Versículo 1: Don Isaac Abarbanel dice que, esta segunda convocatoria es aparte de la que había hecho para la guerra contra los Pelishtím que relató en el capítulo anterior. Rashí dice que, se refiera a un segundo llamamiento, además del que había sido convocado para la coronación de David. El motivo por el cual David llama a hombres escogidos, prestos y experimentados en la guerra, pues sospechaba que, tal vez los Pelishtím hagan una incursión y tomen el arca de Dios, entonces, para protegerlo de un ataque enemigo, reúne un grupo de hombres fuertes para que la custodien. Daat Mikrá dice que el motivo, es para que sea una guardia de honor que marche alrededor del arca de Dios, tal como cuando un rey se traslada, se moviliza a su alrededor un batallón de honor que lo custodia y demuestra su honra. Si bien aquí lo relata en forma muy simple y resumida, en Dibré Haiamim I 13:1-6 cuando relata este suceso, lo hace en forma más efusiva y festiva. Algo multitudinario, un evento nacional: Entonces David consultó con los capitanes de miles y de centenas, es decir, con todos los jefes.  Y David dijo a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien, y si (es la voluntad) del Señor nuestro Dios, enviemos mensajeros a todas partes, a nuestros parientes que permanecen en toda la tierra de Israel, y también a los cohanim y a los leviim que están con ellos en sus ciudades y tierras de pastos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos a nosotros el arca de nuestro Dios, porque no la consultamos en los días de Shaul. Toda la asamblea dijo que así lo harían, porque esto pareció bien a todo el pueblo.  Entonces David congregó a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta Levó Jamat, para traer el arca de Dios de Kiriat-Iearim…  

Versículo 2: Daat Mikrá explica que, se refiere a que fue junto con todos los hombres que había convocado en el versículo anterior Rashí y Radak dicen que la ciudad de Baalá es Kiriat-Iearim, tal como dice en Yehoshua 15:60 Keriat Baal, o sea, Kiriat Iearim y así también fue denominado en Dibré Haiamim I 13:6 Entonces David congregó a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta Levó Jamat, para traer el arca de Dios de Kiriat-Iearim. Esta ciudad es conocida hoy con este mismo nombre y queda al lado de Abu Ghosh, a la izquierda del camino que sube a Jerusalem, a unos 3 kilómetros antes de Mebaseret Tzion.   Kiriat Iearim la cual es llamada por el Nombre, el Nombre del Señor de los Ejércitos, que está sobre los querubines Tanto Rashí como Metzudat David sostienen que el arca es llamada por el Nombre de Dios, es lo que más representa a Dios sobre la tierra, hasta el punto tal que, en el desierto cada vez que se trasladaba el arca Moshé decía: ¡Levántate Señor! y sean dispersados tus enemigos, huyan de tu presencia los que te aborrecen.  Y cuando el arca se posaba, él decía: Vuelve Señor, a los miles de millares de Israel. Bamidbar 10:35 Radak dice que, el motivo por el cual se llama así, es porque gracias al arca y lo que sucedió cuando estuvo en manos de los Pelishtím (ver Shmuel I capítulos 5 y 6), fue engrandecido y santificado el Nombre de Dios. Don Isaac Abarbanel, continuando con la línea de pensamiento de Radak agrega que, el motivo por el cual dice dos veces el Nombre de Dios, es porque se refiere a que Su Nombre fue santificado por medio de los Pelishtím, y también por intermedio del pueblo de Israel: una vez fue engrandecido el Nombre de Dios cuando estuvo con los Pelishtím y Dios obró en medio de ellos grandes milagros, ya sea cuando lo pusieron en el templo de los dioses paganos o al sufrir el pueblo grandes plagas a causa del arca (ver Shmuel I capítulo 5). La segunda vez, fue por intermedio de Israel, cuando llegó a Beth Shemesh y los habitantes del lugar no supieron darle el respeto debido, lo que ocasionó que Dios los castigue de gran manera, como dice en Shmuel I 6:19 y 20: E hirió a los hombres de Bet-Shemesh porque habían mirado el arca del Señor. De todo el pueblo hirió a setenta hombres y cincuenta mil hombres, y el pueblo lloró porque el Señor había herido al pueblo con una gran plaga, Y los hombres de Bet-Shemesh dijeron: ¿Quién puede estar delante del Señor, este Dios santo?  Daat Mikrá agrega a los motivos anteriores que, cuando en las escrituras se dice que algo o alguien porta Su Nombre, se refiere a que ese objeto es Suyo, ejemplos de ello es lo que dice en Debarim 28:10: Entonces verán todos los pueblos de la tierra que sobre ti es invocado el Nombre de Dios y te temerán. Es decir, al saber que eres el pueblo de Dios, todos temerán hacerte daño, por temor a la ira de Dios. O lo que dice en Reyes I 8:43 para que sepan que Tu Nombre es invocado sobre esta casa que he edificado se refiere a que el Templo de Jerusalem pertenece a Dios. O lo dicho sobre Jerusalem en Irmiahu 25:29 en esta ciudad que se llama por Mi Nombre, ¿y quedaréis vosotros sin castigo alguno? No quedaréis sin castigo. O Daniel 9:18 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca Tu Nombre; pues no es por nuestros propios méritos que presentamos nuestras súplicas delante de Ti, sino por Tu gran compasión. 

Versículo 3: Rashí dice abiertamente que David cometió un gran error al trasladar el arca sobre una carreta, pues hasta un niño pequeño sabía lo que está escrito en la Tora en Bamidbar 7:9 de que el arca debía ser transportada por los cohanim sobre sus hombros y a pie, tal como lo había hecho Yehoshua cuando cruzaron el río Jordán. Radak y Don Isaac Abarbanel recalcan que, el motivo por el cual recalca dos veces en el versículo que se trataba de un carruaje nuevo, es para acentuar que, en honor al arca, construyeron una carreta nueva que no haya sido utilizada previamente para ninguna otra tarea; pues tal como se hace con un rey, que se le confeccionan prendas nuevas y carruajes nuevos, así honraron al arca como si se tratase de un rey. Daat Mikrá señala que, Abinadab era cohen. El versículo antecede el verbo poner al sujeto (el arca) para resaltar el hecho que no la llevaron en los hombros como la Tora había estipulado, sino que la pusieron sobre una carreta. Acerca del motivo por el cual David prefirió portar el arca en una carreta y no sobre los hombros, Daat Mikrá citando el comentario del Gaón de Vilna, dice que David supuso que esa orden de portar el arca sobre los hombros regía solamente para una generación tan especial como la del desierto, pero, en su generación, no había gente lo suficientemente digna para transportarla, por lo tanto, decidió colocarla sobre una carreta. Otros opinan que, el motivo por el cual decide trasladarla en carreta es porque la casa de Obed Edom estaba a unos 19 kilómetros de la ciudad vieja de Jerusalem, por un terreno accidentado con montañas y valles, es por eso que, erróneamente, consideró que no sería apropiado y digno para el arca que sea transportada a pie. Radak sostiene que, David supuso que el motivo por el cual durante la travesía por el desierto, el arca debía ser llevada sobre los hombros, era porque la tienda del tabernáculo con el resto de los utensilios se llevaban en carretas que habían consagrado los príncipes de las tribus, es por eso que, para demostrar la grandeza del arca, se lo cargaba sobre los hombros y no sobre una carreta como los demás utensilios. Pero, en esta ocasión, en que David solo estaba transportando el arca y no todo el tabernáculo con sus utensilios, pensó que no sería necesario hacer esta diferenciación y por eso ordenó que lo pusiesen sobre una carreta.   Rashí en Dibré Haiamim I 13:7 dice que el razonamiento de David fue: Tal como el arca llegó de vuelta a Israel de manos de los Pelishtím en una carreta nueva, de esa misma manera, será llevada a Jerusalem. David no debería haber tenido que aprender de los demás pueblos, sino de nuestra propia Tora. Algo similar sucede en nuestro actual estado de Israel, cuando debieron establecer ¿Quién es judío? (Algo básico para poder recibir la ciudadanía israelí acorde a la Ley del retorno), si bien para la ley judía, es sabido que, solamente se considera judío a aquel que nace de madre judía o aquel que haya pasado un proceso de conversión aceptable para el rabinato; no obstante ello, el parlamento del moderno estado decretó que, todo aquel que posea un abuelo judío, aun por parte paterna, a pesar que el resto de sus progenitores sean no judíos, con eso basta y debe ser considerado judío a los efectos de la ley del retorno. El argumento para sostener esta nueva y revolucionaria definición fue que, el malvado Hitler consideraba judío y, deportaba a los campos de exterminio, a todo aquel que tuviera, aunque sea un solo abuelo judío, por lo tanto, dicen los jóvenes y poco ilustrados diputados que, si ese individuo hubiera sido asesinado como judío, entonces, es el deber del estado reconocerlos como judíos. Si bien este razonamiento contiene argumentos de empatía y beneplácito con aquellos que sufrieron las crueles y malvados designios de los nazis, no obstante, podría demostrarse esa misma comprensión, tributo y homenaje a esas víctimas del nazismo, sin tener que torcer la ley judía. No precisamos que los demás pueblos (mucho menos un criminal detestable como Hitler) nos enseñe cómo definir ¿Quién es judío? El pueblo de Israel es lo suficientemente sabio y dispone de la Tora entregada por Dios, para poder definir este tipo de dilemas. Si bien los Pelishtím enviaron el arca en una carreta nueva tirada por dos vacas, sin que nadie las conduzca, en esta ocasión, David decidió que Uzá y Ajió sean los que conduzcan la carreta. Esto se debe a que, los Pelishtím no sabían a dónde conducir el arca, es por eso que no ponen a nadie que conduzca la carreta, sino que dejan que sea Dios, el que decida a dónde debe ir; en cambio, en esta ocasión, sí saben a dónde deben conducirla, es por eso que David designa a los hijos de Abinadab. Continúa Daat Mikrá diciendo que, si bien anteriormente, había dicho que el encargado del arca era Eleazar, tal como dice en Shmuel I 7:1: Y vinieron los hombres de Kiriat-Iearim, y subieron el arca del Señor y la trajeron a la casa de Abinadab en la colina, y consagraron a Eleazar su hijo para que cuidara el arca del Señor. Tal vez el motivo por el cual ahora designa a Uzá y Ajió, y no a Eleazar, se deba a que Eleazar era mayor o no era experto en el manejo de las carretas y el ganado, mientras que los otros hermanos sí los eran.  

Versículo 4: Metzudat David señala que, al mencionar que Ajió iba delante, nos hace saber, por qué su hermano Uzá que iba al lado del arca, pudo notar que el arca estaba por caerse, mientras que Ajió no. Maarí Kra dice que, hizo falta aclarar la manera en que lo conducían, para poder entender por qué en el versículo 7 Dios solo se enoja con Uzá mientras que Ajió logra sobrevivir, pues él estaba adelante y no trató de sostener el arca.  

Versículo 5: Metzudat David explica que, cuando dice: delante del Señor se refieren a que bailaban delante del arca de Dios, con instrumentos musicales hechos de madera. Daat Mikrá dice que, este versículo nos señala el apego y la alegría de David por tener el mérito de llevar el arca de Dios a su lugar eterno en Jerusalem.  

Versículo 6: Maarí Kra dice que, a pesar que era un lugar plano, los animales comenzaron a hacer movimientos bruscos, de forma tal que, la carreta se sacudía y eso hacía que, el arca que sobre ella estaba, se mueva y se balancee, es por eso que Uzá extiende su mano para sostener el arca y evitar que no se tambalee y pueda caer. La Tora en Debarim 4:15 dice textualmente que está completamente prohibido tocar el arca: pero que no toquen los objetos sagrados pues morirían O como dice en Bemidbar 7:3 pero no se acercarán a los utensilios del santuario y del altar, para que no mueran, tanto ellos como vosotros. O allí en 7:10 Os doy el sacerdocio como un regalo para servir, pero el extraño que se acerque morirá  

Versículo 7: Ralbag dice que, al ser que Uzá no era Cohen ni Levy, por lo tanto estaba completamente prohibido que toque el arca. Por más que la intención de Uza fue buena, no obstante, se había profanado el arca y la orden de Dios de que sea llevado en los hombros, es por eso que, al no actuar así, entonces llegaron a una situación en la cual el arca se tambalea y debe sostenerla para que no se caiga. Don Isaac Abarbanel enuncia 4 errores que Uzá cometió:

1. Que el arca no fue portada sobre los hombros como la Tora estipuló.
2. Que no fue llevado por los Leviim, como lo designó en la Tora.
3. Que no debería haber estirado su mano y tocar el arca, tal como dijo la Tora: el extraño que se acerque morirá
4. Uzá pensó que el arca se caería y debería sostenerla para que eso no pase, sin saber que el arca no precisa de nadie para sostenerse.

Daat Mikrá sostiene que probablemente haya salido como un rayo desde el arca e hirió fatalmente a Uzá. Este evento recuerda mucho lo sucedió con los hijos de Aaron que murieron al ofrecer fuego sobre el incienso, cuando Dios no lo ordenó Vaikrá 10:1 y 2: Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que Él no les había ordenado.  Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió, y murieron delante del Señor.  

Versículo 8: Metzudat David explica que el enojo de David era consigo mismo, es decir, se disgustó por haber hecho las cosas de una manera equivocada siendo responsable y acarreando esas consecuencias tan drásticas y lamentables. Malvim opina algo similar, y agrega que, la muerte de Uza, le demostró que hizo las cosas de una manera incorrecta y por eso se disgustó consigo mismo por haberse equivocado así. Algo similar a lo que ocurrió con el profeta Shmuel cuando Dios le dice: Me arrepiento de haber hecho rey a Shaul, porque ha dejado de ir en pos de Mí y no ha cumplido Mi palabra. Y le dolió a Shmuel, y clamó al Señor toda la noche (Shmuel I 15:11). Daat Mikrá sugiere que, tal vez fue David el que llamó a aquel lugar de esa manera para remembrar el nombre de Uzá que había muerto en esa situación.  

Versículo 9: Ralbag dice que, cuando David vio lo que sucedió, quedó sin aliento y temió de traer el arca, pues creyó que, a causa de la gran santidad del arca, no podría cuidar de ella como es debido.  

Versículo 10: Rashí explica que Obed Edom pertenecía a la tribu de Levi y que, en el pasado, había vivido en la ciudad de Gat, es por eso que se lo conocía así. Y al ser que vivía cerca de donde ocurrió lo de Uzá y al ser Levi, David consideró oportuno que el arca quede bajo su cuidado y custodia. Probablemente el salmo que más puede reflejar el sentimiento de David en esta oportunidad es el Salmo 25: De David. Hacia Ti, Eterno, elevo mi alma. Dios mío, en Ti he confiado, no me avergüences, que mis enemigos no se alegren por mí. Que tampoco se avergüencen los que en Ti confían. Que se avergüencen los que Te traicionan sin motivo. Hazme conocer Tus senderos Señor, enséñame Tus caminos. Encamíname en Tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación, en Ti deposito mi esperanza todo el día. Recuerda Tu compasión, Eterno, y Tus bondades, pues ellas existen por siempre. Los errores de mi juventud y mis rebeldías no los recuerdes. Con Tu compasión acuérdate de mí, en virtud de Tu bondad, Eterno. El Señor es benévolo y correcto. Por eso orienta a quienes se equivocan en el camino. Encaminará a los humildes en la justicia y les enseñará a los modestos Su sendero. Todas las sendas del Eterno son de bien y verdad para los que guardan Su pacto y Sus preceptos. Por Tu Nombre, Señor, perdona mi iniquidad que es grande. ¿Quién es el hombre que teme al Eterno? Él le mostrará el camino a elegir. Su alma gozará del bien y su simiente heredará la tierra. El secreto del Señor es para aquellos que Le temen y Su pacto (a ellos) les revelará. Mis ojos alzo siempre al Eterno, pues Él libera mis pies de la red. Tórnate hacia mí y apiádate de mí, porque estoy solo y soy humilde. Las angustias de mi corazón crecieron, líbrame de mi aflicción y mi angustia y perdona todos mis errores. Mira cuán numerosos son mis enemigos y cómo me odian injustamente. Protege mi alma y sálvame. Que no me avergüence por haberme refugiado en Ti. La integridad y la rectitud me cuidarán, porque en Ti estoy esperanzado. Dios redime a Israel de todas sus angustias. En este salmo podemos notar cómo David implora a Dios que lo perdone por su falta, que no lo avergüence y que le enseñe Sus caminos (por ejemplo, cómo conducir el arca hasta Jerusalem)  

Versículo 11: Don Isaac Abarbanel dice que, la bendición fue perceptible para todos, pues, tal como había sucedido con Yaacob y Laban, o con Yosef y su amo egipcio (Bereshit 39:2 Y el Señor estaba con Yosef, que llegó a ser un hombre próspero, y estaba en la casa de su amo el egipcio.  Y vio su amo que, el Señor estaba con él y que el Señor hacía prosperar en su mano todo lo que él hacía, vemos que la bendición de Dios era visible para todos, pues, tenían un éxito fuera de lo normal, y en todo lo que hacían prosperaban sin tener ninguna pérdida o conflicto, hasta el punto que todos concluían que Dios estaba con ellos. Los sabios del Talmud en el tratado de Berajot 63b, sostienen que la bendición que Dios le había dado a Obed y a los miembros de su casa fue que todos pudieron tener hijos. (esto puede ser que haya ocurrido, pero que se pudo percibir más tarde, no debemos olvidarnos que el arca estuvo allí solo 3 meses, y ese tiempo no es suficiente para que puedan tener muchos hijos) Malvim citando al Midrash agrega que, tres cosas eran sagradas y elevadas pero que el pueblo consideraba extremadamente peligrosas y nocivas, pues con o por ellas ocurrieron castigos ejemplares:

1. El incienso
2. La vara de Moshé
3. El arca

Entonces, para que el pueblo no se haga una falsa noción y no considere que son cosas malas, Dios hizo que, gracias a ellos, ocurran cosas buenas y que causen bendición. Así veremos que, si bien el incienso causó que muchos mueran, tal como ocurrió en Bamidbar 16:35 Salió también fuego del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. O como había ocurrido con los dos hijos de Aaron Nadav y Abihu, que murieron por ofrecer fuego e incienso que Dios no había ordenado; es por eso que el pueblo pensó que el incienso era algo malo y peligroso. Para corregir este error, Dios hizo que, sea precisamente Aaron con el incienso, el que logre detener la plaga y salvarlos de la muerte, tal como relata en Bamidbar 16:46: Y Moshé le dijo a Aarón: Toma tu incensario y pon en él fuego del altar, y echa incienso en él; llévalo pronto a la congregación y haz expiación por ellos, porque la ira ha salido de parte del Señor. ¡La plaga ha comenzado! Y Aarón lo tomó como Moshé le había dicho, y corrió hacia el medio de la congregación, pues he aquí que la plaga ya había comenzado entre el pueblo. Y echó el incienso e hizo expiación por el pueblo. Y se colocó entre los muertos y los vivos, y la plaga se detuvo. Es decir, gracias a que Aaron fue con el incienso se detuvo la plaga y dejaron de morir. Luego con la vara de Moshé, que el pueblo le temía, pues fue por medio de ella se habían hecho las plagas de Egipto, Dios le dijo que la tome en representación de Aaron jefe de la tribu de Levi y que la ponga en el tabernáculo junto con las varas de los demás jefes de tribus, y fue precisamente esa vara la que floreció y dio frutos, tal como relata en Bemidbar capítulo 17 versículos 1 a 9. Y, por último, con el arca, que el pueblo había escuchado cómo había muerto la gente de Bet Shemesh (Shmuel I 6:19) E hirió a los hombres de Bet-Shemesh porque habían mirado el arca del Señor. De todo el pueblo hirió a setenta hombres y cincuenta mil hombres, y el pueblo lloró porque el Señor había herido al pueblo con una gran plaga. O como le había sucedido en esta ocasión a Uzá que murió por pretender sostener el arca. Es por eso que el pueblo sospechaba que el arca era algo que ocasionaba daño. Para quitar esta falsa idea, es que Dios envía su bendición a la casa de Abinadab en Kiriat Iearim y a la casa de Obed Edom a causa del arca. De esta forma el pueblo aprende que, no son los objetos los que causan los castigos o los males, sino que es la actitud y accionar del ser humano lo que puede acarrear bendición o maldición por parte de Dios.  

Versículo 12: Daat Mikrá explica que, al observar David que Dios había bendecido a Obed Edom, entonces supo que Dios lo había perdonado, y otra cosa aprendió David, que no es el arca lo que mata o castiga, sino la falta o la negligencia que cometieron, tal como dirá en Dibré Haiamim I 15:13, cuando le habla a los de la tribu de Levi: Puesto que no la llevasteis ustedes la primera vez, el Señor, nuestro Dios estalló en ira contra nosotros, ya que no obramos conforme a Su ordenanza. De la descripción detallada que hace en Dibré Haiamim I capítulo 15, podemos notar que, en esta segunda vez, David se prepara mejor y presta atención a todos los detalles: David, y preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una tienda para ella.  Entonces David dijo: Nadie ha de llevar el arca de Dios sino los leviim; porque el Señor los escogió para llevar el arca de Dios y servirle para siempre.  Y congregó David a todo Israel en Jerusalem para subir el arca del Señor al lugar que había preparado para ella ...  Otro detalle que podemos notar, es que, en esta segunda vez, David había preparado de antemano un lugar digno y propicio a dónde llevar el arca, mientras que, en la primera vez, no dice que tenía un lugar ya preparado para el arca. Además, esta segunda vez, David convocó a los sabios y ancianos de Israel para que estén presentes y puedan velar para que todo se haga de la forma más correcta, tal como la Tora lo establece: Fue, pues, David con los ancianos de Israel y los capitanes de miles, a traer, con alegría, el arca del pacto del Señor desde la casa de Obed Edom. David no quiere que el arca se transforme en un amuleto u objeto de adoración, que la gente acuda a ella para que le otorgue bendición y bienestar físico. Pues, el arca contiene las tablas de la ley con sus profundos y elevados contenidos, y que constituyen el pacto de Dios con el pueblo de Israel, y al utilizarlo como si fuera un amuleto, reduciéndolo a un objeto para conseguir sus deseos, sería rebajar algo tan elevado y santo, en algo profano, para uso personal y material. Algo similar dice Rambam en Hiljot Avoda Zara capítulo 11:12 El que susurra versículos de la Tora sobre una herida (para que se cure), como así también, el que dice versículos (como si fuera un sortilegio o conjuro) a un bebé para que se le pase el miedo, o que coloca un rollo de la Torá o tefilín sobre el pequeño para que duerma, aquel que hace esto, no es suficiente para ellos estar profanando el Nombre de Dios y cayendo en la transgresión de no ser adivinos y cometer brujerías, sino que además, ellos son de los que reniegan y profanan la Torá. Don Isaac Abarbanel hace notar que, la primera vez, en el versiculo5 dijo: David y toda la casa de Israel bailaban delante del Señor mientras que ahora dice: e hizo subir el arca de Dios… con alegría, es decir, ya no danzaban y saltaban, sino que era algo más sobrio y respetuoso, era con alegría, tal como dijo Aristóteles: la verdadera felicidad consiste en estar alegre, no en ser dicharachero. Abarbanel lo explica diciendo que, la diferencia entre alegría y dicharachero, es que, la primera es un estado más espiritual e interior, mientras que lo segundo es algo corporal y físico. Al respecto, Rambam en Hiljot Iom Tob 6:20 dice: Cuando una persona come y bebe y está feliz en los días festivos, no debe correr en pos del vino, la diversión y el desenfreno, creyendo, erróneamente que, todo aquel que aumente en estas cosas estará cumpliendo mejor el precepto de alegrarse en las festividades. Esto no es así, pues la borrachera, las carcajadas y el desenfreno, no se consideran una sana alegría, sino que eso es libertinaje, insensatez y desquicio. Y, en ningún lugar, Dios nos ha encomendado ser insensatos o actuar con desenfreno, sino que Él nos ha ordenado regocijarnos con la alegría que conlleva el cumplimiento de los preceptos y el servicio a Dios, creador de todo. Y es imposible servir a Dios, en medio del desenfreno, ni de la borrachera o en el libertinaje. Otro detalle que señala Abarbanel es que, la primera vez, llevaban todo tipo de instrumentos musicales: toda clase de (instrumentos hechos de) madera de abeto, y con liras, arpas, panderos, castañuelas y címbalos, mientras que, en esta segunda vez, tal como dice más adelante en el versículo 15: con aclamación y sonido de Shofar. Si bien al principio del versículo dice: rey David, luego solamente dice: David, pues él mismo en persona, a pesar de que era el rey y fácilmente podría delegar la tarea en otro, no obstante, él mismo quiso ocuparse de cada detalle.

Versículo 13: Daat Mikrá recalca que esta segunda vez, a diferencia de la primera, no fue transportada en una carreta, sino que se hizo tal y como lo estipula la Tora: por intermedio de los Leviim y portándola sobre sus hombros. Si bien aquí no se extiende mucho, en Dibré Haiamim I capítulo 15, allí abunda en detalles de quiénes y cómo transportaron el arca: y les dijo (David): Vosotros sois los jefes de las casas paternas de los leviim; santificaos, tanto vosotros como vuestros parientes, para que subáis el arca del Señor, Dios de Israel, al lugar que le he preparado.  Puesto que no la llevasteis ustedes la primera vez, el Señor, nuestro Dios estalló en ira contra nosotros, ya que no obramos conforme a la ordenanza ... Y los hijos de los leviim llevaron el arca de Dios sobre sus hombros, con las barras puestas, como Moisés había ordenado conforme a la palabra del Señor.     Leviim transportando el arca   Don Isaac Abarbanel explica que, como es de imaginar, la tensión habrá sido muy alta, pues la vez pasada, solo porque Uzá osó tocar el arca fue aniquilado en el momento, ahora que los Leviim la toman con sus manos y la trasladan la incertidumbre sería mucho mayor, ¿Acaso nuevamente Dios se enojaría por mover el arca?  ¿nuevamente serían castigados o no? Es por eso que, al ver David que, los Leviim pudieron transportar el arca y nada les sucedió, decide hacer una ofrenda de alabanza a Dios. Acorde a la opinión de Radak, los que brindaron la ofrenda fueron los mismos Leviim, pues ellos temían que les suceda lo mismo que a Uzá, pero, al ver que pudieron trasladarse y nada malo les pasó, se alegraron, bajaron el arca, y alabaron y ofrendaron a Dios. Vemos que no se trata de una ofrenda común, sino que era lo más selecto y escogido para ofrendar.  

Versículo 14: En Shmuel I 2:18 nos relata que también Shmuel vestía un efod. El efod, era una vestimenta que usaban típicamente todos aquellos que consagraban su vida al servicio Divino, tanto los cohanim, como los Leviim, aun con su manera de vestir, honraban y enaltecían el servicio a Dios, es por eso que, David decide vestir esta ropa especial, tal como las personas apegadas a Dios. Daat Mikrá resalta que, en esta segunda vez que van a transportar el arca, vemos cómo David es muy activo organiza, controla y también participa en todo, es por eso que vemos que en todos estos versículos se repite una o dos veces el nombre de David en cada versículo, para denotar cuanto entusiasmo, dedicación y fervor por Dios y el arca, tenía David. Todo eso lo hizo en honor a Dios, sin tener en cuenta su propio honor de rey. Es por eso que solamente se lo denomina David, y no el rey David. De este versículo, Rambam en Hiljot Shofar, Suca y Lulav 8:15 legisla: El regocijo, con el que una persona se regocija al hacer un precepto y el amor a Dios que nos prescribió eso, es un nivel muy elevado, por lo tanto, todo aquel que se priva de este goce, merece escarmiento, tal como dice: “por ser que no has servido al Señor tu Dios con regocijo y alegría. Y todo aquel que se enaltece, rindiéndose honor a sí mismo y haciéndose el presumido en este tipo de situaciones, es considerado un pecador y un necio. Y por esto advirtió el rey Salomón y dijo: “No te hagas el engreído delante de un rey”. Por otro lado, todo aquel que se humilla y rebaja su cuerpo en estas situaciones, en realidad, él es el más digno y honorable pues sirve a Dios por amor. Y no hay grandeza y honor fuera del regocijo que se siente ante el Señor, es lo que dice la escritura acerca de David: David danzaba con toda su fuerza delante del Señor    

Versículo 15:  Daat Mikrá sostiene que, hacer sonar el Shofar al conducir el arca hasta la ciudad de David, hace que este suceso se asemeje al evento del monte Sinai, cuando el pueblo de Israel aclama al Señor como su Dios. En salmos 98:4 podemos notar una alusión al sonido del Shofar con la aclamación de Dios como soberano supremo: Aclamad al Señor toda la tierra, cantad con fuerza cánticos, entonar himnos y salmos. Entonar salmos al Señor con el arpa, con el arpa y con la voz del canto al son de trompetas y de la voz del shofar aclamad frente al Rey Eterno  

Versículo 16: Tal como dijimos en la explicación del versículo 15, David hacía todo en honor a Dios, sin tener en cuenta su propia honra de rey. Es por eso que, hasta ahora, los versículos anteriores se dirigían a él solamente como David, y no como el rey David. Sin embargo, en este versículo sí dice el rey David y se refiere a cómo Mijal lo veía. Para ella era importante guardar la postura y la pose del rey, aun frente a Dios, cosa que David le marcará a Mijal, que ese pensamiento es un gran error conceptual.   Radak dice que, Mijal al ver a David desde la ventana de su alcoba, le pareció despreciable la actitud de David, que bailaba y brincaba como una persona cualquiera. Pues ella consideraba que no era digno de un rey actuar de tal manera, ni aun delante de Dios. Es por eso que, más adelante, cuando David vuelva a su casa, Mijal lo amonestará a David por su manera de actuar. Malvim explica que, el motivo por el cual el versículo recalca que Mijal era hija de Shaul, es para enfatizar que ella provenía de la realeza y toda su vida fue educada bajo las normas del palacio y el protocolo, y ella sabía que un rey debía guardar su lugar y dignidad, y esa actitud de David, iba en contra de todo lo que ella había vivenciado, jamás había visto a su padre, el rey Shaul, actuar de esa manera. Daat Mikrá sostiene que, Mijal consideró la actitud de David inapropiada para la investidura de un rey. Por otro lado, es de notar que Mijal no lo despreció a David en público, sino que el versículo recalca que todo esto fue en su corazón. Por otro lado, también debemos resaltar que, Mijal no acudió a recibir el arca, sino que ella lo vio desde su ventana. Obviamente, esta actitud contrasta con la de David, en donde el honor a Dios estaba por sobre la nobleza y la dignidad del rey, no obstante, Mijal, aparentemente sostenía que la aristocracia y la estirpe real debían seguir guardándose y que el rey o la reina no deben salir al encuentro de los demás, sino que deben ellos ser honrados en sus palacios.  

Versículo 17: Radak opina que, a pesar que anteriormente, cuando el arca había estado en casa de Abinadab y de Obed Edom, había estado dentro de una casa techada, eso fue así, porque debieron dejarla allí en forma esporádica, no como un lugar fijo. Pero cuando David la trae a Jerusalem que será el lugar en donde reposará para siempre, entonces David mandó a preparar una carpa como el tabernáculo, pues así residía el arca desde la época de Moshé, hasta que se construya finalmente el gran templo de Jerusalem. Si bien el tabernáculo, con el resto de los utensilios, estaba en Guibón (ver comentario en Shmuel I 7:2), David no quiso dirigir hacia allí el arca, pue él ya sabía que, en Jerusalem se construiría el santuario de Dios, por lo tanto, no tendría sentido llevar el arca hasta Guibón, para luego tener que volverla a traer junto con el resto de los utensilios, a Jerusalem, es por eso que decide traer el arca a Jerusalem y luego traer el resto del santuario con sus utensilios.  

Versículo 18: En Dibré Haiamim I capítulo 16 versículos 7 al 36, relata que David compuso una alabanza especial a Dios para esa ocasión. Hasta el día de hoy, pasó a ser parte de los rezos con los que se comienza la plegaria matutina, se conoce con el nombre de Hodú. Daat Mikrá dice que el texto utilizó el mismo verbo (concluyó) que se usó cuando Dios culminó la creación de los cielos y la tierra, que también fue utilizado cuando Moshé finalizó la construcción del tabernáculo en el desierto. El mensaje parecería ser que el objetivo espiritual, que comenzó en la creación, y pasó por el tabernáculo, que representa la presencia de Dios junto al pueblo de Israel, llega a su punto cúlmine, al instalarse el arca en Jerusalem, su lugar permanente. También es interesante notar que tanto Dios, como Moshé, luego de finalizar la obra, bendicen al pueblo, ver en Bereshit 2:2 Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó y Shemot 39:42: Y Moshé examinó toda la obra, y he aquí, la habían llevado a cabo; tal como el Señor había ordenado, así la habían hecho. Y Moshé los bendijo. Así también hicieron Moshé y Aaron al inaugurar el santuario en Vaikrá 9:23 Y Moshé y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, y la gloria del Señor apareció a todo el pueblo. Continúa diciendo Daat Mikrá, que el motivo por el cual utiliza este Nombre de Dios (Señor de los Ejércitos) para bendecir al pueblo, es porque así fue llamada el arca de Dios: Nombre del Señor de los Ejércitos delante de la cual David está bendiciendo al pueblo.  

Versículo 19:  La abundancia de detalles que otorga este versículo, nos demuestra el gran esmero que puso David en todo, y cómo se preocupó que cada cual, hombres mujeres y niños reciban comida, como si se tratase de un convite en donde cada invitado recibe su plato con comida digna y honorable. No escatimó esfuerzos y trató de que no solo la nobleza o la gente cercana al rey disfrute, sino también toda la multitud del pueblo, cada cual en particular. La primera vez que David quiso llevar el arca (desde el versículo 1 a 7) allí aparece el nombre de David 3 veces. La segunda vez (desde el versículo 12 a la mitad del 20) se menciona el nombre de David 9 veces. Esto nos habla que la segunda vez, David estuvo mucho más activo y velaba porque todo estuviera bien hecho.  

Versículo 20: Malvim resalta que podemos ver la grandeza de David, que no solo se ocupó de cada uno del pueblo, sino que, una vez que finalizó se dirigió a su casa, a su familia para festejar y bendecirlos. En el texto en hebreo hay un espacio en blanco entre el primer y segundo párrafo:  Y regresó David para bendecir a su casa.                     Y salió Mijal, hija de Shaul, al encuentro de David esto nos viene a simbolizar un silencio y contraste, por un lado, David entra contento y alegre a su casa, por el otro lado, Mijal, al recriminarle a David de esa manera, es como si le arrojara un valde de agua fría, que lo deja a David helado. Daat Mikrá señala que, Mijal ni siquiera esperó a que David entre a su casa, sino que ella salió a su encuentro, lo que nos demuestra la furia que tenía por la actitud de David que ella no comprendía. El versículo recalca que ella era: Mijal, hija de Shaul es decir, en ese momento, ella se siente más identificada con Shaul que con David, es por eso que no dice: Mijal, esposa de David, ella no compartía ni entendía esta forma de actuar de David. No debemos confundirnos, Mijal no odiaba a David, al contrario, ella lo amaba, tal como dijo antes en Shmuel I 18:20 y 28 Y Mijal, hija de Shaul, amaba a David… Vio Shaul y comprendió que el Señor estaba con David, y Mijal, hija de Shaul lo amaba Y aun arriesgó su vida para salvar a David de las garras de su padre Shaul, tal como relata en Shmuel I 19:11 Shaul envió gente a la casa de David para vigilarle a fin de matarlo por la mañana; pero Mijal, esposa de David, le avisó, diciendo: Si no pones a salvo tu vida esta noche, mañana te darán muerte. Mijal bajó a David por una ventana, y él salió, huyó y escapó. Es la primera (y única?) mujer que las escrituras dicen explícitamente sus sentimientos hacia un hombre. Por lo tanto, debemos concluir que la intención de Mijal no era mala, ella buscaba el bien y la honra de David, solamente que se equivocó en la manera de pensar sobre él y la manera de expresarse. Los comentaristas concuerdan en que el principal error de Mijal es que le habló a David en forma sarcástica e irónica, lo que provocó la reacción de David. De seguro, si Mijal se hubiera dirigido a él con palabras suaves y amigables, diciéndole: ¡Qué feliz que te veías David! ¡Qué bueno que hayas podido traer el arca de Dios a Jerusalem! Solamente David, ¿no te parece que hubiera sido mejor que tú, en tu carácter de rey, no saltes tanto y dejar que eso lo hagan otros?  Probablemente David no se hubiera sentido agraviado ni lastimado con las palabras de ella y le hubiera respondido más amigablemente. Radak explica que cuando Mijal le dice: ante los ojos de las criadas de sus siervos se refiere que no se rebajó ante sus siervos, sino aun peor, ante los siervos de sus siervos. El Midrash dice que las palabras de Mijal fueron más duras aún, pues ella le insinuó que, en el palacio de su padre, donde ella se había criado, sí había nobleza, aristocracia y dignidad, en cambio, David, aparentemente no tiene esas cualidades, sino que es uno cualquiera del populacho… Metzudat David agrega que Mijal le hace sentir a David que él actúa como una persona del más bajo estrato social, en vez de tener la grandeza y altruismo de un rey. Para Mijal, ese fue un día nefasto y funesto para David, es por eso que repite dos veces la frase: en este día.  

Versículo 21:  Radak señala que David le responde con dureza, tanto por los argumentos como así también por el tono sarcástico con que Mijal le habló, es por eso que le insinúa que en la casa de su padre Shaul, de la que ella tanto se vanagloria, allí dejaban de lado la honra y respeto a Dios y se preocupaban por el honor y reputación personal (así vemos cómo Shaul transgredió el mandato de Dios, por temor a lo que diría u opinaría el pueblo, la primera vez al no esperar a que llegue Shmuel para brindar la ofrenda y la segunda al dejar vivos al ganado y al rey de Amalek), mientras que David, dejaba de lado su honor y gloria, para dedicarse a engrandecer y exaltar a Dios. Y por eso Dios despreció el reino de Shaul y lo entregó a David que no era tan vanidoso. Malvim sostiene que, la respuesta de David fue mucho más profunda y sabia. Él le responde a Mijal, que Shaul, al ser que fue pedido por el pueblo, tal como le habían exigido a Shmuel: Ahora pues, desígnanos un rey para que nos juzgue como todas las naciones, Shaul debía preocuparse constantemente de ser honrado y aceptado por el pueblo, pero en cambio David, que fue designado por Dios, y no por el pueblo, no precisa de la aprobación del pueblo ni de hacer cosas para caerles bien. Como es sabido, a pesar que los ministros deben ser respetados, ellos mismos no deben engrandecerse delante del rey, o un sirviente delante de su patrón, así también David, considera que no es apropiado que él se haga el vanidoso delante de Dios. Don Isaac Abarbanel dice que David le explica a Mijal, que la preocupación de ella por la honra del rey y el cuidado del honor del trono, serían correctos, si David hubiera hecho todo eso para honrar a alguna persona, pero al tratarse de Dios, eso no debe considerarse despreciable para un rey sino, al contrario, los reyes delante de Dios son como siervos. De esta manera David, le demuestra que no fue como ella pensó, no se trataba de una alegría material y física, sino de algo mucho más elevado, de un regocijo espiritual, más aun cuando Dios le otorgó tanto honor y lo puso a él en el trono de Shaul. Mijal, quiso sugerirle a David que, a diferencia de ella, él no pertenecía a la realeza, y que, en realidad, accedió al trono gracias a ella y su familia que ellos sí sabían mantener el honor de la realeza y el respeto por la corona. Ante esto, David quiere dejar el tema muy claro, él accedió al trono por Dios, no por Shaul ni por Mijal, pues ellos fueron despreciados por Dios.  

Versículo 22:  Metzudat David sostiene que, no es como Mijal pensaba, al contrario, ese tipo de actos, lejos de rebajar al rey, lo elevan y lo hacen ser querido por el pueblo. David dejaba de lado su propio honor para ocuparse del honor de Dios. Malvim cita lo que los sabios dicen: El honor es como la sombra, todo aquel que persigue la persigue, ésta se escapa de él; mientras aquel que huye de ella, ésta lo persigue constantemente. Exactamente así ocurre con el honor, cuando más se lo persigue, más se aleja el honor de él, pero cuando más se huye de él, el honor lo perseguirá constantemente. Daat Mikrá señala que, David recalca: me humillaré ante mis propios ojos no como dijo Mijal: Se descubrió en este día ante los ojos de las criadas, como queriéndole decir: no ante los ojos de las criadas yo me humillo, sino ante mis propios ojos, es decir, realmente me siento humilde y poca cosa ante Dios. Rashí explica que, a diferencia de Mijal, las criadas sí lo respetan a David. Daat Mikrá dice que, esta actitud de Mijal, produjo un quiebre en la relación de ellos dos, y aquí le sugiere que, en un futuro David se alejará de ella, tal como podemos deducir del próximo versículo.  

Versículo 23: Radak dice que, los sabios en el tratado Sanedrín 21a, explicaron que desde ese día en adelante no tuvo hijos, pero antes sí. Otra posibilidad de entender esto es lo que dijeron en el Midrash, no tuvo hijos hasta el día de su muerte, pero el día de su muerte sí pudo dar a luz, es decir, que murió a causa del parto, tal como dicen allí: tres murieron en el momento de dar a luz:

1. Rajel,
2. La nuera de Eli, esposa de Pinjás (Shmuel I 4:19) y
3. Mijal, hija de Shaul.

No obstante, no todos concuerdan con esta opinión y prefieren mantenerse fiel a la literalidad del texto de donde se deduce que Mijal no tuvo ningún hijo. Así, Rashí explica que, ese fue el castigo para Mijal, por haber reprochado a David que haya dejado de lado el honor del rey, para alegrarse y honrar al arca de Dios. Don Isaac Abarbanel agrega que, además de este motivo que cita Rashí, existe otra razón por la cual Dios hizo que Mijal no pueda tener hijos, y es porque Dios no quería que se mezcle la descendencia de Shaul con la de David. Pues Dios había dicho en Shmuel I 15:28 Entonces Shmuel le dijo: Hoy el Señor ha cortado de ti el reino de Israel, y lo ha dado a tu prójimo que es mejor que tú. Además, continúa Abarbanel, Dios sabía que, en el futuro, los de Guibón exigirían la muerte de los descendientes de Shaul, a causa de lo que éste les había hecho a sus ancestros cuando mató a todos los sacerdotes de la ciudad de Nob (ver más adelante en el capítulo 21), entonces, si David hubiera tenido un hijo de Mijal, hija de Shaul, ¿Qué hubiera tenido que hacer David en ese momento? ¿Debería entregar a su propio hijo o lo protegería dejando que la gente diga que hizo preferencias y mandó a matar a otro descendiente de Shaul para proteger al hijo de Mijal? Es por eso que, además del castigo que merecía Mijal, y, para evitar la futura situación engorrosa, Dios, en su infinita sabiduría, hizo que Mijal no tenga hijos con David y de esa manera evitar esa incómoda situación.