ellos, es que Dios le deja que él elija el castigo menos malo para el pueblo. David durante toda su vida, nunca pretendió escaparse y no asumir su responsabilidad, sino que, siempre reconocía sus errores y asumía su culpa y se arrepentía. David es el gran maestro del arrepentimiento/ Nuestros sabios opinan que el lugar y nivel espiritual tan alto que alcanza la persona que se arrepiente sinceramente por sus errores, ni siquiera es igualado por los justos más grandes. Daat Mikrá sostiene que aquí, Dios le transmite a David que había aceptado su arrepentimiento, pero por la gravedad de la falta, es preciso que le advengan ciertas contrariedades y sufrimientos para que de esa manera quede completamente expiada y borrada la transgresión.  

Versículo 13:¿Por qué dice: Y vino Gad a David y le habló y le dijo? Es redundante, al decir: le habló se sobreentiende que le dijo.  ¿Por qué aquí dice que le enviaría 7 años de hambre mientras que en Crónicas dice 3 años?  ¿Por qué Dios le da a David la posibilidad de elegir el castigo y no lo decide Dios?   ¿Por qué le ofrece justamente estas posibilidades: 3 años de hambre, 3 meses de guerra o 3 días de plaga?   ¿Para qué le dice Gad: Considera ahora, y mira qué respuesta he de dar al que me envió con esto? Hubiera alcanzado solo con decir:  Considera ahora, y mira qué respuesta he de dar. Si bien aquí dice: siete años de hambre, en Crónicas dice: tres años de hambre. Ante esta aparente contradicción, Radak explica que, anteriormente cuando fue el suceso de los de Guibon en 21:1 Y hubo hambre en los días de David por tres años, año tras año, a eso le debemos sumar el cuarto año, pues luego de tres años de sequía, recién al cuarto año, pueden sembrar y al final del año levantan la cosecha. Si a esos cuatro años ahora le sumamos otros tres, nos da un total de siete años, que es lo que dice en nuestro versículo. Malvim explica esta contradicción, diciendo que en realidad la opción es de siete años, pero al ser que David estaba ya en sus últimos días de su vida, él solo lograría ver tres de los siete años de hambre, pues moriría en la mitad y luego después de su muerte continuarían otros cuatro años de hambre. Podemos observar que el profeta Gad, habla con mucho cuidado y respeto a David. Dios lo pone a David en la difícil situación de tener que elegir entre el menor de los males. Tal como había explicado Abarbanel en el versículo 10, David se vanaglorió y presumió su corazón al saber que contaba con un pueblo tan grande y con un ejército numeroso, lo que fue considerado como falta de humildad, ahora es él mismo quien deberá decidir cómo será dezmado su pueblo y ejército (por supuesto, que todos aquellos que morirán, cada cual era pasible de eso, merced a sus propios pecados, tal como dice la Tora: cada cual a causa de sus pecados morirá) Daat Mikrá explica que, cuando el versículo dice: le habló y le dijo, se refiere a que Gad fue y le dijo a David: estas son precisamente las palabras que dijo Dios. Don Isaac Abarbanel recalca, que la opción de la guerra es: que huyas por tres meses delante de tus enemigos mientras te persiguen, en la persecución lógicamente, caerán muchos soldados de David, pero en ningún momento se considera la opción de que David caiga en manos del enemigo. Continúa Abarbanel y explica que el motivo por el cual los castigos vienen en períodos de tres (tres años, tres meses o tres días), es porque el pueblo de Israel se había rebelado contra el reino de David en tres oportunidades:

1. La primera cuando murió Shaul que ungieron para sí al hijo de Shaul, Ishboshet
2. La segunda cuando se suman a la sublevación de Abshalom contra David
3. La tercera cuando se pliegan a la rebelión de Sheba.

Es por eso que Dios le envía tres opciones de castigo y cada una será por tres períodos de tiempo. Los sabios explican que cuando el profeta le dice: mira qué respuesta he de dar al que me envió con esto aparentemente las últimas palabras (con esto) están de más. En realidad, en hebreo la palabra DABAR (con esto) es muy parecida a la palabra: DEBER que quiere decir: plaga. Es como si fuera que el profeta le está insinuando a David cuál de las tres opciones debería elegir.  

Versículo 14: ¿Cuál de estos tres castigos es el que eligió David? Tanto el hambre como la plaga provienen de Dios, solamente la guerra proviene del hombre. Daat Mikrá explica que cualquiera de estas opciones era muy mala, por eso es que era extremadamente difícil para David escoger una. Rashí cita a los sabios del Talmud que explican la gran encrucijada en que es encontraba David, pue él pensaba para sí: si escojo la espada, la gente dirá que yo confío en mis soldados y mi habilidad para la batalla y por eso escogí esa, porque sabía que yo podría salvarme mientras que el resto del pueblo caería ante la espada de los enemigos. Si elijo el hambre, dirán que, al ser yo rey, nunca me faltará a mi ni a mi familia lo qué comer, mientras que el grueso del pueblo morirá de hambre. Es por eso que prefirió la epidemia, que eso está en manos de Dios y todos, tanto el rey como el plebeyo, son igualmente vulnerables ante eso. Radak sostiene que, cuando David dice: caer en manos del Señor … pero no caiga yo en manos de hombre está escogiendo la plaga, pues, la espada es obvio que estarían a merced de los enemigos, y, si bien el hambre (sequía) también proviene de Dios, eso llevará a que las personas recurran al robo o matarse para conseguir algo que comer, o se venderían como esclavos a otros pueblos y quedarían a merced de amos malvados. La epidemia es la menos mala entre estos males, pues la muerte por hambre es muy penosa y la gente llega a matar por un poco de comida. La muerte por la espada es más rápida que la muerte por hambre, pero depende de los seres humanos, tal vez aquellos que dispongan de mejores recursos puedan utilizarlos para salvarse, mientras que los pobres no tendrían ninguna posibilidad, es por eso que la epidemia, que depende solamente de Dios, es la mejor de todas estas malas opciones. Don Isaac Abarbanel dice que, al caer en manos de Dios, Él se apiadará de ellos, mientras que las personas suelen ser crueles y no se apiadarían del pueblo de Israel. Además, la epidemia, es algo que es obvio para todo el mundo que proviene de Dios, por lo tanto, aprenderían que es un castigo por algo malo que ellos hicieron (rebelarse en contra de David, el ungido de Dios, e ir tras Sheba).  

Versículo 15: ¿Cuánto tiempo duró en realidad la epidemia? Por cuanto que el versículo no declara específicamente que la epidemia duró tres días, los comentaristas discrepan acerca de cuánto tiempo duró; todos concuerdan que comenzó en la mañana, luego que el profeta Gad le informara a David lo que Dios le dijo, y apenas David le respondió. Algunos, como Radak y Abarbanel, sostienen que, tal como dijo David: Te ruego que nos dejes caer en manos del Señor porque grandes son sus misericordias, finalmente Dios se apiadó y la epidemia duró sólo un día, hasta la mañana posterior, exactamente a la misma hora que comenzó (en hebreo el término: moed puede ser utilizado también para referirse a un período de tiempo específico, en este caso desde la mañana hasta la siguiente mañana). Otros opinan que la epidemia duró los tres días estipulados por Dios. El versículo utiliza la misma frase que se utilizó para describir la orden que dio David a Yoab para realizar el censo en el versículo 2: Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beersheba. Lo que, según la opinión de algunos comentaristas que citamos al principio del capítulo, estaría insinuando que el censo, con su consecuente sentimiento de engreimiento y presunción, fue el error y el motivo del castigo (por supuesto, que todos aquellos que morirán, cada cual era pasible de eso merced a sus propios pecados, tal como dice la Tora: cada cual a causa de sus pecados morirá, solamente que, en este caso, Dios hizo que converjan ambas causas juntas) Don Isaac Abarbanel, continúa firme en su postura de que el motivo del castigo fue darle el merecido a aquellos que se habían sublevado contra David y se unieron a Sheba en su levantamiento, y los 70.000 que murieron fueron justamente todos aquellos que tomaron parte de una u otra manera en la rebelión, desde el norte hasta el sur del territorio. Si bien estas dos opiniones, acerca de cuál fue el motivo por el cual Dios los castiga, son completamente distintas, no obstante, no son contradictorias una con la otra ni antagónicas, por lo tanto, las dos pueden ser correctas y verdaderas y que, Dios, en su infinita sabiduría, con un mismo hecho logra dos objetivos.  

Versículo 16: ¿Quién era Arabna?   ¿Dónde quedaba el campo de Arabna? ¿Por qué se arrepintió Dios? ¿Es posible que Dios se arrepienta? ¿Acaso Él no sabe todo antes de que suceda? Debemos saber que, si bien aquí, la súplica de David ocurre luego de que Dios detiene la plaga, en realidad, tal como dijo en Crónicas I 21, la súplica de David antecede (u ocasiona) la decisión de Dios de detener la plaga Don Isaac Abarbanel dice que, la epidemia (que era el enviado de Dios para castigar al pueblo), ya estaba en las puertas de Jerusalem y ya había comenzado a cobrarse las primeras víctimas en las afueras de la ciudad, en el campo de Arabná el Iebusí que, en aquella época, quedaba en las afueras de la ciudad de David. Y, por ser que Jerusalem era la ciudad real, estaba densamente poblada, si la epidemia se expandía dentro de la ciudad, causaría una gran mortandad, a eso se refiere la expresión: el ángel extendió su mano hacia Jerusalem para destruirla.   El motivo por el cual Dios ordena detener la epidemia, es porque ya había sido suficiente con los muertos hasta ese momento y, tal como enseñan los sabios del Talmud: en el momento en que se le otorga la autorización al enviado de Dios para destruir y matar, éste ángel no tiene demasiados miramientos para uno u otro individuo (buenos o malos) sino que hace su tarea a diestra y siniestra destruyendo todo a su paso es por eso que, ante la ciudad de Jerusalem que estaba habitada por los sabios del sanedrín y demás personas importantes y de la realeza, es que Dios ordena detener al ángel para que no masacre a mansalva allí. Acorde a la opinión de Abarbanel, cuyo motivo del castigo era porque parte del pueblo se habían plegado al sublevamiento contra Su ungido y se unieron con Sheba contra David; la plaga se detiene en Jerusalem porque, los miembros de aquella ciudad, se habían mantenido fieles a David y no participaron de la rebelión, por lo tanto, no merecían ser castigados. Con respecto al concepto de arrepentimiento aplicado a Dios, debemos saber que, ningún conocimiento nuevo se le puede agregar a Dios, no hay nada que antes no sabía, por lo tanto, el concepto de arrepentimiento no se puede aplicar a Dios tal y como lo aplicamos al ser humano. El sabio Abraham Ibn Ezra explica que cuando este concepto se aplica a Dios, debe ser entendido y traducido tal como cuando la Tora nos relata conceptos antropomórficos con respecto a Dios, por ejemplo, cuando dice: mano de Dios, dedo de Dios, ojos de Dios, oídos de Dios¸ en todos esos casos, se los debe entender en forma figurativa, es lo que los sabios dijeron: la Tora se expresó con términos que normalmente se utilizan en el lenguaje, pero que bajo ningún concepto deben entenderse literalmente con respecto a Dios, pues Él no tiene manos sino que en aquella frase quiso expresar que tal suceso fue realizado por Dios y así con el resto de los ejemplos. Acerca del concepto de arrepentimiento con respecto a Dios, Daat Mikrá explica que, en un principio Dios había decretado que la plaga duraría tres días sin tener miramientos para con nadie, pero, luego que David haya implorado (tal como veremos en el versículo siguiente), sumado a eso, que es muy probable que el pueblo se haya arrepentido de sus malos actos, todo eso hizo que Dios, dé por concluida la epidemia y que no era necesario que continúe; a esto se refiere cuando dice que Dios se arrepintió, es decir, la sentencia de Dios era tal, en caso de que no medien otros aspectos (como ser el arrepentimiento sincero del individuo o suplicar a Dios, etc.) pues éstos, podrían apaciguar la rigurosidad de la sentencia. Tal como sucedió cuando el pueblo pecó con el becerro de oro y que Dios había decretado que el pueblo sería aniquilado, pero merced al ruego de Moshé y al arrepentimiento del pueblo, Dios se arrepintió y no los destruyó; o con el profeta Ioná y la ciudad de Nínive. El campo de Arabná el Iebusí quedaba en el monte Moria, tal como dice en Crónicas II 3:1, Entonces Salomón comenzó a edificar la casa del Señor en Jerusalem en el monte Moriah, donde el Señor se le había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en el campo de Arabná el Iebusí. Allí fue donde Abraham ofreció a su hijo Itzjak. Con respecto al personaje Arabná el Iebusí y su linaje ver la explicación en el versículo 23  

Versículo 17:  ¿Cómo pudo ver David al ángel?  ¿Acaso el ángel tenía una espada con la que mataba, no era que morían a causa de la epidemia?   ¿Por qué en el versículo 12 cuando el profeta Gad le dice lo del castigo David no argumenta lo que menciona aquí? ¿Por qué Dios no aceptó las disculpas y el arrepentimiento de David? ¿Por qué no lo perdonó, sino que le envió un duro castigo? Si el culpable fue el pueblo ¿Acaso se arrepintieron por aquello malo que hicieron? Si Dios ya le había dicho al ángel que pare la matanza ¿Por qué David le ruega a Dios para que detenga la epidemia?   Acorde a la opinión de Ralbag, este ángel era un profeta que Dios había enviado para que se presente ante David. (en hebreo el término ángel puede utilizarse también para designar a un enviado, tal como dice en Bereshit cuando Yaacob mandó enviados a su hermano Esav) El objetivo de esto era para que David se percate de la gravedad de la situación que estaba por desolar a Jerusalem, y que también se concientice de la importancia y preponderancia de aquel lugar específico en donde sería construido el altar y el futuro Templo. Don Isaac Abarbanel sostiene que, si bien, normalmente es imposible ver con los ojos físicos un ser espiritual que no tiene cuerpo, como ser un ángel, en ciertas ocasiones es factible que se haga ver como si fuera un espectro, una sombra o como un humo o niebla que toma una determinada forma; y eso es precisamente lo que vio David. Otra opción que tolera Abarbanel, es que David se percató de que la epidemia (que era el enviado de Dios para castigar al pueblo), ya estaba en las puertas de Jerusalem. El motivo por el cual aquí David ruega e implora a Dios mientras que no lo hizo antes, cuando el profeta Gad le informó sobre el advenimiento de este castigo, es porque ahora David lo veía con sus propios ojos y era consciente de la cantidad de gente que estaba muriendo. Acorde a la opinión que sostiene que el motivo del castigo fue a causa del censo, David implora a Dios diciendo que él es el culpable, por lo tanto, suplica a Dios para que detenga la mortandad dentro del pueblo. De acuerdo a la opinión de Don Isaac Abarbanel, (que la causa del castito es porque el pueblo se había plegado a la sublevación de Sheba) el argumento que utiliza David para suplicar a Dios es que, en última instancia, él mismo fue el culpable, en cierta forma de que comience la sublevación de Sheba, pues debería haber intervenido cuando los hombres de Yehudá hablaron tan duramente contra el resto de las tribus cuando hicieron regresar a David, que fue lo que causó aquella revuelta, luego de la muerte de Abshalom, tal como dijo antes en 19:44 Y respondieron los hombres de Israel a los hombres de Yehudá, y dijeron: Nosotros tenemos diez partes en el rey, y por eso también tenemos más derecho que vosotros sobre David. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿No fue nuestro consejo el primero que se dio para hacer volver a nuestro rey? Pero las palabras de los hombres de Yehudá fueron más duras que las palabras de los hombres de Israel.y 20:1 Y se encontraba allí un hombre indigno que se llamaba Sheba, hijo de Bijrí, de Biniamín; y éste tocó el Shofar y dijo: No tenemos parte en David, ni tenemos heredad en el hijo de Ishai; ¡Israel, cada uno a sus tiendas!  Y todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David, y siguieron a Sheba, hijo de Bijrí. Daat Mikrá hace una comparación con el suceso de Shaul cuando dejó con vida el ganado y al rey de Amalek a pesar de que Dios le había ordenado destruir todo, en aquella ocasión, Shaul no reconoce su error, sino que además se lo achaca al pueblo, tal como dice en Shmuel I 15:13 Y respondió Shaul: De los de Amalek los han traído, porque el pueblo se apiadó de lo selecto de las ovejas y de los bueyes. David en cambio, siempre asumió él la responsabilidad y, como en este caso, se condena él e invoca la inocencia del pueblo. Este acto sublime de David, en donde él se ofrece como moneda de cambio para expiar por el pueblo, es lo que hace que se detenga la plaga y precisamente en ese lugar es donde se construirá el Templo, que será el lugar de expiación para el pueblo de Israel. Existe una hermosa leyenda acerca del origen del Templo. La historia cuenta que había dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante grano, que los dos hermanos se repartían en partes iguales.   Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: "No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad sería, evidentemente, mayor que la mía". Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano. También su hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: "Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?" Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano. Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano a la espalda. Al enterarse de lo que cada uno hacía por el otro, ambos se abrazaron y lloraron hasta el amanecer. Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando se construyó el gran Templo de Jerusalem, Dios escogió para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado, porque no había en toda la ciudad un lugar más especial que aquel. Cabe recalcar que, en el episodio del sacrificio de Itzjak, también allí en el monte Moria se le apareció el ángel a Abraham para decirle que detenga su mano y no mate a su hijo en Bereshit 22:10 Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo.  Mas el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y dijo: ¡Abraham, Abraham! Y él respondió: Heme aquí.  Y el ángel dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada;… Abraham fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham aquel lugar con el Nombre de El Señor verá, como se dice hasta hoy: En el monte del Señor se verá.    

Versículo 18: Luego de la súplica de David, en ese mismo día, Dios envía nuevamente a Gad el profeta para que le diga a David acerca de la construcción del altar y hacerle saber con eso que su súplica había sido aceptada por Dios.  

Versículo 19: Tal como se estipula en la ley judía, acorde al mandamiento en Debarim 12:14 en el lugar que el Señor escoja en una de tus tribus, allí brindarás tus ofrendas, y allí harás todo lo que Yo te mando, el lugar exacto en donde debe ser construido el altar para el gran Templo, debe ser estipulada por un profeta. Ese es uno de los impedimentos que paraliza la posibilidad de construir el Templo de Jerusalem en nuestros días, además de todos los pormenores, dificultades y conflictos políticos que ello conllevaría, no obstante, éstos serían relativamente más fáciles de solucionar y asequibles, que conseguir un profeta en nuestros días.  

Versículo 20: Rashí dice que, al ver venir al rey, por respeto al monarca salió al encuentro de David, pues por el miedo, se había escondido y cita lo que dice en Crónicas I 21:20 Y volviéndose Arabná, vio al ángel, y sus cuatro hijos que estaban con él se escondieron. Y Arabná estaba trillando trigo.  Y cuando David llegó junto a Arabná, éste miró, y al ver a David, salió al campo y se postró ante David rostro en tierra.  

Versículo 21: Metzudat David dice que Arabná se sorprende al ver venir al rey en persona, pues lo normal es que, el rey mande a llamar a sus súbditos para que acudan a él y no al revés, más aún, ante la situación de la epidemia, lo lógico sería que, ante el peligro, el rey se quede encerrado en su palacio y no salga. David responde, que cuando se trata de peligro de vida o del honor de Dios, la dignidad del rey queda desplazada ante Dios.  

Versículo 22: Arabná accede inmediatamente al pedido del rey y le ofrece todo lo necesario para realizar la ofrenda.   Daat Mikrá explica que, si se trataba de detener la plaga, no habría que perder tiempo yendo a buscar leña y animales del establo del rey. Es por eso que ofrece lo que tenía a mano, que eran los animales con los que estaba arando y la madera del arado y del yugo de los animales. Tal vez Arabná supuso que se trataba de hacer un altar momentáneo y pasajero, para realizar la ofrenda por la plaga, pero no pensó que se trataba de construir un altar eterno y principal.  

Versículo 23: ¿Por qué el texto llama a Arabna rey?  ¿Por qué dice: Todo lo da Arabná el rey al rey? ¿a qué se refiere? ¿Por qué David no acepta la generosa oferta de Arabna? ¿Cómo es posible que David haya dejado habitando en la tierra de Israel a individuos de los 7 pueblos que Dios había ordenado expulsar? Si bien el versículo dice que Arabná quiso darle todo de regalo, David no lo aceptó tal como veremos en el siguiente versículo. Radak explica que, Arabná, si bien era Iebusí, en realidad era descendiente del rey Abimelej, por lo tanto, no era uno de los siete pueblos Canaanim que debían ser expulsados de la tierra de Israel. Es por eso que, una vez que David conquistó la ciudad de Jerusalem de manos de los Iebusim como relató en el capítulo 5, permitió que Arbaná que tal vez era el rey o su descendiente permanezca en la ciudad una vez que se rindió y se sometió a David, aceptando los siete preceptos que deben respetar todos los descendientes de Noaj. Destaca Radak que, aun los miembros de los siete pueblos de Cnaan, si se rinden y se someten al pueblo de Israel, aceptando los 7 preceptos de los descendientes de Noaj, entonces no se los expulsa de la tierra de Israel y pueden permanecer viviendo en ella. Daat Mikrá comparte esta opinión y dice que por eso que David le permitió conservar su título nobiliario y que continúe rigiendo sobre los Iebusim que quedaron allí, todo eso como símbolo y ejemplo para los demás que quieran someterse y aceptar vivir bajo la autoridad de David y acatando los siete preceptos que deben respetar todos los descendientes de Noaj.  

Versículo 24: David no quiere servir a Dios a costa de los demás, sino que quiere que sea con su propios medios y esfuerzo. Similar a lo que hizo Abraham cuando compra la cueva y el campo de Majpela de manos de Efron que se lo quería ceder gratuitamente, Abraham no acepta e insiste en pagar una suma de dinero elevada para que se lo venda y no recibir nada de regalo. Daat Mikrá explica que David dice: al Señor mi Dios pues al estar hablando con Arabná, que no era parte del pueblo de Israel, quiere dejar en claro que no se trata de un dios pagano de los demás pueblos. De esta manera, dicen los sabios en el Midrash Bereshit Rabba, que desde ese momento, ningún pueblo puede acusar a Israel diciendo que ese lugar (el monte del Templo) no le pertenece al pueblo de Israel, tal como vergonzosamente declaró el 13 de octubre del año 2016 la UNESCO, cuando el Consejo Ejecutivo de la Unesco, compuesto por 58 países, adoptó ese jueves una resolución en la que se niega todo vínculo entre el Monte del Templo de Jerusalén y el judaísmo, limitándose a considerarlo un lugar de culto musulmán: la mezquita de Al Aqsa. Los comentaristas señalan que existe una diferencia entre lo que dice aquí y lo que está escrito en Crónicas I 21:25, allá dice que pagó 600 siclos de oro. Esto es una gran diferencia, no solo de 50 ciclos a 600, sino que aquí se dice siclos de plata, y allá dice siclos de oro, lo que hace que la diferencia sea exponencial. Ante esto responden que, aquí cuando dice 50 siclos de plata, se refiere a cuando David compró a los animales y solo el espacio de tierra necesario para construir el altar y brindar la ofrenda, tal como dijo: David compró el campo y los bueyes; pero cuando dice que pagó 600 siclos de oro, se refiere a que, cuando vio que Dios respondió con un fuego del cielo que consumió su ofrenda, aceptando de esa manera el altar, entonces, David reunió 50 ciclos de oro por cada una de las 12 tribus y compró todo el campo en nombre de todo el pueblo de Isael, para que allí sea construido el Templo.  

Versículo 25: ¿Por qué en el versículo 25 vuelve a decir: Y el Señor aceptó la súplica por la tierra y la plaga fue detenida en Israel? ¿Acaso no lo había dicho antes en el versículo 17?   ¿Por qué es elegido justamente ese lugar para construir el Templo?   ¿Por qué Dios le revela el lugar del Templo a David y no a Salomón que es el que lo va a construir? Daat Mikrá dice que, si bien anteriormente ya había dicho que Dios había ordenado al ángel en el versículo 16 que detenga la plaga, no obstante, es de imaginar que esto fue un proceso paulatino, y que ahora, cuando David hace la ofrenda, se detiene completamente la mortandad. Don Isaac Abarbanel dice que el motivo por el cual Dios le revela en este momento a David el lugar en donde su hijo Salomón construiría el Templo es porque David durante todo su vida se lamentaba por no poder construir el Templo y ni siquiera saber el lugar en dónde estaría emplazado, para así, al menos, poder imaginárselo en su mente y ultimar detalles de los planos para su construcción, tal como dice en Salmos 132:2 Pues él juró al Señor y prometió a la Roca de Yaacob: No entraré a los aposentos de mi morada ni subiré a mi cama extendida. No concederé el sueño a mis ojos ni el dormir a mis párpados, hasta no hallar el lugar (de residencia) para el Señor, la morada para el Fuerte de Yaacob. Al ver Dios el sufrimiento de David y ante el temor de que la gente diga que Dios, no le permitió a David, a causa de sus pecados construir el Templo, para evitar todo ello, es que Dios, al final de los días de David, quiso engrandecer y honrar el nombre de David a los ojos de todo Israel, y le ordenó que construya el altar en el lugar del futuro Templo y que, por intermedio de David, Dios detendrá la epidemia y la mortandad del pueblo. Así, David fue el precursor de la idea de construir el santuario para el Dios de Israel, de realizar los planos, organizar los turnos y funciones de los cohanim y Leviim, comprar el lugar para el Templo y juntar todo el oro y plata necesarios para los utensilios y la construcción, de esta forma, el Templo que, en la práctica construyó Salomón, en realidad, era todo obra de David. David durante todo su reinado nunca buscó honor y gloria para él, sino que soñó siempre con inculcar y establecer el reino de Dios sobre el pueblo de Israel y construirle Su morada dentro del pueblo (también la transgresión con Bat Sheba fue parte de la obsesión con este tema que tenía David, tal como explicamos allí en 11:2). De esta forma, se cierra el ciclo que comenzó con la salida de Egipto, tal como lo expresaron en el cántico del mar Rojo: Tú los traerás y los plantarás en el Monte de Tu heredad, el lugar que preparaste para asentarte, Señor. Santuario para el Eterno, establecerán Tus manos. El Señor reinará eternamente. El Señor reinará eternamente. Eterno, Tu reino está establecido, por siempre jamás. El libro de Shmuel comienza con Elcaná y Janá subiendo a Shiló, al santuario momentáneo del pueblo y que luego será destruido por los Pelishtím, y finaliza con la construcción del altar en el lugar eterno en donde será instaurado el Templo de Israel para todas las generaciones. El altar no solo es un utensilio que se utiliza para hacer sobre él ofrendas, sino que representa algo más, en la época de los patriarcas, era para proclamar a Dios, y en el tabernáculo era para representar la presencia divina, tal como ocurrió en el monte Sinaí.   El altar es el testimonio de fe del hombre que proclama, que el Eterno es el único Dios y que sólo a Él se debe servir.   Es por eso que los profetas a menudo se quejan ante el pueblo y lo instaban a que dejen de traer ofrendas al altar. Pues el altar no es algo meramente técnico, no se trata de traer un sacrificio y así "satisfacer la sed de los dioses" sino que si este acto está divorciado de la intención y el sentimiento profundo, entonces el acto de quemar una ofrenda sobre el altar, es algo pagano que debe ser evitado.   La ofrenda debe ser la que demuestra en los hechos, que este individuo proclama al Eterno por sobre toda la creación y está dispuesto a servirlo, primera y principalmente, cuidando y cumpliendo Sus preceptos, pero también ofreciéndole cosas de valor, para demostrar que Dios y sólo Dios es lo más apreciado.   Cuando actúa de esta manera, entonces es digno de recibir la bendición de Dios: es por eso que inmediatamente después de la prescripción de construir el altar en Shemot 20:25 inmediatamente dice: En todo lugar en donde recuerde Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. De esta manera concluye la etapa que había comenzado en época de los Shofetim, en que cada uno hacia lo que era bueno a sus ojos, con David, Dios vuelve a morar entre el pueblo de Israel y ser el centro donde todos, empezando por el rey, hagan lo que es correcto a Sus ojos, es por eso que el templo de Dios estaba ubicado en ese lugar, el sitio más elevado de la ciudad y por sobre el palacio del rey, precisamente en el monte Moria, que es donde Abraham había ofrecido a su hijo a Dios, nuestro patriarca, es la prueba de lo que un ser humano debe llegar en su relación con Dios. Tener a Dios por sobre todo, y por ende, estar dispuesto a dar todo por Él. De esa manera nos enseña que no hay en este mundo nada más importante que Él. Alabanzas a Dios que me concedió la vida y le otorgó a mi mente raciocinio, que nos elevó con Su Tora y profetas y nos dio la capacidad para entender a los sabios comentaristas, que brindó a mis manos y dedos la facilidad para traducir y escribir en idioma español todas estas palabras para que Su pueblo, que no domina el idioma hebreo, pueda tener acceso a Sus santas enseñanzas. Quiera Dios otorgarme el mérito de que, así como pudimos concluir el libro de Shmuel, en el mes de Tamuz del año 5.783, habiéndolo empezado a escribir en el mes de Tevet del 5.781, así también podamos concluir el resto de los libros del Tanaj, y engrandecer a ojos de los seres humanos, Su glorioso Nombre, Amen.