Linea de tiempo
Jueces
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1
Deficiencias de la conquista
Apertura
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2
La reprimenda del ángel y la característica del libro
Apertura
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3
Otniel, Ehud y Shamgar
Ehud hijo de Guerá
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4
La guerra de Débora y Barak
Dvorá y Barak
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5
El cántico de Déborá
Dvorá y Barak
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6
La consagración de Guidón
Guidón
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7
La guerra contra Midián
Guidón
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8
La persecución de Zevaj y Tzalmuna
Guidón
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9
La parábola de Iotam y la guerra contra Shejem
Abimelej
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10
Tolá; Iair; Conceptos de reprimenda
Tolá; Iair
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11
El discurso de Iftaj y su promesa
Iftaj
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12
La guerra contra los hijos de Efraim
Iftaj
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13
La mujer de Timná
Shimshón
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13
La consagración de Shimshón
Shimshón
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16
La mujer en Gaza y Dlilá
Shimshón
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17
La realización de la escultura y la designación de Mijá
La escultura de Mijá
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18
El cruce del río Dan
La escultura de Mijá
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19
El episodio de la concubina
La concubina en la ciudad de Guivá
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20
La guerra contra Biniamín
La concubina en la ciudad de Guivá
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21
Yavesh Guilad y las hijas de Biniamín
La concubina en la ciudad de Guivá
lior
Jueces 4
Versículo 1
Versículo 1:
Introducción a la guerra de Barak y Deborá
Tal como lo relata el libro de Yehoshua, la mayoría de las poblaciones Cnaanim habían sido conquistadas y destruidas, no obstante, hubieron otras que aún no habían sido desterradas, entre ellas las que habitaban en el valle de Izreel, es lo que dice en Yehoshua 17:16 Y le dijeron los hijos de Yosef: No nos bastará a nosotros este monte: y todos los Cnaanim que habitan la tierra del valle tienen carros de hierro; tanto los que están en Betshean y sus aldeas, como los que están en el valle de Izreel.
Esta franja iba desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán. Con el tiempo, estos Cnaanim que habitaban en el valle de Izreel fueron tomando fuerza y coraje; estaban fuertemente armados y de a poco fueron hostigando a Israel y soñando con la idea de expulsarlos y reestablecer el país de Cnaan. Fue en ese contexto que la profeta Deborá llama a la guerra y de hecho será esta la última guerra entre Israel y los Cnaanim.
Los capítulos 4 y 5 se complementan uno con el otro. Uno relata la guerra en sí, el otro el cántico de Deborá por el triunfo. Para entender plenamente lo que ocurrió allí debemos analizar los dos capítulos, pues lo que uno encubre, el otro lo explica.
Mas los hijos de Israel tornaron a hacer lo malo a los ojos del Eterno, y después Ehud murió. La mayoría de los comentaristas hacen hincapié en que debería haber dicho que Shamgar murió y no Ehud, pues en el capítulo anterior mencionó a Shamgar después de Ehud. Abarbanel explica esto, diciendo que en realidad el pueblo comenzó a hacer lo malo a los ojos de Dios, desde que murió Ehud y durante los días de Shamgar, es por eso que en los días de este último Shofet, Dios no ha obrado por ellos grandes salvaciones.
Otros comentaristas opinan que comenzaron a pecar aun en días de Ehud, es por eso que aquí no dice como dijo con Otniel en el capítulo anterior versículos 11 y 12: Y murió Otniel, hijo de Knaz. Y tornaron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos del Eterno, sino que aquí dice primero que hicieron lo malo y luego dice que murió Ehud, de allí infieren que comenzaron a pecar antes que muera.
Daat Mikra, dice que menciona a Ehud y no a Shamgar, pues Ehud fue el Shofet que más se destacó en esa época.
Jueces 4
Versículo 2
Versículo 2: Y el Eterno los vendió en mano de Yabín, rey de Cnaan, el cual reinó en Jatzor: y el capitán de su ejército era Siserá, y él habitaba en Jaroshet Goim. Cuando dice: los vendió en mano quiere decir que los entregó totalmente en manos de aquel rey. Lo más probable es que no se refiera a todo el pueblo de Israel, sino a las tribus aledañas al valle de Izreel, es decir, las tribus de Issajer, Zebulún, Naftali, Ahser, Menashé y Dan.
Si bien dice que reinó en Jatzor, se refiere a que eso fue en el pasado, antes que llegue Yehoshua, pero una vez que éste ingresó a la tierra de Israel, conquistaron todo ese territorio, tal como dice en Yehoshua 11:10 Y regresó en ese momento Yehoshua y tomó a Jatzor y a su rey hirió a espada. Pues Jatzor, en ese tiempo era la cabeza de todos esos reinos. Hirieron a filo de espada a toda alma que había en ella aniquilándola: No quedó ni un alma. Y a Jatzor quemó con fuego. En realidad, la ciudad de Jatzor, que queda al noroeste de Tzfat, cerca de donde hoy en día esta la ciudad de Jatzor Hagalil y al lado de Ayelet Hashajar; no fue reconstruida sino hasta la época del rey Salomón y así lo demuestran las ruinas de las excavaciones modernas en donde se puede ver que la ciudad de Jatzor efectivamente fue destruida y quemada en la época de Yehoshua (Cita de Wikipedia: No obstante, un estrato arqueológico de alrededor del año 1200 antes de la era común, muestra señales de un fuego catastrófico, y tablillas cuneiformes encontradas en el yacimiento se refieren a monarcas llamados Ibni Addi , donde Ibni puede ser el origen etimológico de Yavin ( Jabín ). La ciudad también muestra signos de haber sido una magnífica ciudad cananea antes de su destrucción, con grandes templos y opulentos palacios, dividida en una acrópolis superior y una ciudad inferior; la localidad evidentemente fue una gran ciudad cananea)
Al ser que la ciudad de Jatzor estaba destruida, es por eso que Siserá, que era el jefe del ejército no estaba instalado allí, sino en la ciudad Jaroshet Goim, una ciudad fortificada que quedaba al sureste de lo que hoy es la ciudad de Haifa, cerca de Yoknean. Era una fortaleza ubicada en una colina a los pies de la cadena montañosa Carmel y desde allí dominaba todo el valle de Izreel. Esta ciudad estaba al sur del rio Kishón, esto era así, porque al ser que poseía 900 carros de guerra y cada uno era tirado por tres o cuatro caballos, eso implica que tenía unos 3000 caballos. Estos animales, si bien son muy fuertes, por otro lado, precisan además de comida, beber mucha agua. Un ser humano puede cargar consigo 4 o 5 litros de agua y con ello mantenerse 2 o 3 días sin necesidad de estar cerca de una fuente de agua, en cambio los caballos, a diferencia de los camellos, precisan mucha agua por día, es por eso que Siserá, para poder mantener su poderosa maquinaria de guerra, precisa estar cerca de un río que provea abundante agua para sus caballos.
Malvim recalca que, al principio, Israel fue entregado en manos de Aram y luego en manos de Moab, tal como lo relató en el capítulo anterior. Estos pueblos no pertenecían a uno de los 7 pueblos Cnaanitas; pero al ser que el pueblo de Israel persiste en hacer lo que era malo a los ojos de Dios, entonces los entrega en manos de esos pueblos a los cuales Israel debía desterrar, cumpliendo así lo que dice la Tora en Debarim 28:13 si van en el camino de Dios: Y el Eterno te pondrá a la cabeza (de esos pueblos) y no a la cola, y estarás arriba y no debajo (de tus enemigos), si atendieres los mandamientos del Eterno tu Dios mas si el pueblo abandona el camino de Dios, entonces se cumplirá lo que dice en Bamidbar 28:43: el forastero que estuviese en medio de ti se elevará muy alto (será poderoso) por sobre ti, en tanto tú, descenderás muy bajo (serás muy débil)
Jueces 4
Versículo 3
Versículo 3: Y los hijos de Israel clamaron al Eterno, porque aquél tenía novecientos carros de hierro: y había afligido en gran manera a los hijos de Israel durante veinte años. Abarbanel explica que por dos motivos clamaron a Dios:
Malvim hace una diferencia entre el término clamar que figura aquí y el término implorar que menciona arriba en 3:9 o 3:15, y dice que clamar hace alusión a una situación de mayor angustia que el verbo implorar.
Además de los dos motivos que mencionó Abarbanel, Malvim agrega otro más que hace que la situación del pueblo de Israel sea agobiante y es que además de lo duro del sufrimiento con que los oprimían, esto era así desde hacia mucho tiempo, veinte años. No se trataba de un sufrimiento pasajero, sino de algo que ya venía acumulándose desde hacía muchos años.
Debemos notar que el versículo dice que había afligido en gran manera a los hijos de Israel pero no dice que habían sometido a Israel y que debían pagarle tributo, etc.; pues Yabin sabía que no podía derrotar al pueblo de Israel, es por eso que su estrategia era otra: eran ataques esporádicos a las aldeas de Israel, a los transeúntes, robándoles, saqueándolos y destruyendo todo lo que sembraban o construían. De esta manera, desmoralizar al pueblo, desgastarlos y que abandonen ese territorio. El pueblo de Israel, ante esta situación, sufría en silencio sin hacer nada, pues no podía enfrentarlos, porque sus enemigos tenían carros de hierro, y ante esta maquinaria de guerra, el pueblo de Israel no podía guerrear, tal como lo vimos en el libro de Yehoshua 17:16 Y le dijeron los hijos de Yosef: …y todos los Cnaanim que habitan la tierra del valle tienen carros de hierro. los pueblos que habitaban en las montañas no poseían carros de guerra pues en las montañas es más difícil poder utilizarlos, pero en la zona plana son muy útiles y pueden definir en la batalla, el ejército de Israel, que estaba formado por soldados a pie, no podía hacer frente a una formación de carros blindados ni enfrentarse contra los carros de hierro de los Cnaanim que allí habitaban.
El carro de guerra egipcio, era más pequeño y para una sola persona.
El carro de guerra Cnaaní, era más grande que el egipcio y era para tres personas.
Jueces 4
Versículo 4
Versículo 4: Y Débora, la profetisa, mujer de Lapidot era el Shofet de Israel en aquel tiempo. Malvim recalca que la salvación de Israel se deberá a los siguientes factores:
Jueces 4
Versículo 5
Versículo 5: y ella habitaba debajo de Tomer Débora, entre Rama y Bet El, en el monte de Efraim: y los hijos de Israel subían a ella a juicio. En hebreo el término tomer , significa: palmera. Los sabios dijeron que esa palmera se la conocía con ese nombre (palmera de Deborá) porque precisamente allí fue enterrada la nodriza de Rivka que también se llamaba Deborá, tal como dice en Bereshit 35:8.
Daat Mikra dice que ella se ponía al pie de la palmera porque este árbol se veía desde lejos y así todos podían saber en dónde estaba sentada Deborá y venir a ser juzgados por ella.
Si bien las ciudades de Rama y Bet El estaban dentro del territorio de Efraim, las ciudades en sí pertenecían a la tribu de Biniamín, tal como dice en Yehoshua.
Abarbanel, explica que el motivo por el cual Deborá estaba bajo una palmera y no en su casa, se debe a que de esta manera, estando en un lugar visible y bien especificado: entre Rama y Bet El entonces cualquiera podía acercarse a ella para ser juzgado o saber el camino de Dios, y por ser que ella era una mujer, no quería que los hombres entren a la casa de una mujer y permanezcan a solas con ella, es por eso que prefería estar al aire libre y de esa manera no levantar sospechas. Concluye Abarbanel diciendo que esto debe ser un ejemplo para toda persona, es decir, evitar ponerse en situaciones que den lugar a sospechas.
Malvim agrega otros detalles más acerca de esta descripción y dice que justamente eligió la palmera, pues, así como la palmera, da poca sombra, así también en aquella época, escaseaban las personas sabias que podían guiar al pueblo por el camino de Dios.
En realidad, vemos que la palmera es un árbol que en la liturgia bíblica es muy utilizada para compararla con las personas justas y piadosas. Esto es más patente en el salmo 92 en donde compara a los malvados como si fueran hierba mientras que los justos y piadosos son como una palmera el justo, como la palmera florecerá; … Plantados en la Casa del Eterno. En los atrios de nuestro Dios, florecerán. Darán sus frutos aun en la vejez, frondosos y lozanos estarán a diferencia de los malvados, que, si bien se extendían mucho, son solo pastos bajos, que no se elevan y además no dan frutos, en cambio la palmera, se eleva, da frutos, es firme, se mantiene, crece erguida hacia el cielo. A pesar de estar rodeada de aguas amargas, como las del mar, igualmente da los frutos más dulces que otorgan los árboles, el dátil, la alegoría es que el justo, por más que a veces le toca vivir en una sociedad hostil, igualmente no se deja llevar y sabe sacar lo mejor que puede alcanzar un ser humano en este mundo. Es humilde y se inclina con el viento, como las palmeras que pueden soportar aun los huracanes, pues se inclinan y no poseen un tronco duro que se pueda partir con el viento. Pero no debemos olvidarnos, ¿qué es lo que le da la fuerza a ese justo para mantenerse? Lo que les da la fortaleza para mantenerse, es el hecho de estar plantado en la casa de Dios, en los patios de Dios florecen, se refiere a que la conexión con Dios es lo que lo mantiene y lo hace florecer, mientras que aquel malvado, al estar desconectado de Dios, se pierde para siempre, por más que crezca como el césped. Además, los justos, van a mantenerse, seguirán dando frutos por siempre, no es algo momentáneo o limitado como en el caso de los malvados.
De estas descripciones podemos notar la grandeza de Deborá, que es una mujer sabia, justa, ágil, preocupada por su pueblo, que lo reprende y lo hace transitar por el camino correcto y logra reconciliar a Dios con Su pueblo, tal como lo hizo Moshé en varias oportunidades, aplacando la ira Divina y salvando al pueblo de Israel de la destrucción.
Jueces 4
Versículo 6
Versículo 6: Y ella envió a llamar a Barak hijo de Abinoam, de Kedesh de Naftalí, y le dijo: ¿Acaso no te ha mandado el Eterno Dios de Israel, diciendo: Ve, y atrae gente al monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Naftalí, y de los hijos de Zebulún. Barak, estaba en la ciudad de Kedesh, que queda al norte, en el Galil, en el territorio de Naftalí
Hay quienes explican que cuando dice: ¿Acaso no te ha mandado el Eterno…? Se refiere a una frase que implica algo claro y seguro, como si fuera que ya está hecho. Otros opinan que en realidad Deborá ya se lo había dicho antes y Balak se apresuró a cumplirlo, pero el pueblo de Israel no salió tras de él, tal vez porque no le creyeron.
La expresión: y atrae gente es utilizada con el sentido de que debe hacer algo para sacarlos de su lugar y llevarlos, pues ellos temían enfrentarse a Siserá y sus carros de hierro.
al monte Tabor, el cual era un lugar seguro, pues los carros de guerra de Siserá no eran útiles en la zona montañosa y con piedras.
y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Naftalí, y de los hijos de Zebulún al ser de su propia tribu, sería más factible que lo quieran seguir. Además, estarían luchando por su propio territorio y para defender sus casas y familia.
Si bien este reducido número de soldados, no serviría para enfrentar a Siserá con sus 900 carros de guerra, en realidad el plan Divino, no era que ellos luchen, sino que ellos sirvan de señuelo para que Siserá salga en pos de ellos y entonces Dios pelee por ellos y los entregue en sus manos, tal como dice en el próximo versículo.
Jueces 4
Versículo 7
Versículo 7: Y Yo atraeré hacia ti a Siserá, capitán del ejército de Yabín, al río Kishón, con sus carros y su multitud, y lo entregaré en tus manos Dios le promete que va a sacar a Siserá de su ciudad fortificada y lo llevará a la planicie, como un pez que va detrás del anzuelo y lo hará caer.
Tal como dijimos antes, la fuerza de caballería, si bien tiene un poder de combate letal, los caballos precisan beber grandes cantidades de agua al día, es por eso que Siserá siempre se mantendrá cerca del río para que los caballos tengan abundante agua antes de que llegue el día del combate.
y lo entregaré en tus manos No obstante, Dios no le explica cómo lo entregará en sus manos.
Jueces 4
Versículo 8
Versículo 8: Y Barak le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré: pero si no fueres conmigo, no iré. Barak pretende que Deborá vaya esta vez con él a Kedesh a juntar a los hombres de guerra, no porque no confiaba en lo que le decía o porque no creía en su profecía, pues aquel que el que desobedece al profeta que habla en nombre de Dios, tiene pena de muerte, tal como dice Rambam en Mishne Tora, Hiljot Isode Hatora, capítulo 9:2 “Por lo tanto [si un profeta] nos dictaminase algo que no está escrito en la Tora, por ejemplo, que se trasladen a tal lugar, o no ir a tal sitio, o comenzar la guerra tal día, o no comenzar una guerra, o construir tal muralla, o no construirla; es nuestro deber obedecerle, y el que no lo hace, desde los cielos será penado, tal como dice: “y será que el hombre que no escuchare Mis palabras, lo que él hablare en Mi Nombre, Yo lo demandaré de él” (Deuteronomio 18:19). así también, si un profeta que ya fue confirmado como tal, nos encomendara transgredir uno o varios de los preceptos de la Tora, en forma momentánea, ya sean de los más leves o de los más graves, es nuestro deber obedecerlo, pues así estudiamos de los antiguos sabios quienes lo recibieron inequívocamente: “cualquier precepto que te ordenara el profeta transgredir, tal como Eliahu en el Monte Carmel, escúchalo, a excepción de la idolatría, y lo obedecemos siempre y cuando se trate de un incumplimiento temporal, como el caso de Eliahu en el Monte Carmel, en el que ofreció una ofrenda fuera [del Templo de Jerusalem]; y en Jerusalem se encontraba el lugar designado [para elevar las ofrendas y holocaustos] y todo aquel que ofrenda fuera de aquel lugar es pasible de pena, [no obstante] por tratarse de un profeta, es un deber obedecerlo, sobre esto fue dicho: “a él deberás escuchar” (Deuteronomio 18:15) y si [hipotéticamente] le hubiésemos preguntado a Eliahu: “¿transgrediremos lo escrito en la Tora: ‘Cuídate, no sea que ofrezcas tus holocaustos en cualquier lugar’”? (Deuteronomio 12:13) nos hubiese contestado: “ese versículo se refiere al que sacrifique en forma permanente fuera [del lugar designado para ello] es pasible de pena, tal como encomendó Moshé mas yo ofrendaré fuera [de aquel lugar] por orden de Dios para humillar a los falsos profetas”. De esta manera si nos encomendara cualquier profeta transgredir momentáneamente, es nuestro deber acatarlo. Empero, si nos especifica que dicha violación [es de ahora en más] para siempre, [dicho profeta] tiene la pena capital, pues la Tora nos advirtió: “para nosotros y nuestros hijos para siempre” (Deuteronomio 29:28).
Por lo tanto, Barak no desobedece la profecía que ella le dijo, sino que el motivo por el cual Barak quiere que Deborá vaya con él es para que de esa manera los hombres se atrevan a salir a luchar contra Siserá y sus carros de guerra, y se convenzan que Dios estará con ellos y entregará a sus enemigos en sus manos.
Es por eso que Deborá no bajó luego con él a la guerra, sino que le dijo que baje, pues entendió que el objetivo era solo para disuadir a los guerreros que vayan tras Barak.
Jueces 4
Versículo 9
Versículo 9: Y ella dijo: Ir, iré contigo; mas de nada te servirá, pues no tendrás honor por el camino en que vas; porque en mano de una mujer entregará el Eterno a Siserá. Y levantóse Débora y fue con Barak a Kedesh. Deborá le responde categóricamente a Barak que ella irá con él.
Ir, iré contigo Tanto a Kedesh para convencerlos, como al también irá con él hasta el monte Tabor en donde se verán las caras con Siserá y sus 900 carros de hierro.
Pues él es el jefe del ejército y ella obedecerá lo que le ordene. En otras palabras, le está infundiendo a Barak seguridad y confianza; él es el comandante, él debe ordenar y todos cumplirán sus órdenes. Para que un ejército triunfe, hace falta disciplina militar, y para que haya disciplina, hace falta alguien fuerte, decidido y firme que de las órdenes y lleve a los guerreros hacia adelante con bravura, con coraje, convencimiento y valentía.
Lo segundo que le insinúa Deborá es que, si no va a actuar así, si no está decidido y busca apoyo de otros y que convaliden su poder, entonces no va a tener demasiado honor, éxito o gloria su liderazgo; pues para reunir al ejercito precisó el apoyo de una mujer (Deborá) y la que finalmente eliminará a Siserá, será una mujer, (Yael), entonces, ¿qué mérito tendrá él?
Lo tercero que le comunica, es que no deben temer, pues el gran y poderoso Siserá, será derrotado, no por guerreros o soldados, sino por una mujer, es decir, Barak cree que los hombres de guerra no irán con él por temor a Siserá, ella le dice que no deben tenerle miedo, pues, una vez que Dios lo entregue, hasta una mujer lo derribará a tierra.
mas de nada te servirá ésta expresión que utiliza Deborá, es la misma que utilizaron los hombres que había enviado Moshé para espiar la tierra de Cnaan. Ellos dijeron (Debarim 13:28): mas de nada nos servirá, pues poderoso es el pueblo que habita esa tierra… En otras palabras, Deborá le insinúa a Barak que está yendo por el camino de aquellos espías, que no confiaron en lo que Dios le dijo que entregaría a esos pueblos en sus manos…
Y levantóse Débora y fue con Barak También aquí utiliza dos verbos: levantóse y fue tal como al principio del versículo que dijo: Ir, iré Tanto a Kedesh, como también al monte Tabor.
Jueces 4
Versículo 10
Versículo 10: Y convocó Barak a Zebulún y a Naftalí en Kedesh, y subieron tras él diez mil hombres, y Débora subió con él. Los convocó por intermedio de mensajeros, para que acudan de todas partes y se reúnan allí con él, en Kedesh.
Kedesh, quedaba bastante lejos de donde el enemigo se encontraba, por lo tanto, era un lugar seguro para juntar y organizar las tropas.
El versículo nos recalca que subieron tras él diez mil hombres , los hombres subieron tras él, y no por Deborá, es decir, le creyeron a Barak y no hacia falta que Deborá los convenza.
Literalmente el versículo dice: y subieron tras sus pasos diez mil hombres con esto nos detalla otro punto más: ellos van a pie, tras los pasos de Barak, no tienen caballos, es un ejército de apenas diez mil hombres a pie, que va a enfrentarse con 900 carros de guerra, tres mil caballos y una multitud de soldados…
Débora subió con él cumplió lo que le había dicho, no solo lo acompañó a reclutar a los hombres en Kedesh, lejos del enemigo, sino que también, fue con él hasta el monte Tabor en donde sería visible para Siserá.
Monte Tabor y parte del valle de Izreel
Jueces 4
Versículo 11
Versículo 11: Y Jeber, el Kiní, de los hijos de Jobab suegro de Moshé, se había apartado, y puesto su tienda hasta el valle de Zaananim, que está junto a Kedesh. El pueblo de los Kinim, eran un pueblo nómade. Eran pastores pacíficos, no eran guerreros ni saqueadores del desierto, no tenían un rey, sino que se sometían al rey de ese lugar y mantenían una posición de neutralidad en todo conflicto o guerra.
Antes en 1:16 había dicho: Y los hijos de Kiní, suegro de Moshé, subieron de la ciudad de las palmeras hacia los hijos de Yehudá, al desierto de Yehudá, que está al sur de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. Jeber, pertenecía a ese pueblo y por algún motivo, tal vez en busca de mejores pasturas para su rebaño, decide apartarse de sus hermanos y traslada sus tiendas junto con el ganado a tierras más al norte. Por ser que el límite entre Yabín, rey de los Cnaanim y los hijos de Israel era una zona abandonada por ambos pueblos, pues era conflictiva, Jever aprovecha esas tierras con abundancia de pastura para su ganado y por ser él neutral se instala en ese sitio sin temor a ser atacado por uno u otro bando. Cuando ve que Siserá es derrotado, decide ayudar a Israel que es el que dominará esas tierras.
Tal vez toda esta decisión de Jeber, fue guiada por la providencia Divina y así lograr que Yael esté en el lugar justo para matar a Siserá, tal como antedijo Deborá: porque en mano de una mujer entregará el Eterno a Siserá
Antepone esto en medio del suspenso del relato de la guerra contra Siserá y los carros de guerra, pues es necesario para entender por qué la tienda de Yael, esposa de Jeber, está cerca del campo de batalla desde donde huirá Siserá.
Jueces 4
Versículo 12
Versículo 12: Y le fue dicho a Siserá que Barak hijo de Abinoam había subido al monte Tabor. Siserá toma conocimiento que Barak, hombre fuerte y líder, se posicionó junto con 10.000 hombres en el monte Tabor. Definitivamente esto no es un hecho rutinario de esa zona, esto es una actitud amenazante y desafiante al poder Cnaaní, que era el amo y señor del valle de Izreel desde antes de Yehoshua.
Jueces 4
Versículo 13
Versículo 13: Y convocó Siserá todos sus carros, novecientos carros de hierro, con todo el pueblo que con él estaban, desde Jaroshet Goim hacia el arroyo de Kishón. Ante esta actitud desafiante de Barak y sabiendo que solo cuenta con diez mil soldados a pie, Siserá se siente seguro y fuerte como para enfrentarlo y en caso que Barak se atreva a descender del monte e ingresar en el valle de Izreel, entonces Siserá le daría una buena lección para que Israel no se atreva a levantar cabeza contra los Cnaanim que allí habitaban.
Siserá toma una decisión apresurada, ansioso y entusiasmado decide salir al encuentro de Barak, y lo hace con todos sus carros de guerra y toda su gente, sin siquiera consultar con Yabín su rey, pues considera que será una batalla fácil y rápida, cuando lo lógico hubiera sido que envíe a una parte de su ejército y caballería, pues eran solo un puñado de hombres a pie, que tal vez no se atreverían a bajar al valle.
Si bien Siserá sabe que sus carros de hierro no sirven para luchar en las montañas, lo primero que hace es poner a su fuerza de combate en el valle, para que Barak no se atreva a bajar del monte. Tal como sucede con cualquier ejército, cuando detecta movimientos del enemigo hacia su territorio, lo primero que hace un buen comandante es mandar a su infantería a la frontera, para que el enemigo no se atreva a pasarla.
Podríamos preguntarnos: ¿Para qué congrega a todo su ejército junto al río? Para entender el accionar de Siserá, y así ver cómo se cumplen los recónditos pensamientos Divinos, debemos recordar que contaba con 900 carros que cada uno era tirado por 3 o 4 caballos, eso quiere decir que tiene unos 3.000 caballos. Comida no les iba a faltar, porque el valle es muy fértil y lleno de pasto para los animales, pero tal como dijimos antes, los caballos precisan beber bastante agua por día, por eso es que decide establecer su campamento cerca del río Kishón, que estaba en la parte sur del valle, pues le proveería agua suficiente para su caballería.
Siserá mordió el anzuelo, cayó en la trampa que Dios le tendió, tal como había dicho Deborá: Y Yo atraeré hacia ti a Siserá, capitán del ejército de Yabín, al río Kishón, con sus carros y su multitud, y lo entregaré en tus manos .
No obstante, Siserá era un militar de carrera y con experiencia, no iba a dejar el resto del valle sin defensa y exponerse a que Barak le presente batalla desde el monte Tabor en el lado norte y que las tribus del sur (Issajar y Menashé) acudan en ayuda de Barak y sea atacado por la espalda, para evitar eso, Siserá convoca al resto de los hombres Cnaanim de la zona para que le cubran la retaguardia en caso de un ataque de las tribus del sur; tal como dice en el cántico de Deborá en 5:19 Entonces pelearon los reyes de Cnaan En Tanaj, junto a las aguas de Megido.
Jueces 4
Versículo 14
Versículo 14: Y dijo Débora a Barak: Levántate; porque este es el día en que el Eterno ha entregado a Siserá en tus manos. ¿Acaso no ha salido el Eterno delante de ti? Y Barak descendió del monte Tabor, y diez mil hombres fueron en pos de él. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué Deborá debe decirle a Barak lo que hacer? Como antes mencionamos, Barak era un hombre valiente e instruido en el combate, seguramente no precisaba que Deborá le indique cómo guerrear.
El texto aquí es muy escueto y no nos proporciona demasiados detalles de cómo fue derrotado Siserá ni cómo Barak se lanza a un ataque que pinta tan desproporcionalmente desfavorable para él y sus hombres.
Para pode entender lo que pudo haber ocurrido hay que conocer esa zona personalmente. Se trata de un valle plano, que se extiende unos 20 kilómetros de este a oeste, rodeado de montañas al norte, al sur y al este. Su única salida abierta y por donde escurre el agua, es hacia el oeste, principalmente por medio del río Kishón hacia el mar Mediterráneo.
El monte Tabor es una prominencia abrupta y alta que sobresale marcadamente en el valle. Está localizado en la Baja Galilea, al este del valle de Izreel, 17 kilómetros al oeste del lago Kineret. Su altura es de 575 metros por sobre el nivel del mar, y se eleva a 400 metros con respecto a su entorno. Su cumbre se destaca desde lejos.
Posiblemente este combate habrá tenido lugar en la primavera, una vez que ya ha acabado la época de las lluvias, o en otoño antes que comience la temporada de lluvia.
Me ha tocado estar de excursión en la cima del monte Tabor, cuando de pronto comenzó a soplar viento desde el mar y en una hora el cielo estaba cubierto de nubes bajas y grises que atravesaban el valle empujadas por el viento húmedo del mar. Al estar en la cima del monte, podíamos ver las nubes que corrían debajo nuestro mientras que la cima del monte estaba despejada. Ya era el atardecer y comenzaba a oscurecer, el clima desmejoraba, pero como ya estaba oscuro, pudimos divisar cómo debajo de las nubes brillaban los relámpagos y se escuchaban los truenos, mientras que desde donde estábamos nosotros, en la cumbre de monte, el cielo estaba relativamente despejado. Pudimos imaginarnos, que abajo en el valle, se estaba desatando una lluvia feroz. Era como ver una tormenta desde un avión arriba de las nubes.
Probablemente esto es lo que sucedió en aquella época con Barak y Deborá. Seguramente Siserá no saldría al valle a una guerra en época de lluvias, pues los carros se estancarían en el lodo del suelo del valle mojado. Por eso, es de suponer que esta batalla ocurrió en primavera o en otoño, (en Israel la temporada de las lluvias es en el invierno boreal, entre noviembre y marzo) y Siserá se sintió seguro de salir al combate, confiado en que no llovería y sus carros no correrían peligro.
Este es el milagro que Dios obró por ellos, e hizo llover, a pesar que no es muy frecuente en esa época. Imaginemos ahora la situación del campamento del ejercito de Siserá. Posiblemente esté anocheciendo o de madrugada que es cuando sopla más el viento en esa zona. De pronto comienza un fuerte chaparrón, con relámpagos, truenos y mucha agua que comienza a embarrar el terreno. Todo aquel que tiene experiencia con equinos sabe que los rayos y truenos asustan a los caballos. Más aun, no olvidemos que los carros son de hierro, y este material atrae a los rayos…
Seguramente el escenario era caótico, caballos asustados, relinchando y pateando para liberarse, corriendo desenfrenadamente para todos lados, arrastrando los carros de guerras que estaban blindados y con cuchillas alrededor de sus ruedas para causar mayor daño a los enemigos de a pie. Ante esta situación, los soldados empapados, tratan de sacarse sus armaduras y escudos para bajar de los carros, dejando sus armas y tratando de calmar a los caballos, algunos serán descuartizados por algún carro que corre fuera de control arrastrados por caballos desenfrenados.
Para colmo, grandes piedras de granizo del tamaño de un huevo, comienzan a caerles desde el cielo y como si todo eso fuera poco, los rayos pegando contra algún carro de hierro, haciendo una matanza alrededor… Pero hay algo más, a causa del fuerte aguacero, el agua empieza a escurrir por el río Kishón, que sale de su cause y comienza a inundar la zona. Hombres, caballos y carros de guerra, comienzan a hundirse en el lodo que les dificulta moverse.
Es lo que dice Deborá en su cántico 5:21 Barriólos el torrente de Kishón … se destrozaron entonces las pezuñas de los caballos, por las arremetidas y por los brincos
Si bien este relato puede resultar sacado de una fábula, es precisamente lo que cuenta Flavio Josefus, que una fuerte tormenta se desató aquel día, tomando por sorpresa a los soldados Cnaanim, los cuales perdieron el control de sus caballos y las ruedas de sus carros se hundieron en el lodo y sobre ese campamento, descendió un pavor abismal, que se apresó de ellos y salieron huyendo apenas vieron a los soldados de Barak, pero sus carros se empantanaban más y más en el lodo. Tal como sucedió con los egipcios en el mar Rojo, cuyos carros se destruyeron en el lodo del mar y dijo Egipto: desolados estamos, a causa de Israel, huyamos pues Dios lucha por ellos. (Shemot 14:24)
Mientras, en la cima del monte Tabor, Barak y sus hombres, están durmiendo en sus tiendas, bien secos y ajenos a toda esa tormenta que ocurre en el valle, solamente escuchan los truenos, pero nada fuera de lo normal…
Ajenos a todo lo que abajo ocurre, lo lógico para los estrategas militares, hubiera sido quedarse en la cima del monte y esperar a que Siserá intente subir y entonces atacarlos desde arriba, sin exponerse a los carros de hierro. Es allí en donde Deborá surge y le dice a Barak : Levántate; porque este es el día en que el Eterno ha entregado a Siserá en tus manos. ¿Acaso no ha salido el Eterno delante de ti?
Barak y sus hombres miran hacia abajo y no pueden ver nada por las nubes que están bajo ellos, pero obedecen el mandato de la profetiza y descienden prestos a la guerra. La tormenta está amainando, amanece y cuando descienden por la ladera y quedan debajo de las nubes, los rayos del sol les dejan ver un escenario caótico, soldados heridos y muertos por los rayos, carros rotos, caballos corriendo sin control y hombres Cnaanim corriendo, empapados y enlodados para escapar de los caballos y las cuchillas de los carros.
Los guerreros de Israel, que bajan secos y con sus armaduras puestas, no dudan ni un instante y con gran estruendo se lanzan al combate. Lo que toma por sorpresa a los hombres de Siserá, que de por sí ya estaban en un estado de descontrol, lo que hace que salgan huyendo despavoridos como pueden, mientras los soldados de Barak acaban con ellos fácilmente.
Carros de guerra y caballos empantanados mientras el enemigo los ataca
Otro mensaje que podemos aprender es que cuando dice: Y dijo Débora a Barak: Levántate; porque este es el día en que el Eterno ha entregado a Siserá en tus manos. ¿Acaso no ha salido el Eterno delante de ti? Deborá le quiere insinuar a Barak una lección: no debe quedarse esperando a que Dios obre por él un milagro, debe ser al revés. Es él que debe tomar la iniciativa y salir a pelear las batallas de Dios. Es por eso que le había dicho: pues no tendrás honor por el camino en que vas; Mientras que Yael, que no estaba involucrada en la guerra, ni recaía sobre ella la obligación de salvar a Israel, etc. ella se esfuerza y se sobrepone y actúa, sin que Dios le haga ningún milagro. Es por eso que se extiende más en el relato de Yael que en el de la guerra que Dios hizo.
Jueces 4
Versículo 15
Versículo 15: Y el Eterno desbarató a Siserá, y a todos sus carros y a todo su campamento, a filo de espada ante Barak: y Siserá descendió de su carro, y huyó a pie. Abarbanel explica que cuando dice: a filo de espada ante Barak se refiere a que los hirió, antes que llegue Barak (en hebreo se utiliza la misma palabra: LIFNE para significar: ante, o antes) Pues tal como explicamos, los carros de hierro que poseían todo tipo de cuchillas a sus costados para descuartizar a los enemigos de a pie, en ese momento eran arrastrados por los caballos que corrían sin control, asustados y herían a todos a su paso. Además, los rayos de la tormenta eran atraídos a por el hierro de los carros, lo que causaba una gran mortandad con cada rayo.
Si bien hubiera sido más rápido para Siserá, huir a caballo o montado en un carro de guerra, el problema es que, como antes dijimos, el terreno estaba completamente embarrado, lo que dificultaba a los carros moverse, pues las ruedas se hundían en el lodo, además los caballos estaban descontrolados por el susto de la tormenta eléctrica y los truenos. Es por eso que Siserá se da cuenta que lo mejor es huir a pie. Y lo hace en dirección opuesta a donde se dirigen sus soldados. Pues su ejército, que estaba apabullado y huyendo hacia el sur, lo que pretendían sus guerreros es volver a toda prisa a su ciudad: Jaroshet Goim que estaba fortificada. Siserá sabía que Barak los iba a perseguir a toda prisa e impedirles ingresar a la ciudad, es por eso que escapa hacia el otro lado, hacia el norte.
Jueces 4
Versículo 16
Versículo 16: Mas Barak persiguió a los carros y al ejército hasta Jaroshet Goim, y todo el ejército de Siserá cayó a filo de espada, hasta no quedar ni uno. Es interesante notar que está escrito que Barak persiguió No dice que luchó, sino que lo único que le quedó por hacer es perseguir al enemigo que ya había sido apabullado por Dios.
La caballería de Siserá, que aún quedaba en pie, huía desesperada para llegar y protegerse dentro de las murallas de su ciudad, pero para llegar a ella debían cruzar el río Kishón, que estaba completamente desbordado a causa de la lluvia torrencial y hacía imposible poder vadearlo, peor aun con los carros de guerra. Pero ante la desesperación y teniendo a los hombres de Barak persiguiéndolos por detrás, no tenían otra chance que arrojarse al agua e intentar cruzarlo como sea posible. Es por eso que no midieron los riesgos y terminaron todos arrastrados por las aguas, guerreros, caballos y carros de guerra. Es lo que dice en el cántico de Deborá en el próximo capítulo versículo 21: Y los barrió el torrente del Kishón .
Daat Mikra sostiene que lo más probable es que muchos hombres del resto de los reyes Cnaanim que acudieron en ayuda de Siserá confiando en el triunfo y con la esperanza de repartir el botín de guerra, también ellos murieron arrastrados por las aguas mientras que otros lograron refugiarse en las ciudades fortificadas mientras eran interceptados por los guerreros de las tribus del sur (Issajar y Menashé) tal como dice en el cántico de Deborá en 5:19 Entonces pelearon los reyes de Cnaan En Tanaj, junto a las aguas de Megido.
Jueces 4
Versículo 17
Versículo 17: Y Siserá huyó a pie a la tienda de Yael mujer de Jeber el Kiní; porque había paz entre Yabín rey de Jatzor y la casa de Jeber el Kiní. Tal como antes dijimos en versículo 11: Jeber, pertenecía al pueblo Kiní y buscando mejores pasturas para su rebaño, traslada sus tiendas junto con el ganado a tierras más al norte. Por ser que el límite entre Yabín, rey de los Cnaanim y los hijos de Israel era una zona abandonada por ambos pueblos, pues era conflictiva, Jever aprovecha esas tierras con abundancia de pastura para su ganado y por ser él neutral se instala en ese sitio sin temor a ser atacado por uno u otro bando. Cuando ve que Siserá es derrotado, decide ayudar a Israel que es el que dominará esas tierras. Es por eso que en este versículo describe a Yael como esposa de Jeber.
Jueces 4
Versículo 18
Versículo 18: Y salió Yael al encuentro de Siserá, y le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no temas. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta. Yael al ver que Siserá viene solo, completamente agotado de tanto correr, inmediatamente capta la situación y sabe que Siserá ha sido derrotado, seguramente ella vio pasar a Barak con sus diez mil hombres hacia el valle de Izreel que era la zona de los Cnaanim. Y al ver ahora a Siserá tan desorientado, le insiste para que se esconda en su tienda. Probablemente su marido Jeber estaba pasteando al ganado en zonas alejadas de donde tenía su tienda, es por eso que Yael es la que sale al encuentro de Siserá y no Jeber.
Jueces 4
Versículo 19
Versículo 19: Y él le dijo: Ruégote me des de beber un poco de agua, pues sediento estoy. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo cubrió. Si bien él pidió agua, ella le ofrece leche, pues ésta tiene un efecto somnífero.
La primera vez que dice que lo cubrió con la manta, en el versículo anterior, fue para ocultarlo y que se sienta seguro que nadie lo iba a ver. Tal como había hecho Rajab con los espías que envió Yehoshua que los escondió para que no los descubran. La segunda vez, en este versículo, luego que se destapó para beber, lo vuelve a cubrir bien para que nadie note que está allí. Esto hizo que Siserá se sienta seguro y protegido, de esa manera no sospechó de ella.
Jueces 4
Versículo 20
Versículo 20: Y él le dijo: Párate en la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí algún hombre? Tú responderás que no. Es de notar el cambio en la manera de hablar de Siserá. En el versículo anterior, es mucho más delicado: Ruégote me des de beber , ahora que se siente más seguro, es más grotesco y le da órdenes a Yael: Párate en la puerta
Hay comentaristas que dicen que la propia boca de Siserá fue la que lo traicionó, pues él dijo: ¿Hay aquí algún hombre? Tú responderás que no , es decir, ya no había un hombre allí… ya estaba muerto.
Jueces 4
Versículo 21
Versículo 21: Y Yael, mujer de Jeber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo el mazo en su mano, vino a él calladamente, y le clavó la estaca en su sien, y cayó a tierra; y él estaba cansado y dormido; y murió. ¿Por qué no lo mató con la misma espada que tenía Siserá o con un cuchillo? Probablemente Siserá habrá dormido aferrado a su arma, cosa de levantarse inmediatamente a defenderse en caso de peligro. Por otro lado, el que se encargaba del faenamiento y degollar a los animales era Jeber, por lo tanto, no disponía Yael en su tienda de cuchillos filosos.
Nos dice que puso el mazo en su mano, no solamente para describirnos la acción física que ocurrió, sino también para recalcar el esfuerzo emocional que debió hacer Yael para tomar coraje y valentía para matar a Siserá.
y le clavó la estaca en su sien, y cayó a tierra La que cae a tierra es Yael, vemos que no era una mujer acostumbrada a la guerra o a matar. Queda tan extenuada de la acción que hizo y de la fuerza con que lo golpeó que cayó a tierra
y él estaba cansado y dormido; y murió La primera parte del versículo relata la acción que está centrada en Yael y nos la relata desde el punto de vista de ella. Luego, al final, nos habla desde el punto de vista de Siserá y cómo fue que no se dio cuenta de lo que sucedía y no se defendió.
Jueces 4
Versículo 22
Versículo 22: Y Barak perseguía a Siserá, Yael salió a su encuentro, y le dijo: Ve, y te mostraré al hombre que tú buscas. Y él vino hacia ella, y he aquí Siserá yacía muerto con la estaca en la sien. Si bien en el versículo 16 nos dice: Mas Barak persiguió a los carros y al ejército hasta Jaroshet Goim , Barak, como todo soldado, sabía que para infligir al enemigo una derrota aplastante, debían matar a su líder o jefe. Es por eso que Barak buscaba empecinadamente a Siserá, a pesar que ya todo el ejercito Cnaani estaba destrozado y vencido.
Cuando Barak, que perseguía a los carros de guerra hacia el sur, se percata de que Siserá no está entre ellos, o tal vez algún soldado enemigo capturado le dijo que Siserá huyó hacia el otro lado, entonces Barak enfila para el norte en búsqueda de Siserá, y llega hasta la tienda de Yael.
Ella está afuera de su tienda, como mujer, está aterrada, ella no es un hombre de guerra, todavía está consternada por haber tenido que matar a Siserá. Es por eso que cuando ve a lo lejos a Barak y le dice: Ve y te mostraré , y no dice: Ven y te mostraré, pues ella ya no se atreve a entrar a la tienda en donde hay un hombre muerto allí. Yael es una mujer y conserva la delicadeza femenina, no es un hombre de guerra, fornido y acostumbrado a matar.
Jueces 4
Versículo 23
Versículo 23: Así sometió Dios aquel día a Yabín, rey de Cnaan, ante los hijos de Israel. Por ser que la fuerza y el poderío de un rey son sus guerreros y su jefe de ejército, Al ser derrotado Siserá, también su rey, si bien no fue muerto, ya queda completamente debilitado y debe someterse. De esta forma, Dios no solamente entregó a Siserá en manos de Israel, sino también a Yabín, rey de los Cnaanitas.
Jueces 4
Versículo 24
Versículo 24: Y la mano de los hijos de Israel se fue fortaleciendo cada vez más contra Yabín rey de Cnaan, hasta que lo destruyeron. Dice que luego lo destruyeron, porque si bien mataron a Siserá, Yabín se encontraba en su ciudad que era bien al norte, dentro del territorio de Líbano, es por eso que de a poco fueron acercándose hasta su ciudad real, y por ser que ya no disponía casi de ejército, pudieron finalmente acabar con él.